Un blog de Juventud Sin Futuro pensado por y para los jóvenes que viven entre paro, exilio y precariedad. Si quieres mandarnos tu testimonio, escríbenos a nonosvamosnosechan@gmail.com.
Nuevo curso, viejas políticas
Soy Naamá, una estudiante de segundo de bachillerato en un instituto público de Madrid. Siempre he sido alumna de la educación pública y siempre he tenido la convicción de que es en ella en la que más hay que invertir, con el fin de proporcionar una educación gratuita, libre y de calidad para todas las personas.
Se nos pinta “la vuelta al cole” mucho más alegre de lo que es: nuevos materiales, nuevo uniforme, nuevos libros, nuevos compañeros y nuevos profesores. Sin embargo, lo que nos encontramos el primer día son los resultados de unos recortes impuestos por el PP que nos condenan a una educación pobre y dejada, a unos centros descuidados y a unas asignaturas que nos adoctrinan y nos preparan solo para pasar exámenes, para pensar más en el aprobado que en lo aprendido, que nos enseñan que lo importante son los resultados,y no el esfuerzo y empeño que pongamos en sacar un proyecto adelante, en lugar de dotarnos de herramientas y conocimientos que nos permitan desarrollarnos y crecer como personas, para llegar a ser seres capaces de pensar y reflexionar por nosotros mismos, con una capacidad crítica que nos permita construir nuestra propia vida y futuro.
Desde que empecé el bachillerato he podido darme cuenta de que las condiciones han ido empeorando poco a poco. La mala organización, la falta de presupuesto y el mal estado de las instalaciones y del material se han convertido en las características generales de la educación pública de este país.
En clase somos 35 personas aproximadamente y en ocasiones nos hemos visto obligados a sentarnos en el suelo por falta de sillas y de mesas. El material del instituto está prácticamente inutilizable, y por parte de las instituciones no nos proporcionan el material básico a quienes cursamos el itinerario de bellas artes. A su vez, para algunas asignaturas, es necesario tener material específico, y el precio de dicho material es extremadamente caro. Las malas condiciones de las instalaciones hacen que a menudo pasemos frío, que en los baños no haya luz o que siempre falte papel higiénico. La mala organización del instituto, condicionada entre otras cosas por la falta de medios y por los recortes en educación que se suceden año tras año, hace que tengamos que buscar aulas vacías, que tanto profesores como alumnos nos perdamos alguna clase por no saber el lugar en el que se da, o que los grupos aún no estén fijados.
Ademas de eso, se nota una brecha muy amplia entre los distintos bachilleratos: los bachilleratos de ciencias mal subsisten con el poco material que tienen en los laboratorios, mientras que los bachilleratos de artes no tenemos ningún tipo de material básico. Pareciera como si nuestras asignaturas tuvieran menos importancia. Indudablemente es positivo que las asignaturas de ciencia tengan los medios para poder desarrollarse, aunque, como hemos dicho, no son suficientes, pero ¿por qué no las de arte? Nos parece un síntoma más de una educación centrada en las asignaturas que pueden llegar a ser productivas económicamente, mientras que no se fomentan todas las disciplinas artísticas y creativas, que, sin embargo, aportan muchísimo al desarrollo cultural de la sociedad. Aunque, por otra parte, es bien sabido que los científicos, al acabar sus estudios, como los estudiantes de muchas otras disciplinas, se ven obligados a marcharse fuera del país para poder construirse un proyecto de vida digno.
A medida que las condiciones de la educación pública empeoran, también lo hace nuestra formación, nuestra capacidad de aprendizaje y nuestro deseo de estudiar. Cada vez más, tenemos la sensación de ser tratados como futuros robots que servirán a las empresas privadas, y no como personas jóvenes en proceso de crecimiento y de formación. A veces parece que se han olvidado de que el futuro somos nosotros. El Partido Popular lleva muchos años ingeniándoselas para obtener dichos resultados: una educación más pobre, vacía de valores, para formar una población ignorante y menos libre.
La situación actual de la educación, al igual que el de la sanidad y otros sectores, no esta así por casualidad, no tiene que ver con un fenómeno atmosférico o con una catástrofe natural irremediable. Tienen que ver con las políticas que encaminan a la privatización. Recortan el presupuesto para educación publica, la asfixian, dicen que la educación publica no funciona, que no es eficaz, que la gestión privada es mejor, y privatizan para repartirse el festín entre unos pocos, entre ellos y sus amigotes. Construyen en el imaginario colectivo la idea de que la educación privada o la concertada es mejor, creando así colegios e institutos de primera y de segunda, cuando la verdad es que no tienen ni media voluntad política en mantener la educación publica, pues no es rentable para ellos.
En definitiva, que es intolerable que haya gente que no puede costearse sus estudios, que es intolerable la precariedad que sufrimos en las aulas; que en democracia no puede haber ni una persona que no pueda estudiar si quiere en las mejores condiciones, y mucho menos que se trate el conocimiento como mercancía. Que les quede claro, que no somos rentables, que somos estudiantes.