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Así amenaza el Brexit al idilio económico y comercial entre España y Reino Unido

Mariano Rajoy, tras una reunión junto a su homólogo británico David Cameron.

Moha Gerehou

Más allá de la incertidumbre que generan las próximas elecciones generales del 26 de junio, con numerosos empresarios clamando por una estabilidad política que vaya en pos de una mejoría en la situación económica, el referéndum británico sobre la permanencia o no de Reino Unido en la Unión Europea se ha convertido en el gran foco de dudas sobre la estabilidad financiera y económica. La decisión que debe tomar Reino Unido el 23 de junio al responder a si debe seguir siendo miembro de la Unión Europea o debe abandonarla ha centrado el debate económico de los últimos días. Con los mercados bursátiles revueltos, varias voces haciendo campaña y los empresarios tratando de calmar los ánimos, las dudas se centran en cómo esto puede afectar a las relaciones comerciales y económicas.

Un desenlace negativo del referéndum puede tener un fuerte impacto económico tanto en las islas como en la unión de los 28 (27 si se consuma la salida), y actualmente hay muchos indicios que inclinan la balanza hacia el Brexit. Varias encuestas pronostican un escenario en el que este sería el vencedor: The Economist otorga dos puntos de ventaja al Leave (en inglés Salir) frente al Remain (Permanecer en inglés) con un resultado de 44 puntos frente a 42; Financial Times hace lo propio concediendo un 47% a la salida y un 43% a la permanencia en la UE, mientras que TNS da siete puntos de ventaja al Brexit. 

En el lado contrario, otros indicadores se inclinan por la permanencia. Salvador Llaudes, investigador del Real Instituto Elcano, cita a las casas de apuestas como otro barómetro para analizar la situación. La mayor parte proclaman vencedor al Bremain, es decir, a permanecer en la unión, con firmas como Ladbrokes o William Hill como exponentes. De consumarse la separación de Reino Unido de la Unión Europea, ¿cómo afectaría este hecho a España?

Una relación muy intensa

La importancia del trato económico entre Reino Unido y España es indiscutible. En 2015, fue el quinto país que más invirtió en España, 1.311 millones de euros. Es además el principal emisor de turistas en 2015 con 15.675.247, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Reino Unido es también el tercer destino de las exportaciones españolas con un 8,6% del total (un 20% más que el año pasado), solo por detrás de Francia y Alemania.  

Respecto a la presencia española en Reino Unido, el Instituto de Comercio Exterior (Icex) cifra en unas 300 las empresas españolas presentes en territorio británico, entre ellas grandes multinacionales como Iberdrola o Santander que repatrían millones de euros anualmente a las arcas nacionales. La importancia de estas relaciones queda plasmada en el ránking creado por la consultora AFI, el Índice de Sensibilidad al BrexitÍndice de Sensibilidad al Brexit, que sitúa a España como la octava economía más afectada por una eventual salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Ante unas relaciones tan fluidas entre Reino Unido y la UE, el economista Juan Ignacio Crespo se muestra convencido de que “tanto si votan que sí como si votan que no, Londres seguirá en la Unión Europea, porque deshacer todo lo que han hecho a lo largo de estos años no les saldría rentable. Por ejemplo, en Londres hay empresas multinacionales que tienen ahí la base de su tesorería, y con un nuevo marco jurídico tendrían muchas dudas y lo más seguro es que se trasladaran a otros países”.

Respecto a España, Crespo considera que “perderían las dos partes por igual. Reino Unido tiene un déficit comercial enorme con la Unión Europea. Londres perdería especialmente por la parte financiera y tal vez dejara de ser la segunda plaza más importante del mundo tras Wall Street”. Salvador Llaudes coloca a las islas como más perjudicadas. “Reino Unido tiene mucho más que perder que España. Hasta ahora tenía las ventajas de pertenecer al club comunitario y algunas medidas que no se le aplicaban, como la moneda común o el espacio Schengen. Estas exenciones hacían que tuvieran 'lo mejor de los dos mundos', como dijo Cameron”. No obstante, Llaudes advierte que “todo esto se vería en entredicho con el Brexit. Ahora pueden ser la capital financiera de Europa sin formar parte del euro, pero de la otra forma habría que ver. Perderían más que España”.

