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Bruselas permitirá a los 28 países ver documentos confidenciales del TTIP bajo durísimas medidas de seguridad

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Pablo García

Bruselas —

Los Gobiernos de los 28 Estados Miembros de la UE ya no tendrán que desplazarse a Bruselas para leer documentos consolidados de la negociación entre EEUU y la UE por el tratado de libre comercio e inversión, más conocido por sus siglas en inglés TTIP. Podrán hacerlo en las 27 capitales restantes, además de la bruselense, bajo estrictas medidas de seguridad y con la amenaza de no recibir más papeles si se publica algo en el exterior. Todo esto se desprende del último documento filtrado al que ha tenido acceso eldiario.es y titulado ‘Posibles pasos para facilitar la accesibilidad de los Estados Miembros a ciertos documentos clasificados sobre el TTIP’-

Se trata de una nota de 15 páginas procedente de la Comisión Europea –la institución que negocia en nombre de toda la UE- fechada el pasado 17 de septiembre y enviada al Comité de Política Económica (TPC, del inglés) del Consejo de la UE, el órgano que reúne a los 28 países. Lo que en teoría parece una concesión para dar mayor transparencia a la negociación puede ser una trampa para dosificar y entregar menos documentos, razona Tom Kucharz, de Ecologistas en Acción. “Se restringe un poco más el libre acceso, que ya era escaso. Ya no se pueden imprimir documentos, ni hacer copias, ni tomar notas…”.

Kucharz se refiere a la famosa Reading Room, pero no la del Parlamento Europeo sino a la que se encuentra en el edificio Charlemagne de la Comisión Europea (un edificio en el corazón del barrio europeo en Bruselas) y a la que acuden los Estados Miembros cuando quieren información: la Reading Room o cámara de lectura es donde se clasifican los documentos confidenciales. El documento ahora filtrado avanza que se crearán 28 salas de lectura, una por estado miembro, para el intercambio de documentos.

“Desde hace tiempo, la Comisión presiona a Estados Unidos para permitir compartir los documentos consolidados con los estados miembros”, dice la misiva filtrada. “Hay que hacerlo lo más convenientemente en un entorno controlado dentro de las propias instalaciones [gubernamentales]. Por ejemplo, en reading rooms en las capitales con términos y condiciones similares a las dos que hay en Bruselas”. La nota recuerda que desde que la sala de la lectura de la Comisión se abrió en abril de 2014 ha habido casi 400 visitas y ninguna filtración.

Este medio visitó por fuera la sala de lectura de la Comisión la semana pasada en el momento en el que se encontraba dentro un representante del Gobierno finlandés, supervisado por un funcionario de la Comisión Europea. Se trata de un pequeño habitáculo en el que se permiten tomar notas, pero no hacer fotografías y similares. Tampoco puede uno llevarse documentos consolidados, que vienen a ser aquellos en los que las posiciones de EEUU y la UE convergen dando lugar a un esbozo de texto común.

La Comisión en su nota explica que los futuros documentos accesibles llevarán el sello 'Restreint EU / EU Restricted TTIP'. “Y por supuesto, los Estados Miembros serán libres de utilizar la reading room en Bruselas”, se puede leer a continuación. “Los requisitos para el manejo de documentos serían: a) crear una sala de lectura [por país] de acuerdo con las modalidades establecidas b) asignar un funcionario responsable de la seguridad (que a la larga será el responsable último de la buena conservación de los documentos) c) enviar una carta de aceptación junto al compromiso de garantizar un manejo particular de los documentos del TTIP en la Reading Room”.

Se avisa también contra posibles filtraciones con la amenaza de aplicar sanciones muy severas. “Los Estados Miembros estarán de acuerdo en adoptar las medidas adecuadas para prevenir la divulgación y para identificar filtros en caso de que éstos se dieran”, indica la Comisión Europea. El equipo de Jean-Claude Juncker lanza una advertencia mayor: “Si la divulgación puede ser rastreada y atribuida a un Estado Miembro, este será ‘desconectado’ de la entrega de nuevos documentos y se le impedirá acceder a la reading room de Bruselas”.

El texto dirigido Consejo de la UE reconoce que en la anterior reunión del 4 de septiembre varios estados miembros solicitaron tener su propia sala de lectura para consultar documentos. Y que pedían esto “incluso siendo necesario el visto bueno de la Coreper al Consejo”, el órgano integrado por los representantes permanentes adjuntos de cada país (normalmente embajadores en Bruselas).

Hay una polémica subyacente que ha desencadenado esta deslocalización de textos confidenciales alrededor del TTIP: la polémica que enfrentó en agosto al Gobierno de Alemania con la Comisión tras una filtración por parte del medio Correctiv.org informando de que el Ejecutivo comunitario pensaba tratar con más opacidad el manejo de documentos. Al final la comisaria responsable del tratado de libre comercio, Cecilia Malmström, ha tenido que abrir el acceso a todos los países. Tom Kucharz valora de alguna manera que el Gobierno de Angela Merkel traslade periódicamente las discusiones relativas al TTIP al Bundestag (Parlamento) para ser debatidas luego. “El Gobierno español ni siquiera informa como el alemán al Congreso de los Diputados de las negociaciones del TTIP”, deplora el de Ecologistas.

Kucharz incide en que todavía existen muchas trabas a la transparencia y que solo una minoría insuficiente puede visitar las reading romos. “Las restricciones de acceso a los documentos de las negociaciones del TTIP, especialmente los textos consolidados, y los arreglos para la sala de lectura impiden a los miembros del Parlamento Europeo y de los gobiernos de los Estados miembros de iniciar un análisis detallado del acuerdo”, enfatiza.

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