Salvador Bolancer es uno de los fundadores de la cooperativa Mol Matric. Ahora está jubilado pero mantiene una fuerte actividad en diversos campos del cooperativismo y la solidaridad. Nos hemos citado en Santa Coloma un día lluvioso. Salvador tiene tendencia a restar importancia a lo hecho: la aventura que va de la lucha obrera a la autogestión cooperativa. Pero, al final uno se da cuenta que lo que pusieron en pié él y sus compañeros es una experiencia histórica.
¿Ustedes trabajaban para una empresa, era Talleres Alá?
Sí, el dueño de aquello se hizo mayor. Quiso traspasarlo todo a sus hijos. Se fue retirando y todo empezó a ir de capa caída. Eso pasaba durante la crisis de los 80. La empresa estaba muy inflada con trabajadores indirectos. Bajó la faena y nos dejaron de pagar la semanada hacia mayo del 1981 y con la paga extra de verano dejaron de pagar definitivamente.
Eso les hizo movilizar. ¿Estaban organizados?
Era la transición y ciertamente en la empresa había un grupo de trabajadores vinculados a organizaciones obreras. Había pues ,gente que tenia conciencia social y conciencia política. Eso hizo posible que hubiera cohesión, junto a la situación del momento. Como la clase obrera no estaba disgregada había posibilidad de solidaridad y apoyo en la gente.
¿Cuanta gente trabajaba en la empresa?
Eramos poco más de 50. Al principio de la crisis en la empresa hubo una desbandada. Marchó mucha gente cercana a la dirección. Y reaccionamos. No queríamos que se sacara de la empresa más material ni maquinaria. Gráficamente pusimos un coche atravesado en la puerta del taller y decidimos hacer guardia las 24 horas del día. Mantuvimos la acción durante todo el verano. También fuimos donde vivía el empresario para afearle la conducta. Era lo que ahora llaman escraches..
¿Cómo era su patrón?
Era un buen empresario, una buena persona. Se llamaba Josep Alá. Se había hecho a si mismo, desde abajo. Incluso en algún momento cuando había huelgas del metal, justificaba ante otros empresarios que los trabajadores fuéramos a hacer piquetes i a manifestarnos.
Como se organizaron antes de crear la cooperativa
A partir de septiembre y después de diversas movidas intentamos encontrar algún empresario que pudiera hacerse cargo de la empresa. Pero no fue posible.
¿Legalmente cuál era la situación?
El empresario nos debía dinero. Entonces la ley consideraba que los primeros que tenían derecho a cobrar eran los trabajadores. Hubo un largo proceso por el cual en subasta conseguimos adquirir la maquinaria. En la operación nos ayudó mucho un abogado del Col·lectiu Ronda, Joan Lluís Jornet, que nos asesoró en todo momento. Después de muchas vicisitudes conseguimos nuestro objetivo, primero las máquinas y luego el local.
¿Ya pensaban en una cooperativa?
En septiembre nos convencimos que ningún empresario aceptaría quedarse la empresa y los trabajadores. Pensamos que o lo hacíamos nosotros o no funcionaria. Miramos algunos modelos y finalmente vimos que lo que nos interesaba era hacer una cooperativa. Tuvimos la suerte de coger como asesores al Col·lectiu Ronda, que al principio se centraban en defender a los trabajadores, luego ellos mismos se convirtieron en cooperativa.
Crearon la cooperativa que se llamó Mol-Matric, de moldes y matrices. ¿Y cómo se organizaron?
Cambiamos el sistema. Primero vimos qué trabajadores eran más aptos profesionalmente y a nivel de ideas y les fuimos dando responsabilidades. Eran los responsables. Uno lo fue de la gestión general; otro como si fuese el encargado. Nosotros cambiamos el vocabulario, el nombre jefe lo eliminamos. La gente era responsable de su trabajo y finalmente la asamblea decidía de las cosas importantes, mientras que el día a día era cosa del Consejo Rector.
¿A todo eso ustedes llevaban meses sin cobrar?
Es una larga historia porqué el empresario nos tuvo que pagar por la deuda que tenia con la Seguridad Social, conseguimos así el local y un dinerillo con el que fuimos tirando, además de con los fondos de la solidaridad. Pero además teníamos un trabajo casi terminado para un cliente, que era General Motors. Les urgían las piezas para sacar coches y llegamos a un acuerdo: nosotros hacíamos la faena que quedaba a cambio de que ellos nos pagaran, y me parece que el pedido eran 11 millones de pesetas de 1981...Y además empezamos a coger algunos trabajos de talleres vecinos del Poblenou.
Pero los materiales, ¿cómo los compraban?
