Bankia salvó su salida a bolsa gracias a empresas participadas y grandes clientes en apuros
El informe pericial del Banco de España remitido al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu concluye que la fijación del precio de la Oferta Pública de Suscripción (OPS) con la que Bankia salió a bolsa en julio de 2011 “no fue un modelo de concurrencia” y que existen “serias dudas” sobre los motivos que llevaron a determinados inversores próximos a la entidad a participar en esa operación.
Con esa OPS, que dejó pillados a cientos de miles de pequeños inversores, la Bankia entonces presidida por Rodrigo Rato captó 3.092 millones de euros. Ese montante es, precisamente, “el perjuicio directo causado a los inversores”, según responden los peritos a preguntas de la Fiscalía en el apéndice de uno de los informes.
En el momentáneo 'éxito' de la operación de salida al parqué tuvo mucho que ver la participación de sociedades dependientes de la propia entidad o participadas por ella, que tuvieron un peso muy significativo en las órdenes de compra de los inversores institucionales y permitieron sacar adelante una operación en la que el Gobierno español y el Banco de España veían un ejercicio crucial para la imagen del país en el exterior.
Así, sociedades dependientes de Bankia presentaron órdenes de compra por importe de 76 millones de euros, equivalentes al 6,15% de las órdenes de los inversores institucionales, mientras que la aseguradora Mapfre, de la que BFA (matriz de Bankia) tenía un 15% del capital “y, por tanto, con influencia significativa en su gestión” (el propio Rato era miembro de su Consejo de Administración), presentó órdenes de compra por 281 millones. Iberdrola, otra participada por Bankia, que entonces tenía un 5% de la eléctrica, invirtió 55 millones y ACS (accionista destacado de la propia Iberdrola), otros 25 millones.
“Sin estas ofertas las acciones ofertadas se hubieran reducido a 284 M de acciones, no alcanzando el mínimo requerido” por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), señalan los peritos, que subrayan que el regulador bursátil “había fijado unos requisitos muy exigentes” para asegurar que el precio de salida “se estableciera con rigor técnico y la suficiente transparencia”: un free float (acciones que cotizan libremente en el mercado) mínimo del 25% con al menos un 40% de la colocación en no menos de 100 inversores institucionales.
El informe expone “serias dudas” sobre los motivos que llevaron a determinados inversores a depositar y luego retirar a toda velocidad su dinero en Bankia. Entre ellos, una entidad como la Cámara de Comercio de Madrid, entonces presidida por Arturo Fernández, a su vez, consejero del banco. “Vendió su inversión, 12 millones, a los dos días de la salida a bolsa”, subrayan los peritos.
El informe recoge órdenes de compra de acciones de Bankia realizadas por empresas del sector inmobiliario en una situación financiera delicada de las que la entidad era acreedora. 16 grupos, todos ellos ligados al ladrillo, y “todos con riesgos refinanciados, por lo que no se entiende que compraran acciones, teniendo problemas en el servicio de su deuda”, y que invirtieron un total de 17,48 millones de euros, entre ellos, el grupo Aldesa (5 millones de euros).
Aunque Bankia no facilitó a los peritos los NIF de los inversores, “como se había solicitado, lo que dificultó el análisis de la información”, los técnicos del supervisor detectaron “órdenes incomprensibles realizadas por acreditados con operaciones refinanciadas y retrasos generalizadas en el pago de las cuotas”, como la inmobiliaria alcarreña Hercesa.
“Aunque la revisión ha sido somera, por referirse sólo a una pequeña parte de los inversores del tramo institucional, se ha podido verificar que varios, acreditados de la entidad con riesgos refinanciados calificados subestándar, como Áreas de Construcción y Promoción Level SL, Avintia y Construcciones SL, Ferrocarril e Intermediación y Patrimonios SL y Teyco SL, vendieron rápidamente sus acciones”.
“Estos casos de ventas inmediatas plantean serias dudas sobre los motivos de la suscripción”, señalan los peritos.
Para llevar a buen puerto la salida a bolsa, convertida en una cuestión de Estado, fue fundamental el concurso de, entre otros gigantes empresariales, competidores de Bankia como el Santander (con 156 millones invertidos) y CaixaBank (100 millones). En total, los bancos españoles invirtieron 469 millones y los extranjeros, 21 millones.