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Presupuestos 2014

Empleo precario y baja inflación: las cuentas públicas dibujan un gris 2014

Belén Carreño

El Gobierno ha lanzado varios acertijos a los ciudadanos en su presentación de las cuentas públicas para 2014. Las pensiones subirán o no, más de un 0,25%; el empleo se destruirá pero a la vez bajará la tasa de paro, y tener una baja inflación es muy bueno, para no pagar más pensiones, pero no se especifica qué supone para el resto de la economía.

El cuadro macroeconómico presentado por el ministro de Economía, Luis de Guindos, muestra una leve mejoría, ya anunciada, del PIB para 2014, que puede subir un 0,7%. Pero como se refleja en los manuales de economía, esa cifra no es suficiente para crear empleo, por lo que se destruirán al menos otros 30.000 puestos de trabajo. Sin embargo, Guindos ha enfatizado varias veces que se mejora la previsión de tasa de paro, que pasará a ser del 25,9%. Además, insiste en que se creará “empleo neto por primera vez desde el inicio de la crisis”. ¿Cómo es esto posible?

Lo cierto es que el Ejecutivo mezcla dos formas de medir la economía y el mercado de trabajo, para acogerse a la que es más beneficiosa. En términos de contabilidad nacional solo se contemplan puestos de trabajo equivalentes a jornada completa. Ahí el Estado pierde 30.000 empleos, un 0,2% del total. Sin embargo, si se toma como referencia la Encuesta de Población Activa hay una “pequeña” mejoría del empleo, según el ministro, ya que esta metodología incluye los empleos a tiempo parcial y también la economía sumergida.

Además, la tasa de paro baja porque uno de los principales factores para que suba es que crezca el número de personas en edad de trabajar, que quieren hacerlo y que no pueden. Sin embargo, la continuada pérdida de población, admitida por el ministro en rueda de prensa, coadyuba en reducir la proporción final de parados sobre la población. Con todo, cabe recordar que la tasa de paro estará, según estas nuevas previsiones, casi tres puntos por encima de cuando entró Rajoy en el Gobierno.

El cuadro macro también muestra una variación significativa a las anteriores estimaciones hechas por el Ejecutivo. Así, el Gobierno calculaba que en 2013 el gasto de las Administraciones Públicas caería un 4,9%, pero ahora su estimación es que solo caiga un 2,3%. También es muy significativo el cambio entre lo que preveían dejar de gastar a nivel público en 2014 cuando presentaron las cuentas de 2013 en septiembre del año pasado. Así, temían que los objetivos de Bruselas de déficit les llevarían a reducir el gasto público un 8,2%. Ahora se queda en un 2,9% gracias a la nueva flexibilidad marcada desde el Estado.

Este freno a la tijera es sin duda una de las pocas razones de alegría de estos presupuestos, en los que solo se ha hablado de una reducción significativa, la que tendrán que hacer los ministerios que contarán con un 4,7% menos para gastar (unos 2.000 millones de euros). Es el único tajo de calado que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha transmitido en la rueda de prensa (sin contar con que ya se había anunciado la congelación del sueldo de los funcionarios). Está por ver si el lunes en el Congreso, cuando se presenten las cuentas en Cortes, no habrá alguna sorpresa.

Sin referencia en los precios

Por otro lado, la rueda de prensa ha pivotado sobre las bondades de la nueva ley de desindexación, que desligará los precios y contratos públicos del IPC. Al albur de esta ley, y de las rocambolescas respuestas realizadas para sortear una explicación clara sobre qué sucederá con las pensiones, los tres miembros del Ejecutivo (Santamaría, De Guindos y Montoro) se han desgañitado en hablar de las bondades que supondrá tener una baja inflación en 2014. Enzarzados en esta cuestión, los ministros han llegado a aseverar que “la devaluación interna no se hará por los salarios” (Montoro) o que la contención de precios garantizará “el poder adquisitivo” a los pensionistas.

Lo cierto es que la baja inflación es síntoma de una economía anémica o en estancamiento. Así, el Banco Central Europeo y la Reserva Federal, los que vigilan por la inflación en las dos principales zonas económicas del mundo, tienen como objetivo conseguir una evolución de los precios del 2%, que se considera saludable. Por no hablar de que con la elevada deuda y los altos tipos de interés que está pagando España para financiarse (Economía prevé que el tipo medio en 2014 sea del 4,3%), una inflación baja no es beneficiosa para el Tesoro ya que no logra reducir el peso de la deuda.

Por otra parte, la proyección de ingresos también muestra la dura situación por la que pasan las arcas del Estado. La recaudación de ingresos por rentas del trabajo en 2013 ha estado por debajo de lo presupuestado. Sociedades ha tenido una leve mejoría, gracias a la eliminación de muchas ventajas fiscales, pero no ha logrado compensar la pérdida de ingresos por IRPF. Tampoco el IVA ha estado a la altura de las expectativas de Hacienda.

Con todo y con eso, Montoro prevé ingresar un 1,1% más de lo presupuestado en 2013 y un 2,4% de lo realmente recaudado. El Impuesto de Sociedades será el que registre una mejoría más destacable pero, en cualquier caso, muy en línea de lo cosechado en 2013.

Estas eran las terceras cuentas públicas presentadas por el Gobierno de Mariano Rajoy y como es habitual, fueron muy parcas en el anuncio de partidas. Así, el Ejecutivo solo deslizó que mejorará la dotación de becas, vivienda y cultura, fundamentalmente al teatro, según Montoro, y a la I+D+i. Estas dos últimas partidas habían sufrido duros tajos en años anteriores. Las becas pasan además a suponer 1.413 millones, según anunció Montoro. Esta cifra es todavía inferior a la presupuestada en 2012.

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