Esa era otra, porqué los materiales los teníamos que pagar al contado. Como no teníamos dinero un compañero tuvo que ponerlo de su bolsillo. Luego pudimos hacer hipotecas y con la Caixa conseguimos unos avales con nuestras propiedades como garantía. Piense que en aquella época eramos unos 30..
A todo esto, ustedes estaban tramitando la creación legal de la cooperativa
Si, pero cómo no teníamos dinero y sí que teníamos algunos encargos decidimos recurrir al paro, porqué no existía la posibilidad de capitalizarlo. Así que hubo algún momento de tensión porqué trabajábamos mientras cobrábamos del desempleo, y nos pillaron, pero finalmente legalizamos la situación. Fruto de ello es que nos dimos de alta como cooperativa en la Seguridad Social, y Mol Matric siempre ha estado en el sistema general, eso de ser autónomos nunca lo hemos visto viable.
¿Y cuándo se normalizó un poco la situación?
Eso fue a partir de enero de 1982. Al cabo de unos meses hubo un problema interno porque había gente que no estaba de acuerdo con el modelo cooperativista, decían que era autoexplotación. Discutimos i debatimos mucho y al final hubo que expulsar a dos. En favor nuestro pasaba que en el sector sabían que habíamos hecho como empresa.
En los inicios les ayudó el hecho de que para realizar matrices y moldes se precisa maquinaria especializada y operarios muy expertos...
Nosotros trabajábamos para empresas muy grandes, como la General Motors y otras que hacen piezas que se han de replicar muchas veces. La gente conocía la forma de trabajar de la antigua empresa. También se empezó a trabajar para empresas dedicadas a la estampación que necesitaban hacer matrices. Otra empresa que tenia su sede en Poblenou, cerca de donde estábamos, que hacía cojinetes para barcos también nos hizo muchos encargos.
¿Qué característica tenia el trabajo que realizaban en aquel momento?
Nosotros decidimos que lo que hiciéramos lo teníamos que hacer bien. Eso es tener responsabilidad. También la crisis de los 80 empezó a remontarse y fuimos cada vez mejor.
¿Cómo organizaron los sueldos, todos igual o se hubo compensaciones diferentes?
Al principio hicimos lo siguiente. Como no entraba suficiente dinero, no podíamos cobrar como antes. Decidimos hacer tabla rasa: cuando teníamos algunos fondos los repartíamos de forma igualitaria. Cuando la situación empezó a remontarse decidimos cobrar por categorías, de acuerdo con las que teníamos antes. La base era el oficial de primera, que éramos la mayoría, y a partir de ahí una diferencia pequeña tanto hacia arriba como hacia abajo, y por ejemplo al responsable se le daba un plus.
¿Y no hubo problemas?
Algunos, porque, respecto al mercado los peones estaban muy bien valorados económicamente y los responsables muy poco. Además, el que era un peón o un oficial no tenía otra que estar trabajando cada día 8 horas, mientras que los responsables tenían que trabajar no solo la jornada sino estar casi las 24 horas cavilando y planificando que hacer en la empresa. Así que decidimos situar la diferencia de 1 a 2, tomando oficial de primera como base y un poco menos a los peones. Ahora supongo que la diferencia debe ser ahora como mucho de 1 a 3.
¿Por qué los directivos de la cooperativa Mol Matric han salido casi todos de la cantera?
Hemos tenido la suerte de no ir a fichar mirlos blancos. Bueno contratamos una vez un gerente y no salió muy bien. He de decir que desde los inicios tuvimos la suerte de estar asesorados por un economista del Col·lectiu Ronda, David Santacana. Él nos ayudó muchísimo, lo digo en pasado porqué murió. Siempre nos asesoró muy bien, por ejemplo, nos dijo que dependiéramos más de un tercio del trabajo de una sola empresa.
Precisamente ellos, el Col·lectiu Ronda nos ayudaron des de el principio y luego, fuimos nosotros los que les ayudamos a crear un departamento de asesoría técnica y de empresas.
Santacana era una persona con una gran formación. Tanto que le ofrecieron gestionar uno de los grandes hospitales de Catalunya y aunque ganaba muy poco y trabajaba mucho prefirió estar con las cooperativas asesorando.
¿Cómo fueron formando los cuadros, los especialistas en las áreas técnicas y de gestión?
Pues fuimos contratando gente para los puestos de trabajo normales. Entraban como aprendices o como peones. Uno, entró de joven, de fresador mucho tiempo. Hicimos unos cursos de informática y casi todos nos enteramos de la misa la mitad y el se enteró de todo. Y ese es hoy el responsable de toda la informática técnica que hay en la empresa.
