Kibera, un suburbio de Nairobi (Kenia), es el barrio marginal más grande de África y el hogar en el que se estiman viven de 350.000 a 1 millón de personas.
La elevada densidad, la deplorable higiene y la falta de agua limpia y drenaje incrementan significativamente el riesgo de propagación de enfermedades.
Hace un año, Médicos Sin Fronteras abrió una nueva clínica en un arrabal donde el 58% de sus habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza y tiene dificultades para acceder a los servicios básicos
A cinco kilómetros al suroeste del centro de Nairobi, Kibera es un mar de barro y barracas de chapa. Kibera está gravemente superpoblada y sufre una grave falta de sistemas de saneamiento. Fotografía: Phil Moore
A cinco kilómetros al suroeste del centro de Nairobi, Kibera es un mar de barro y barracas de chapa. Kibera está gravemente superpoblada y sufre una grave falta de sistemas de saneamiento. Fotografía: Phil Moore
Un hombre acarrea su mercancía a través del suburbio. La elevada densidad, la deplorable higiene y la falta de agua limpia y drenaje incrementan significativamente el riesgo de propagación de enfermedades. Los residentes del suburbio tienen un acceso extremadamente limitado a servicios de salud. Fotografía: Phil Moore
Un hombre acarrea su mercancía a través del suburbio. La elevada densidad, la deplorable higiene y la falta de agua limpia y drenaje incrementan significativamente el riesgo de propagación de enfermedades. Los residentes del suburbio tienen un acceso extremadamente limitado a servicios de salud. Fotografía: Phil Moore
Pacientes en la sala de espera de la clínica de MSF en el sur del suburbio. Más del 60% de las enfermedades presentes en los pacientes de Kibera están vinculadas a condiciones de higiene y saneamiento. Los residentes generalmente acuden para el tratamiento de la neumonía, enfermedades respiratorias, gastrointestinales, cutáneas y parásitos. Cada día, 500 pacientes acuden a este centro de salud. Fotografía: Phil Moore
Pacientes en la sala de espera de la clínica de MSF en el sur del suburbio. Más del 60% de las enfermedades presentes en los pacientes de Kibera están vinculadas a condiciones de higiene y saneamiento. Los residentes generalmente acuden para el tratamiento de la neumonía, enfermedades respiratorias, gastrointestinales, cutáneas y parásitos. Cada día, 500 pacientes acuden a este centro de salud. Fotografía: Phil Moore
“He venido para vacunar a mi hija. Soy una madre que vive con el virus del VIH desde 2008. En la clínica, donde me han ayudado a que mi bebé naciera libre del virus, he aprendido que ser VIH positiva no es el final de mi vida, que puedo dar a luz y hacer crecer a mi hija sana”, Caroline Ajiambo, 26 años sostiene a su bebé de seis semanas. Fotografía: Phil Moore
“He venido para vacunar a mi hija. Soy una madre que vive con el virus del VIH desde 2008. En la clínica, donde me han ayudado a que mi bebé naciera libre del virus, he aprendido que ser VIH positiva no es el final de mi vida, que puedo dar a luz y hacer crecer a mi hija sana”, Caroline Ajiambo, 26 años sostiene a su bebé de seis semanas. Fotografía: Phil Moore
Emily Adhiambo Orao, tiene 24 años está en tratamiento de tuberculosis multiresistente a los medicamentos (TB-MDR). “Vine por primera vez en diciembre. Estaba enfermo a menudo, tenía dolores de cabeza y fiebre y perdía peso cada día. Cuando me dijeron que tenía tuberculosis multiresistente pensé que iba a morir, pero el asesoramiento que me dieron en la clínica significó que puedo tener esperanzas en curarme”. Fotografía: Phil Moore
Emily Adhiambo Orao, tiene 24 años está en tratamiento de tuberculosis multiresistente a los medicamentos (TB-MDR). “Vine por primera vez en diciembre. Estaba enfermo a menudo, tenía dolores de cabeza y fiebre y perdía peso cada día. Cuando me dijeron que tenía tuberculosis multiresistente pensé que iba a morir, pero el asesoramiento que me dieron en la clínica significó que puedo tener esperanzas en curarme”. Fotografía: Phil Moore
Nancy Thairu (izquierda) y Grace Kinyua (derecha), ambas matronas de MSF, atienden a Mary Wambui (35) que acana de dar a luz a su quinto hijo, John Mutua. Las matronas comprueban que los bebés se adapten bien a lactancia materna, y se encuentren en buen estado antes de dar el alta a sus madres. Fotografía: Phil Moore
