¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.
¿Es el precio del medicamento un timo?
En 1900 la empresa Bayer descubrió que procesando las hojas del sauce se obtenía el ácido acetil salicílico, sin duda uno de los mejores medicamentos, al que llamó Aspirina; junto con otros, este acontecimiento fue el comienzo del recetario moderno, pasando de la utilización de plantas medicinales al extracto, y tras su modificación convertirlas en lo que hoy llamamos medicamentos.
Posteriormente y dado el gran valor de estos productos, el Estado como garante del derecho a la salud entendió la necesidad de participar en la financiación de su consumo, convirtiéndose en cliente/mediador del uso de los medicamentos. Esta circunstancia en términos de mercado es absolutamente inusual, porque convierte un derecho fundamental en una visión comercial donde intervienen tres actores: un vendedor, un cofinanciador y un consumidor.
Como consecuencia de convertir un derecho en un negocio, durante los últimos 40 años el gasto en medicamentos ha aumentado mucho más que el resto de los componentes que afectan al desarrollo económico de un país, y si en un principio cada fármaco aportaba una innovación, en tanto que el nuevo producto provocaba un efecto que no poseían los otros, en la actualidad lo que se venden son fundamentalmente pequeñas novedades que cambia algún detalle pero el efecto es prácticamente el mismo. La revista Prescrire publicó un informe el pasado año donde mostraba como sólo un 25% de los medicamentos aprobados en Francia aportaban un valor terapéutico añadido en comparación con los productos que ya estaban en el mercado.
En este escenario, cada vez con más frecuencia los pacientes/compradores y los gobiernos/financiadores se encuentran entre la espada y la pared a la hora de evaluar el beneficio/precio de un medicamento. Observamos que se venden medicamentos 80, 100 o 1000 veces más caros que otros de similares efectos para la mayoría de las enfermedades que dicen tratar o curar, y el marketing y/o las presiones, hace que se prescriban los más caros, incluso impidiendo su adquisición a muchas personas. Otras veces se asignan precios desorbitados a medicamentos esenciales como ha sido el caso de Sofosbuvir para curar la hepatitis C lo que pone en serios aprietos a algunos gobiernos para mantener el Estado de Bienestar, que deben reducir inversiones en otros recursos y en otras personas, o pedirlos prestados, para poder administrar tratamientos sobredimensionados de precio por la industria de forma especulativa, aprovechando que tiene un cliente cautivo. El criterio con el que se fijan los precios de los medicamentos permite márgenes de beneficios enormes para la industria que se fijan además de forma poco transparente.
Cada vez más voces se empiezan a pronunciar en contra de un modelo de estas características que, pone en riesgo la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario y no garantiza la inversión en aquellas enfermedades que suponen un mayor riesgo de salud pública. La campaña No Es Sano de la que la Organización Medico Colegial forma parte, persigue movilizar el compromiso político de los partidos por un cambio en el sistema de innovación y la incorporación de medidas concretas en sus programas electorales. Porque No Es Sano anteponer los beneficios económicos a la salud; porque No Es Sano especular con los medicamentos y porque No Es Sano investigar sobre enfermedades rentables.
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¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.