Esta mañana, 23 días después de iniciarla, los cuatro trabajadores en huelga de hambre de Telefónica de Barcelona han abandonado su protesta. Marcos Armenteros, Carlos Ballena, Laurentino González y Alberto Diez han decidido escuchar el consejo de los médicos y volver a comer. Su lucha por la readmisión de Marcos, no obstante, sigue; a través de UGT y CC.OO, que ayer se comprometieron a interceder ante Telefónica para que escuche las reivindicaciones de los huelguistas.
“Hemos conseguido romper el silencio mediático que impone una gran multinacional; la unión entre movimientos sociales y luchas laborales; y poner en la agenda política y social las bajas laborales y los despidos improcedentes”, señalan los huelguistas al hacer balance de sus 23 días de huelga de hambre. “Y, aunque aún no hemos logrado la readmisión de Marcos [Armenteros], hemos abandonado la huelga porque todos nos lo pedían ya; pero seguiremos peleando por ella a través de otras vías”, añaden.
La lucha queda ahora en manos de CC.OO y UGT que, respaldados por otras organizaciones sindicales, así como por diversos movimientos sociales y por algunos partidos de la izquierda catalana (Iniciativa-Els Verds, Esquerra Unida, ERC, CUP y el PSC), han elaborado un manifiesto en el que exigen a Telefónica –y, por extensión, a todas las empresas- que readmita a los trabajadores despedidos tras bajas por enfermedades justificadas, como le sucedió a Marcos, el origen de esta protesta.
El documento, que denuncia la vulneración del artículo 9.3 de la Constitución por parte de Telefónica –aplicación de una ley con carácter retroactivo-, así como los efectos perversos de la reforma laboral, también solicita que, en los casos de despido improcedente, sea el trabajador quien decida si opta por la indemnización o por la readmisión.
“Es hora de que recojamos el testigo y exijamos a Telefónica una reunión urgente para reconducir este caso”, ha señalado el representante de UGT, Camil Ros. Los sindicatos persiguen que esa reunión se pueda producir este próximo jueves, día en que Luis Miguel Gilpérez, presidente de Telefónica España, tiene previsto visitar la sede de la compañía en Barcelona.
“Qué paradoja que el derecho a la salud tenga que ser defendido con una acción que pone en riesgo la salud de las personas que la llevan a cabo, pero así estamos. Tenemos que rebelarnos ante este estado de las cosas”, ha apuntado el representante del Front Cívic de Catalunya, Víctor Ríos.
Superadas las tres semanas de huelga de hambre, preocupaba sobremanera el estado físico de los trabajadores, que se presentaban una “situación muy precaria y de riesgo elevado para su salud”, según Josep Maria Sans, uno de los cinco médicos que voluntariamente ha vigilado el estado de los huelguistas.
Hace días ya que el equipo médico estimaba que, por razones de salud, Marcos y sus compañeros deberían haber abandonado la huelga de hambre. Todos han perdido entre 10 y 12 kilos de media. Y tenían ya problemas de cetonuria (acetona) y de acidez. “Ya estaban consumiendo su propio cuerpo”, explican los galenos de manera gráfica.
“Nosotros nos vemos aún con fuerza para seguir porque esto está funcionando”, señalaba aún ayer Carlos Ballena, pese a su extrema debilidad física. “Aunque sea una desgracia tener que llegar a esto para que la gente entienda que es ilógico que a uno lo despidan porque está enfermo”, añadía. “Entre todos hemos permitido una sociedad que da más derechos al capital que a las personas”, abundaba Marcos Armenteros. “Tenemos que pensar qué tipo de sociedad queremos construir y poner a las personas, excluidas hoy por las leyes, en el centro”, concluía el hombre que ha liderado esta revuelta.
Los representantes de los partidos políticos, por su parte, se han comprometido a mantener a los trabajadores al corriente de todas las iniciativas que al respecto de este caso se están llevando a cabo en el Parlamento Europeo y en el Congreso. “Esta lucha visualiza la injusticia de la ley. Necesitamos unidad transversal para derrotar leyes indecentes”, ha señalado el líder de Iniciativa, Joan Herrera.
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