Un conductor atropella a 20 ciclistas en Porto Alegre el 25 de febrero de 2011. Cuatro años y pico después, esas 20 personas se convierten en 9.600 con “el evento sobre bicicleta y ciudad más grande de la Historia de la Humanidad” (así se anunció allí, yo confieso que no puedo negarlo ni confirmarlo). El Foro Mundial del la Bicicleta, FMB, nació en Brasil por ese atropello y ha celebrado su cuarta edición la semana pasada. Es la primera fuera del país de la cachaça. Y ha sido en Medellín, un lugar reconocido internacionalmente por su innovación social y urbanística pero donde la bicicleta, de momento, sigue siendo una excentricidad.
La verdad es que ha sido emocionante e inspirador vivirlos. Gente de todo el mundo (aunque con abrumadora mayoría latinoamericana) participando en conferencias. talleres, grupos de trabajo, paseos en bici, yoga para ciclistas, encuentros, presentaciones de libros, sesiones de cine y compartiendo ideas, inquietudes y saberes. Y llenando la ciudad de bicis y buen rollo. Un ambiente como de festival urbano de música sin ese aire de reunión para iniciados que tienen otros encuentros del ramo.
Como era imposible asistir a todo y tampoco tengo sitio aquí para contar siquiera lo que sí pude ver, voy a hacer un resumen de lo que más me puso. Lo primero, el llenazo de la sesión inaugural en el auditorio principal de la Caja de Madera de la Plaza Mayor, el recinto de ferias de Medellín. Allí Aníbal Gaviria, alcalde de la ciudad, anunció sus planes de movilidad a corto y medio plazo y prometió que en 2030 el 10% de los trayectos de la capital de Antioquía serán en bicicleta. Ya se puede poner a trabajar para conseguirlo porque allí los coches mandan y mandan mal.
Otro alcalde, éste ya ex, fue la estrella del rock del evento. La cola para entrar a ver a Enrique Peñalosa recordó a la expectación creada por la llegada de un Rolling Stone. El que fuera alcalde de Bogotá y posiblemente uno de los gobernantes de todo el mundo que más se la ha jugado en defensa de la movilidad en bicicleta cumplió con las expectativas. No es muy habitual escuchar a alguien de la alta política decir cosas como “vivimos amenazados de muerte” y señalar a los coches como el peligro. Ni añadir que “ninguna constitución del mundo incluye el derecho al estacionamiento”. Ni hablar de felicidad, espacio común, derechos e igualdad y hacerlo todo en un discurso duro y revolucionario en defensa de ciudades para las personas. Me perdí a Antanas Mockus, su antecesor y sucesor en el puesto y el iniciador de la transformación de Bogotá en los 90 pero también parece que convenció e inspiró al personal.
Me pareció emocionante escuchar y ver el trabajo de BLN Bike, una artista ecuatoriana que contó una historia, la suya, en la que la bici es primero herramienta de transformación individual que le ayudó a superar ruptura, duelo y depresión y que luego ella convirtió en inspiración artística con murales de arte urbano bien bacanos que va regalando por el mundo. Estupendo fue también escuchar a Peatónito, el superhéroe urbano del DF que lanzó una proclama por la unión de ciclistas y peatones en un mismo bando, el de la defensa del espacio y las ciudades para las personas. Fue interesante escuchar a Hillary Murphy, del Naciones Unidas, hablando de cómo la bici en África es inclusión, una solución frente a gravísimos problemas de seguridad, pobreza y género.
Estuvo muy bien Xavier Corominas, secretario técnico de la Red de Ciudades por la Bicicleta, promotor de las Vías Verdes y el otro español ponente, hablando de cómo seguir relacionando el coche y la gasolina con el crecimiento es un desastre y que la economía de la bicicleta existe y existirá más y mejor. Resultó revelador conocer y entender el trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y su programa de Ciudades Emergentes y Sostenibles. Y fue esperanzador ver cómo los muy atomizados colectivos ciclistas colombianos han empezado en estos días a tejer su propia BiciRed que seguro les hará estar más cohesionados y ser más poderosos interlocutores antes su administraciones.
Pero lo mejor, para el menda que escribe esto, fueron dos cosas. La primera, confirmar que el flujo de información no tiene por qué venir siempre de Copenhague y Ámsterdam, aunque hubiera representantes de sus embajadas de la bici en el foro. Ver cómo para problemas diferentes se pueden pensar soluciones distintas. No es igual lo que ocurre en una ciudad holandesa a lo que sucede en Bucaramanga o Tuxla Gutiérrez. Ni por desarrollo, ni por cultura cívica, ni por densidad, ni por estado del pavimento, ni por penetración del transporte público, ni por seguridad, ni por población... A veces repetimos los que vemos que hacen allá arriba de Europa y no está mal salir del hábito para ver que hay otros mundos con asuntos propios y bien peliagudos que necesitan creatividad, inteligencia y mucha más valentía en sus soluciones.
Y también fue bien rico asistir a (casi toda) la asamblea final, en la que se decidió la siguiente ciudad que acogerá el FMB. Un momento esencial en todo esto. El Foro es una iniciativa ciudadana hecha por y para los ciudadanos. Es horizontal, gratuito, autogestionado e independiente. Y quiere seguir siéndolo. Eso dio lugar en la asamblea a momentos intensos pero que son los que precisamente hacen especial a este evento. Por cierto, la ganadora de la votación del domingo fue finalmente Santiago de Chile. Ojalá nos veamos allá. Seguro que seguimos aprendiendo.