Otro lo cogimos porqué necesitábamos un peón para ayudar a los operarios a montar las máquinas y a limpiar el taller. Estuvo años barriendo. En este momento esta persona es la responsable de compras de la cooperativa.
El gerente es uno que fue de los fundadores. Era un ajustador. Lo cogimos y como era meticuloso y ordenado asumió la responsabilidad y ahí está.
Otro caso es el del responsable de mecanización, que vino de Galicia y entró de aprendiz, y ahora es uno de los responsables, que aparte de ser un gran profesional cree en la cooperativa y en lo que hemos hecho.
¿La vía ha sido pues, contratar personas que luego se integran en la cooperativa?
Si, al principio se contrataron personas como trabajadores y con el tiempo se hacen socios. Antes de ser socios cobraban un poquito menos y luego al entrar de socios cobraban más. Así que cuando entraban de socios se les mantenía el sueldo anterior durante un tiempo hasta que se entendía que habían hecho su aportación a la sociedad.
¿Cómo luego hubo mucho más trabajo, se consiguieron beneficios, o excedentes, que hacían con ellos?
Desde el principio nuestro objetivo fue que la cooperativa diera para cobrar un sueldo digno, pero no nos planteamos repartir beneficios. Los excedentes, cuando los hubo, fueron a mejorar las instalaciones. Cuando se nos quedaron pequeñas tuvimos que comprar otro local ya en Barberà del Vallès y, además ahora se ha comprado una nave en Caldes de Montbui. Siempre hemos invertido en la cooperativa, que ha de tener unas reservas importantes.
Un problema podría ser que los directivos de Mol Matric marchasen, ¿por qué cobran menos que la competencia?
Se dan circunstancias curiosas. Como Mol Matric está considerada una firma puntera en la matriceria en Catalunya, nuestros responsables han de hablar y negociar con gestores de primera línea de otras firmas, como Seat, o General Motors, y mientras esa gente cobra por ejemplo 200.000 euros, el nuestro cobra, diríamos, 35.000. Y sin ser tan extremos, a veces nuestros responsables hablan con gerentes de empresas proveedoras nuestras que cobran mucho más que ellos cuando el nivel de responsabilidad no es ni parecido.
¿Cómo afrontan ese problema?
Como de alguna manera la gente no ha aspirado a otra cosa que a ganarse la vida en condiciones y a lograr una respetabilidad en el mercado de matricería que es conocida en toda Catalunya, la gente está de acuerdo con la idea global de las cooperativas.
¿Y la vinculación con otras cooperativas, de qué les vino?
Una parte de nosotros estábamos influidos por conceptos como solidaridad y cooperación, pero también gracias a Víctor Santacana hicimos una reflexión: Si nos quedamos aislados, pensamos, vamos a desaparecer en cuatro días, y decidimos federarnos. Primero una federación en la que estábamos muy a gusto, en la que también estaba el Col·lectiu Ronda, entre otras. Se montó una escuela de formación, y también desde ahí se montó Coop 57.
¿La cooperativa de servicios financieros?
Si, se ha de pensar que el primer presidente del Coop 57 era miembro de Mol Matric, que era promotora. Y ese ha sido siempre nuestro intento, estar en las movidas que tienen que ver con el movimiento cooperativo. Era una forma de no quedar aislados y de trabajar con otra gente en el conjunto.
¿El vincularse al movimiento les ha resultado positivo?
Si, siempre lo ha sido porqué eso ha hecho que se mantenga entre la gente de Mol Matric el espíritu del cooperativismo. Quizás económicamente no haya reportado mucho, pero socialmente si nos ha aportado.
Actúan también de forma solidaria a nivel general
Si, creamos el fondo de solidaridad, al que aportamos el 10% de los beneficios. Nosotros le añadimos un 1% más. Con ese dinero, que no es poco porqué ha habido años de beneficios, hicimos un proyecto de solidaridad con el Sáhara. Concretamente, mantenemos un comedor escolar para los niños deficientes de Smara. Hemos hecho también algún proyecto con gente de Nicaragua.
Y cuando hay un problema como lo de Haití, también hacemos alguna aportación. Lo que decidimos en esa ocasión fue que la gente se sintiese vinculada. La solución fue que cada persona que voluntariamente quiera aporta lo equivalente a dos horas de trabajo mensuales y su valor se da a esos proyectos urgentes. La idea es ayudar, pero también hacer posible que la gente se implique. En el caso de Haití dijimos, por cada euro que la gente ponga, la cooperativa pone otro.
La intercooperación también la fomentan...
Participamos en la xarxa d'economia solidària, i en las iniciativas de la federación de cooperativas, que se unificó entre la que representaban cooperativas como la nuestra y la otra que existía y que fue cambiando, lo que facilitó nuestra fusión.