La Caixa y la gran banca ganan la batalla del cajero con la solución de comisión única del Gobierno
La banca siempre gana. Pero dentro de la banca, la gran banca es la que más tiene que ganar. La batalla del cajero se ha saldado a favor de La Caixa y de los otros dos grandes bancos propietarios de la red de dispensadores (Santander y BBVA), que cobrarán al resto de los bancos cuando sus clientes usen sus cajeros. Que el usuario final sea menos penalizado aún está por ver, aunque el Gobierno asegura que con su nuevo sistema se rebajarán las comisiones.
Por partes. El Ejecutivo ha decidido imponer por decreto ley cuál es la comisión legal en esta espiral de mordidas en la que los bancos se habían enzarzado para intentar atraer clientes. Tradicionalmente, los bancos tenían un pacto por el que el emisor de la tarjeta cobraba a su cliente por usar cajeros de otro banco u otra red (Servired, 4B, Euro6000). Luego, el dueño del plástico y el dueño del cajero se repartían esta comisión, con un mayor porcentaje para el dueño del cajero que se quedaba con un 60% de la tarifa transaccionada. La Caixa rompió unilateralmente esta situación en mayo al decidir que su extensa red de cajeros (10.000) tenía que privilegiar a sus clientes y comenzó a cobrar al resto dos euros por usar sus máquinas.
La decisión de La Caixa supuso que de facto se cobrara una doble comisión y arrastró a los otros dos grandes bancos (BBVA y Santander) a anunciar medidas similares. Los bancos medianos se unieron entonces para no cobrarse o cobrarse menos y buscar así resistir frente a la avalancha de comisiones. Un puñado de independientes (la banca ética, cooperativas, EVO banco y Bankinter) se quedaron fuera de la alianza ya que precisamente por su idiosincrasia no suelen tener contacto con los bancos tradicionales.
Ahora el Ejecutivo compra el mensaje de la entidad catalana y concluye que, efectivamente, el que tiene derecho a cobrar es el dueño del cajero. Para compensar la decisión, y sobre todo de cara a las elecciones generales, el Ejecutivo impondrá que La Caixa suspenda su decisión de cobrar dos euros al usuario tras la publicación el sábado 3 de octubre del nuevo texto en el BOE.
Pero el tono del ministro de Economía en la presentación de la medida tras el consejo de ministros no ha dejado lugar a dudas. Luis de Guindos desgranó las virtudes y los costes de mantener estas redes de cajeros y defendió que se les debe pagar por su mantenimiento, en la misma línea que las reivindicaciones de La Caixa y los otros grandes que se reparten casi la mitad de los 50.000 cajeros que hay en el país.
Los pequeños deben asumir costes
El efecto directo de esta nueva normativa, que debe estar en marcha para el 1 de enero (aunque según está redactado el texto puede ser antes si los bancos logran formalizar los acuerdos necesarios para ello), es que los clientes de las grandes redes estarán más arropados pero los de los bancos pequeños quedan a merced de estos gigantes financieros.
El Ejecutivo no se atreve a decir qué comisión máxima deben cobrar los dueños de los cajeros que tendrá que asumir el emisor de la tarjeta. Este puede repercutir o no ese coste a su cliente (algo que tendrá que pactar con él por contrato) pero si los bancos grandes ponen comisiones muy elevadas, el esfuerzo que tendrán que hacer los bancos pequeños para asumir o bonificar estas comisiones será muy alto.
En el tablero bancario se forman así varias alianzas que podrán fortalecerse con la nueva normativa. La Caixa, Santander y BBVA han ido hasta ahora por separado ya que por su músculo en infraestructuras se sienten con poder para actuar solos. ING y Popular (el banco naranja sería uno de los más dañados por esta medida) se aliaron entre ellos para no cobrarse en los cajeros. Se cerró además un tercer gran pacto con las antiguas cajas (la red de Euro6000) y Bankia y Sabadell que suman un gran grupo de hasta 18.000 cajeros en los que reducirán al mínimo el cobro de operaciones.
Bankinter decidió quedarse en solitario, una posición que puede tener que replantearse en función de las comisiones que le impongan el resto de los bancos por que sus clientes usen su red. Desde los bancos con más cajeros o en alianzas dicen que el resto debe sopesar sus opciones: asumir costes, repercutir a los clientes o montar cajeros. Bankia asegura que mantener un cajero cuesta 10.000 euros al año. La comisión por operación puede ir desde 0,5 euros hasta 4 euros, pero la media se sitúa en 1,2 euros por transacción.
Expertos en el sector financiero ya habían advertido que muchas de las decisiones que se tomaban desde el Ejecutivo estaban encaminadas a fortalecer a los grandes bancos en detrimento de las entidades pequeñas. Estas ahora tendrán que hacer sus cálculos para fijar la estrategia comercial y empresarial con este nuevo marco. También queda por delante conocer el desafío logístico que supone aplicar en tres meses esta medida, ya que hay millones de contratos firmados entre los clientes y la banca con el actual marco que se había pactado.