Los presupuestos para el 2013 de la Universidad de Barcelona podrían entrañar el despido encubierto de decenas de profesores. Aunque la Generalitat aún está pendiente de aprobar sus cuentas para el 2013, de las que dependen las universidades catalanas, en la UB ya manejan unas cifras aproximadas del recorte de la Administración en el sector con las que preparar sus presupuestos, que se aprobarán, según fuentes de la universidad, a finales de este mes de abril. Las medidas que prevé adoptar la UB para afrontar el nuevo ajuste del gasto público se plasmarán en la no renovación de los contratos de decenas de profesores lectores y asociados. Entre estos últimos, los que no acrediten dos de los últimos cuatro años de experiencia laboral externa.
De estos ajustes dio cuenta el Vicerrector de Profesorado de la UB, Manel Viladevall, en varias reuniones con la Junta del Personal Docente Investigador (PDI) y el comité de empresa de PDI laboral justo antes de Semana Santa, según fuentes sindicales presentes en los encuentros. De hecho, el Vicerrector ya venía avisando del recorte cuando, a finales de febrero, envió una carta a los decanos de las distintas facultades en la que informaba de que se adoptarían “criterios restrictivos” en la renovación de contratos de los docentes. Y también lo dejó entrever el propio rector, Dídac Ramírez, cuando adelantó en una entrevista en la SER que la universidad no descartaba despidos para contener el gasto y que incluso se habían planteado la venta de patrimonio.
Desde la Junta de PDI y el comité de empresa se oponen frontalmente a cualquier despido -o no renovación de contrato, en este caso- del personal docente, y lamentan que se trunque la “carrera académica” del profesorado lector precisamente cuando se encuentra “a las puertas de la estabilidad laboral”, en palabras de Antonio Madrid, presidente de la Junta de PDI. La condición de profesor lector es el estadio previo a la de titular o agregado, las que garantizan una estabilización. Pero con los ajustes que maneja la UB, de los más de 60 lectores que finalizan contrato en 2013 solo al entorno de 25 tendrán plaza como titular o agregado -en este último caso vía el programa de excelencia Serra Hunter-; el resto no tendrán plaza y, por lo tanto, si no se les ofrece otra vinculación laboral por parte de la universidad, se quedarán sin empleo.
En el caso de los asociados, la magnitud de la afectación se desconoce todavía. La UB, según aseguran las fuentes sindicales presentes en la reunión con el Vicerrector de Profesorado, se ha propuesto cumplir a rajatabla los criterios de renovación de contratos. A partir de este curso, el profesor asociado, que en principio trabaja fuera de las facultades y dedica unas horas a la docencia para trasladar su experiencia a las aulas, deberá acreditar dos años de empleo externo a la universidad de los últimos cuatro. Esta es una medida que, de hecho, ya está en vigor, pero las universidades hacían la vista gorda puesto que muchos asociados, a la práctica, se dedican a tiempo completo a la docencia y a otras tareas dentro de los campus.
No es nueva en este sentido la denuncia de “precarización” creciente de la docencia que entona Antonio Madrid, al afirmar que las facultades han usado cada vez más al profesor asociado, que cobra unos 500 euros al mes y por lo tanto sale barato, para emplearle a tiempo completo, y precisamente ahora será este perfil de asociado el que padecerá las consecuencias del recorte. El número exacto de estos docentes -el asociado que se dedica a la universidad a jornada completa-, sin embargo, se desconoce.
A la espera de que se aprueben los presupuestos este mes, desde la UB no quieren dar detalles de los ajustes previstos, pero sí que confirman las restricciones en cuanto a la renovación de contratos anunciadas por el Vicerrector de Profesorado. La alarma ya se ha instalado, de este modo, entre el personal docente, que ve como hace unas semanas la UPC dio el visto bueno a un presupuesto por el que se dejaba sin empleo a más de 300 trabajadores.