Al ritmo pactado con Ciudadanos, Pedro Sánchez cumpliría su promesa con el salario mínimo en 2046
“Para el empleo, lo más duro que hay en el pacto de PSOE y Ciudadanos es la subida del 1% del salario mínimo interprofesional”. Así de contundente era Manuel Lago, economista del gabinete confederal de Comisiones Obreras nada más conocer el contenido del acuerdo. Una subida “de al menos un 1%” que apenas ha suscitado debate pese a que pone en entredicho la posibilidad de cumplir con una de las promesas electorales más repetidas por Pedro Sánchez en campaña electoral: que el salario mínimo se aproxime a los 1.000 euros en dos legislaturas, lo que supondría un alza próxima al 5% anual.
En 2016, el salario mínimo a 14 pagas se sitúa en 655 euros y en 12 pagas en 764. La Carta Social Europea propone como objetivo que el salario mínimo suponga un 60% del salario medio, un objetivo que se marcó el PSOE durante la campaña electoral y que le llevó incluso a hacer en el último año del Gobierno de Rajoy una proposición no de ley orientada a conseguir este objetivo.
Sin embargo, a un ritmo del 1%, el salario mínimo a 12 pagas llegaría a rozar los 1.000 euros en 2046.
El secretario de Economía del PSOE, Manuel de la Rocha, asegura que lo pactado es un “suelo” y que la decisión definitiva de cuánto se subirá se tomará una vez que se haya llegado al Gobierno. De la Rocha dice que el objetivo de conseguir en dos legislaturas la recomendación de la Carta Social Europea sigue vigente para el PSOE, que lo considera necesario por “justicia social” pero también porque económicamente cree que el exceso de oferta de salarios bajos está “tirando” hacia abajo a los sueldos.
Ciudadanos vetó una subida mayor
De la Rocha argumenta que tuvieron que ceder con Ciudadanos, que tiene un criterio muy diferente, y que han retrasado la toma de decisión definitiva hasta que estén en el Gobierno.
Fuentes de Ciudadanos respaldan su decisión de no subir el salario mínimo ya que creen que con “un 21% de paro se pararía inmediatamente cualquier creación de empleo y volvería a subir el paro”. La apuesta de Ciudadanos pasa por conjugar “el complemento salarial más el ingreso mínimo vital para familias sin ingresos”, en línea con lo aprobado en Suecia, EEUU o Reino Unido, aseguran.
Sin embargo, tanto en Reino Unido como en Estados Unidos el debate y la última tendencia están, precisamente, en fijar salarios mínimos cada vez más elevados. La subida de los salarios “federales” ha sido una de las constantes de la Administración de Obama, que ha recogido el testigo que le dieron alrededor de 600 economistas, siete de ellos premios Nobel, que le escribieron una carta abierta pidiendo la subida de este tipo de salarios.
Según estos economistas, no hay evidencia empírica de que la subida de los suelos salariales tengan un efecto negativo sobre el empleo, y sí suponen un impulso en términos de gasto y de mejora de la vida de las familias. Aquí se puede leer (en inglés) una explicación del Departamento de Trabajo de Estados Unidos sobre las mentiras que se dicen sobre las subidas de los salarios mínimos.
En clave de “contagio”
Florentino Felgueroso, profesor de la Universidad de Oviedo e investigador de Fedea, fue uno de los primeros economistas españoles en elaborar un estudio sobre el impacto de los salarios mínimos en el empleo. Lo hizo en 1997 y casi veinte años después lamenta que sigue sin haber “evidencia empírica” que demuestre qué efecto tienen las subidas de salarios mínimos en el empleo.
Felgueroso recuerda que hay muy pocos trabajadores afectados directamente por el SMI. Según los últimos datos que se recogían de la Encuesta de Coyuntura Laboral que hacía el INE hasta 2012, apenas un 5% de los trabajadores estaban ligados a esta referencia de forma directa. Para el economista, el efecto del salario mínimo hay que leerlo en clave de “contagio” con las subidas que se pactan en convenios colectivos. En un momento de contención de los salarios, una subida del 5% del SMI que se considera como una “referencia” en el mundo de los salarios puede desembocar en fuertes alzas en el sector privado.
Por lo pronto, el SMI ha subido en 2016 en 6 euros (un 1%) después de haber estado prácticamente congelado desde 2011. Atrás quedan las fuertes subidas que aprobó José Luis Rodríguez Zapatero y que catapultaron el indicador casi un 40% en siete años (en 2004 estaba en 460 euros). De hecho, en términos de paridad de compra, el SMI ha perdido poder adquisitivo en España desde 2009, cuando logró su cota más alta en 14 dólares la hora, según los datos de la OCDE.