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Consumo responsable para sobrevivir a la Navidad

Campaña de comercio justo / FOTO: Setem Hego Haizea

Ana Requena Aguilar

Madrid —

Cada español gastará, de media, entre 300 y 400 euros durante las navidades, una de las épocas del año de más gasto. Precisamente, asociaciones, ONG y colectivos aprovechan estos días para reivindicar el consumo alternativo. “Es posible introducir algunos criterios de consumo responsable, incluir productos ecológicos o de proximidad. Es una cuestión de planteamiento personal y concienciación”, asegura Cristina Monge, directora de Conversaciones de Ecodes.

Para la directora de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, Mercedes García de Vinuesa, una época de tanto gasto es un buen momento para la reflexión sobre el consumo: “Tenemos que preguntarnos de dónde viene lo que compramos, saber si los regalos que compramos están hechos por niños explotados o por mujeres encerradas durante horas en maquilas. Tenemos que intentar ser éticos y coherentes con lo que pensamos, todavía cuesta porque las alternativas no se conocen del todo y aún no son tan accesibles como el comercio convencional, pero cada vez hay más posibilidades”.

¿Dónde encontrar otras formas de consumir? Vinuesa explica que el comercio justo ya ofrece todo tipo de productos de alimentación, dulces y cestas navideñas, bebidas, cosméticos, decoración, adornos de navidad, ropa, o muebles. “Hay 140 puntos de ventas repartidos por toda España, y son productos que también pueden encontrarse en 15 tiendas online”, asegura.

Cristina Monge aconseja buscar productos de proximidad y temporada: “Es normal que queramos pegarnos algún capricho, pero no que todo el consumo sea desmesurado o que siempre compremos una verdura o carne que está a miles de kilómetros de distancia. Es bueno preguntar en los comercios de dónde procede lo que compramos, así lo tendrán en cuenta a la hora de traer sus productos”. Para Monge, un consumo responsable implica también evitar comprar juguetes que reproduzcan valores sexistas u homófobos, o reducir el consumo de envases y embalajes.

Precisamente, para unir fuerzas y acercarse a los consumidores nació el Mercado Social de Madrid, con cerca de 80 empresas y organizaciones adscritas. “Ha habido un incremento significativo de productos y empresas que plantean otra forma de hacer las cosas y que tienen el consumo responsable como objetivo. Tiene que ver con la crisis y con la reflexión que ha suscitado sobre el estilo de vida y los valores, pero también con las nuevas formas de autoempleo. Al final se trata de intenar ser coherentes, de no reivindicar derechos laborales en nuestro trabajo y luego buscar los precios más baratos sin importar qué hay detrás”, señala Fernando Sabín, integrante de la Comisión Gestora del proyecto.

En el Mercado convergen proyectos que cubren prácticamente todos los sectores: alimentación, bebidas y restauración, transporte y mensajería, servicios de comunicación, menaje y muebles, seguros y finanzas, cosmética, productos de hogar, fontanería, asesoramiento jurídico o psicoterapia. “Pero tenemos que dar un salto para aumentar nuestra capacidad y para ofrecer soluciones a las demandas sociales”, matiza Sabín.

Un mapa colaborativo sobre consumo responsable

Setem Catalunya acaba de lanzar un mapa virtual y colaborativo donde señalar puntos de consumo responsable en Barcelona. “Llevamos muchos años haciendo campañas para denunciar la explotación que hay detrás de muchas marcas de ropa o las malas praxis del sector agroalimentario. Después de las jornadas la gente siempre nos preguntaba, ¿y qué podemos hacer? La propuesta nace de ahí, además notamos un cambio de actitud general sobre el consumo”, explica Anna Fernández, que forma parte de la ONG y es una de las impulsoras de la iniciativa.

El mapa es colaborativo, es decir, cualquier persona puede sugerir nuevos puntos que añadir. Después, Setem se desplaza a los establecimientos para hacerles un cuestionario de 15 puntos. Para ser considerados un local de consumo responsable tienen cumplir al menos ocho de ellos. “Analizamos desde el producto en sí, si es de proximidad, ecológico o de comercio justo, hasta su impacto en el entorno, el funcionamiento interno o la política de género. Solo así podemos saber si es un comercio responsable y transformador”, dice Fernández.

De momento el mapa es solo de Barcelona, pero la ONG ya está recibiendo propuestas de otros lugares. “El mapa derriba uno de los mitos típicos, que es que es muy difícil llegar al consumo responsable. Al contrario, demuestra que hay comercios así en todos los barrios, solo hay que visibilizarlos”, asegura la responsable de Setem.

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