Nancy Thairu (izquierda) y Grace Kinyua (derecha), ambas matronas de MSF, atienden a Mary Wambui (35) que acana de dar a luz a su quinto hijo, John Mutua. Las matronas comprueban que los bebés se adapten bien a lactancia materna, y se encuentren en buen estado antes de dar el alta a sus madres. Fotografía: Phil Moore
Simon Otieno, de apenas cinco meses, sano y robusto, curiosea la báscula en la que se comprueba su peso. Cada semana, nacen 45 bebés en el centro. Dado que muchos de los habitantes de Kibera viven con VIH, la clínica proporciona cuidados a los recién nacidos para prevenir que contraigan el virus de sus madres. Fotografía: Phil Moore
Simon Otieno, de apenas cinco meses, sano y robusto, curiosea la báscula en la que se comprueba su peso. Cada semana, nacen 45 bebés en el centro. Dado que muchos de los habitantes de Kibera viven con VIH, la clínica proporciona cuidados a los recién nacidos para prevenir que contraigan el virus de sus madres. Fotografía: Phil Moore
Mercy Oluya, técnica de laboratorio, comprueba los niveles de inmunización en sangre en el laboratorio del centro. El diagnóstico precoz es fundamental para combatir enfermedades como la tuberculosis. Así, cuánto antes reciba un enfermo de tuberculosis un diagnóstico de la enfermedad y comience el tratamiento más posibilidades tendrá de curarse y antes dejará de ser potencialmente infeccioso. Fotografía: Phil Moore
Mercy Oluya, técnica de laboratorio, comprueba los niveles de inmunización en sangre en el laboratorio del centro. El diagnóstico precoz es fundamental para combatir enfermedades como la tuberculosis. Así, cuánto antes reciba un enfermo de tuberculosis un diagnóstico de la enfermedad y comience el tratamiento más posibilidades tendrá de curarse y antes dejará de ser potencialmente infeccioso. Fotografía: Phil Moore
“Cuando vine por primera vez no sabía que tenía hipertensión. Al principio pensé que el asma se me estaba yendo de las manos. El doctor me dijo que evitara al estrés por mi bien y por el de mis hijos”, Zainabu Achita. Zainabu recoge su medicación contra la hipertensión. MSF ha sido testigo de un aumento de las enfermedades no transmisibles en Kibera. Fotografía: Phil Moore
“Cuando vine por primera vez no sabía que tenía hipertensión. Al principio pensé que el asma se me estaba yendo de las manos. El doctor me dijo que evitara al estrés por mi bien y por el de mis hijos”, Zainabu Achita. Zainabu recoge su medicación contra la hipertensión. MSF ha sido testigo de un aumento de las enfermedades no transmisibles en Kibera. Fotografía: Phil Moore
La neumonía y las enfermedades respiratorias representan cerca del 40% de todas las consultas del proyecto de MSF en Kibera. En este tipo de barrios, las personas enfermas generalmente no pueden ser aisladas de sus familiares o vecinos. Fotografía: Phil Moore
La neumonía y las enfermedades respiratorias representan cerca del 40% de todas las consultas del proyecto de MSF en Kibera. En este tipo de barrios, las personas enfermas generalmente no pueden ser aisladas de sus familiares o vecinos. Fotografía: Phil Moore
Jackson Ashiono padece tuberculosis multiresistente a los medicamentos. Jackson nació en Kibera y continúa viviendo en el suburbio. Tuvo que dejar sus trabajos ocasionales cuando supo que tenía tuberculosis. “No sabía lo que era la tuberculosis multirresistente, el tratamiento no funcionaba y cada vez estaba peor. Ahora sigo un tratamiento gratuito contra esta forma de la enfermedad”. Fotografía: Phil Moore
Jackson Ashiono padece tuberculosis multiresistente a los medicamentos. Jackson nació en Kibera y continúa viviendo en el suburbio. Tuvo que dejar sus trabajos ocasionales cuando supo que tenía tuberculosis. “No sabía lo que era la tuberculosis multirresistente, el tratamiento no funcionaba y cada vez estaba peor. Ahora sigo un tratamiento gratuito contra esta forma de la enfermedad”. Fotografía: Phil Moore
Una joven sale con su bebé de la clínica de MSF. En Kibera, el número de mujeres que mueren al dar a luz es más del doble que la de cualquier otro lugar de Kenia. Aparte de los servicios que presta MSF en el barrio, no existen servicios maternos gratuitos en Kibera. Fotografía: Phil Moore