Los dinosaurios mediáticos del mundo árabe
“La reunión de los dinosaurios mediáticos árabes”. Así es como se refieren muchos internautas árabes al encuentro celebrado entre el 25 y el 27 de diciembre en Bahréin. Se trata de la Conferencia de la Federación de Agencias de Noticias Árabes, una buena muestra del abismo que se ha abierto entre la información que interesa a los ciudadanos y el mundo paralelo en que viven grupos mediáticos instalados en otra época, tanto en forma como en contenido. Y qué mejor lugar para este encuentro que Bahréin, donde la narración de las protestas que se viven contra el gobierno de los Khalifa desde principios de 2011 es sistemáticamente ignorada y boicoteada por los medios oficiales.
La información como arma
Según la Agencia de Noticias de Bahréin, la conferencia pretendía abrir un debate sobre formas de contribuir al desarrollo de las agencias de noticias árabes para que se mantengan al día de los rápidos cambios tecnológicos. En su discurso de apertura la anfitriona bahreiní, la Ministra de Información Samira Rajab se centró en “las falacias que se vierten a diario sobre Bahréin” y alertó de la “irrupción de miles de agencias de noticias populares a través de Internet y redes sociales, que ha puesto a las agencias oficiales en situaciones bochornosas”. Rajab añadió:
“La información se ha convertido en un arma más peligrosa que antes, por tanto los gobiernos necesitamos hacer uso de estas armas para apoyar el desarrollo de nuestros países frente a los desafíos internacionales”.
El Príncipe de Bahréin, Khalifa bin Salman Al Khalifa, por su parte resaltó la importancia de trabajar en la unificación del discurso mediático “frente a las campañas difamatorias y separatistas contra la nación árabe.”
Es el discurso habitual en unos medios anclados en un estilo autoritario, que se refieren a Internet como un enemigo y califican de manipulación cuanto se sale de sus versiones oficiales. Según el periodista de The Guardian Brian Whitaker, “estas agencias son uno de los últimos bastiones de un modo arcaico de hacer periodismo que habla desde un tono autoritario y una ausencia casi absoluta de credibilidad.”
El control de los medios de comunicación en la región de Oriente Medio y Norte de África, dominada por gobiernos represivos, no es novedad. Lo que sí es nuevo es la emergencia de una respuesta ciudadana a ese control, que es contestado a diario por los contenidos que se comparten y difunden utilizando los canales y plataformas de Internet. Por poner un ejemplo de los más recientes, las manifestaciones que sacuden Kuwait desde finales de octubre.
Mientras los canales estatales ignoraban las protestas y las cargas policiales contra manifestantes desarmados, las redes sociales kuwaitíes, en especial a través de Twitter, se llenaban de imágenes y testimonios tomados a pie de calle y compartidos al momento. En palabras del activista kuwaití Naser AlAbduljalil, “utilizamos Twitter para informarnos de lo que sucede en un momento en que la televisión y radio nacionales emiten falacias y manipulaciones para distraer la atención de las demandas e inquietudes de la población”.
Una brecha en aumento
La brecha entre medios controlados por el gobierno y narrativas ciudadanas es dramática en casos como el de Siria o Bahréin, donde el acceso de la prensa internacional está restringido y la represión contra quienes se hacen eco de la violencia institucional es feroz. La batalla por el control de la información es en estos países una extensión de la guerra que libran los gobiernos contra sus ciudadanos desde hace años, y en especial desde el inicio de los levantamientos populares en la región. El cuestionamiento abierto de estos gobiernos ha ido acompañado de la pérdida de la frágil credibilidad de las agencias estatales, al romperse un monopolio mediático de décadas.
Quizás el ejemplo más extremo es el de Siria, donde sus canales oficiales son constantemente objeto de burla por lo delirante de sus comunicados y reportajes. Entre los más comentados, el programa en el que una reportera de AlAkhbaria, el canal de noticias sirio, se refería a las manifestaciones que sacudían el país explicando que “la gente se echa a la calle porque llueve, ya que a los sirios les encanta la lluvia.” Otra de las imágenes ampliamente compartidas en redes sociales muestra una foto de un plátano sobre el que aparece escrito “esto es una manzana”, con el logo de Addunia dibujado en la parte inferior.
En referencia al empeño que ponen las agencias de noticias árabes en su construcción de una realidad al margen de la que se vive sobre el terreno, Whitaker bromeaba en su blog con la posibilidad de que se concediese a Sana, otro de los canales estatales sirios, el premio que se entrega durante la conferencia a la mejor agencia árabe, “aunque sea por su perseverancia en tratar de presentar un aire de normalidad frente a lo que describen como ”los eventos recientes que vive el país“.
La 40ª edición de la Conferencia de la Federación de Agencias de Noticias Árabes, muestra, un año más, la incapacidad de los gobiernos autoritarios de la región de reconocer que sus problemas mediáticos son fruto de la distancia ciudadana con sus políticas. Una distancia que parece insalvable y que irá en aumento mientras los portavoces oficiales debaten cómo mejorar sus medios de comunicación de espaldas a los intereses de la ciudadanía.