Las dudas también aparecen para los algo más de 250.000 británicos residentes en España. Crespo cree que la salida “generaría malestar en la comunidad británica que reside en España. Abriría un problema de ajuste a una nueva situación en áreas como los servicios sociales, lo que crearía problemas a personas que ya creían tenerlo todo hecho, y esto podría hacer que vuelvan a su país de origen”. Además surgen también dudas sobre el turismo: “Si la situación provoca una recesión en Reino Unido, la gente ya no vendrá tanto de allí”.

Uno de los motivos que reduciría la afluencia de turistas británicos a España sería una posible devaluación de la libra, que reduciría su poder adquisitivo. Marga Rivas, bróker y analista financiera, observa que “en las últimas semanas la libra ha sufrido un importante castigo por lo que puede venir y todo el sector financiero está a la espera. Incluso Janet Yellen (presidenta de la FED estadounidense) aplazó la subida en los tipos de interés para ver que ocurría con el Brexit”. La analista, que cree que Reino Unido seguirá en la Unión Europea, considera que, ante la devaluación que ha experimentado la divisa británica, es el momento de comprarla porque una vez se queden en Europa, se va a revalorizar mucho, es una verdadera oportunidad“. 

Las empresas apuestan por la Unión Europea

Las posibles fluctuaciones de la moneda británica también tendrían un efecto en las cuentas de las empresas. Compañías como Ferrovial, Telefónica o Iberdrola han contratado coberturas sobre el valor de la libra para fijar el tipo de cambio frente al euro, según Expansión. Crespo califica esta medida como “excesiva”, ya que en su opinión “habrá problemas de turbulencias a corto plazo, pero mirando a largo no tiene sentido”. Contrasta con el criterio de Marga Rivas, quien ve lógico contratar coberturas “porque es la única forma de defenderte ante un escenario incierto”. 

Iberdrola es precisamente una de las grandes compañías españolas con más intereses en el Reino Unido, sobre todo, por el peso de sus activos allí, valorados en 30.000 millones de euros, como consecuencia de la adquisición de Scottish Power en 2006. Este hecho se ha traducido en importantes caídas en el precio de sus acciones por su gran exposición al mercado de las islas. La eléctrica aboga sin ambages por la permanencia en la Unión Europea, tal y como demostró firmando una carta en el marco de la European Roundtable of Industrialists (ERT) en la que compañías como Vodafone, Rolls-Royce, Nestlé, Siemens o Telefónica pedían abiertamente la permanencia en la comunidad europea.

Fuentes de Iberdrola defienden que “la continuidad o no del Reino Unido como miembro de la Unión Europea es un asunto que han de decidir los ciudadanos británicos. En cualquier caso, y como principal compañía eléctrica integrada de Europa, entendemos que la pertenencia al mercado común beneficia a Gran Bretaña, tanto para garantizar la seguridad del suministro energético como para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones. Sea cual fuere el resultado del referéndum, Iberdrola seguirá siendo una de las grandes empresas de Gran Bretaña”.

El Banco Santander es otra de las compañías españolas con intereses en Reino Unido. El 23% de sus beneficios procede de su negocio en suelo británico, por lo que está expuesto a cualquier turbulencia política. A preguntas sobre este asunto, la entidad se remite a unas recientes declaraciones de su presidenta, Ana Botín: “Es mejor que Reino Unido esté en Europa, porque ambos serán más fuertes. Independientemente de lo que se decida, Santander va a estar en Reino Unido”.

Aunque los británicos decidan abandonar la Unión Europea, no sería una salida inmediata, lo que daría margen también a las empresas para reconsiderar su estrategia. Llaudes explica que “se tendría que negociar un acuerdo de salida, para lo que hay un periodo de dos años. En paralelo además se negociaría cómo sería la nueva relación, el un nuevo acuerdo, para el que existen varios escenarios. Lo que es seguro es que habrá pocos incentivos que darle a Reino Unido por parte de la Unión Europea”. En este sentido, el presidente de la patronal bancaria AEB, José María Roldán, aseguró hace unos días que hay que “desdramatizar” el Brexit porque Reino Unido no dejaría de existir y además, en caso de producirse una salida, sería un proceso paulatino.

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