“El Plan Juncker no retirará fondos a un país si no sigue las recomendaciones de Bruselas”
Como primer ministro finlandés (2011-2014), el conservador Jyrki Katainen saltó a los medios nacionales cuando en 2012 visitó a Mariano Rajoy a bordo de una aerolínea de bajo coste. Ahora vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Empleo, Crecimiento, Inversión y Competitividad, Katainen es la cara visible del Plan Juncker (ESFI en inglés), el ambicioso fondo que prevé movilizar más de 300.000 millones para relanzar la inversión público-privada en la Unión. A finales de febrero, Katainen hará un roadshow por España que le llevará primero a Bilbao y después a Madrid. Antes recibe a eldiario.es en su despacho de Bruselas.
España no desveló en diciembre ningún proyecto potencialmente incluible en el Plan Juncker. ¿Tiene usted constancia de alguno en concreto?
No. En realidad no se sabrá a ciencia cierta hasta junio qué proyectos se podrán financiar. El propósito de la task force [el estudio previo con el que la Comisión identificó proyectos estratégicos en la UE] era recolectar ideas sobre qué tipo de inversiones necesita Europa. Pero la lista preliminar de proyectos no implica que vayan a ser financiados. Gran parte de la financiación dependerá de los inversores privados, porque el nuevo fondo es para ese sector y para fomentar la colaboración público-privada. La mayoría de las inversiones públicas podrá seguir financiándose a través del BEI. Pero este fondo todavía precisa de inversión privada.
¿Se está consiguiendo atraer inversores privados en España y el resto de países?
Es pronto para decirlo, pero así lo esperamos. Los comentarios que hemos recibido del sector privado son esperanzadores. No nos falta liquidez en Europa, lo que falta es que ese dinero del sector privado vaya a la inversión real. Los empresarios nos dicen que algunas inversiones pueden ser más arriesgadas de lo normal, por eso el Plan Juncker va dirigido a compartir ese riesgo, a dar garantías de financiación que están siendo bien recibidas. Un ejemplo: proyectos piloto relacionados con las nuevas tecnologías o el ahorro energético. La segunda pata de este fondo es la iniciativa para financiar pymes, que presentamos en España en enero y que esperamos extender a los 28 estados. Garantizamos que cada euro prestado movilizará mucho más dinero del sector privado.
¿Qué espera de su periplo por España?
Me veré con cargos públicos, diputados, sindicatos y empresarios interesados, especialmente del sector industrial. Intentaremos que entiendan la filosofía del plan y apuesten por él.
¿España complementará con fondos propios el dinero del plan habilitado?
Parece que hay varios países actuando en este sentido y recurriendo a sus bancos nacionales para canalizar los préstamos y añadir más fondos. Y España podría ser uno, a través del ICO. En cualquier caso, el fondo está muy bien surtido y en España la capacidad crediticia se acercará a los 60.000 millones. Una cantidad más que suficiente para animar al sector privado.
¿La Comisión vigilará de cerca los proyectos? ¿Alguno ha sido ya rechazado?
No, porque los fondos no están listos aún. La Comisión no interferirá en el proceso de selección de los proyectos. Tampoco los Estados. Los impulsores de los proyectos contactarán con el Fondo y este analizará el perfil de riesgo y la viabilidad de cada uno de ellos. La decisión final la tomará el Consejo del BEI para evitar la politización del uso del dinero.
La “no politización” de los fondos es un tema recurrente últimamente. El Ecofin, con Alemania a la cabeza, ha insistido en vigilar su destino.
Todo el mundo lo pide. No conozco ni un solo Estado que no lo haga. Si queremos movilizar capital privado, las empresas tienen que estar 100% seguras del retorno de la inversión. Y eso se hace de acuerdo a criterios técnicos.
Pero España ya desveló algunas de sus intenciones, entre ellas incluir en el plan más conexiones de AVE en año electoral y en un país que ya cuenta con 3.000 kilómetros. ¿Ese tipo de proyectos qué análisis recibirán?
No lo sé, y no puedo valorar ahora iniciativas individuales. El fondo, y no la Comisión, es el que se encargará de analizar la rentabilidad. Si en las conexiones portuarias o ferroviarias solo aparece capital público, el Estado no podrá dirigirse al nuevo fondo, pero sí pedir prestado al BEI o a otros mecanismos ya existentes.
Una de las patas más importantes del Plan Juncker son las infraestructuras. Además del AVE, España ha sido advertida por el Tribunal de Cuentas de la UE del exceso de aeropuertos sin uso.
Para mí es imposible valorar ahora lo que los Estados quieran incluir o no. Sí le digo que la iniciativa tendrá que contar con el sector privado de cada país para salir adelante. Queremos movilizar fondos en muchas otras áreas: interconexiones energéticas, telecomunicaciones… Hay áreas que incluso pueden no ser rentables a corto plazo para el sector privado, como mejorar la banda ancha en el medio rural. Queremos compartir ese riesgo inicial con las empresas en proyectos que pueden terminar siendo beneficiosos para todo el mundo.
La llegada de Syriza al poder ha causado cierta convulsión en la UE. Las encuestas en países como España revelan el ascenso de partidos con propuestas similares. ¿El Plan Juncker puede conllevar condiciones si hay Estados miembros que no siguen las recomendaciones de la Comisión Europea?
Absolutamente no. No habrá ninguna condición macroeconómica. Todo dependerá de la calidad de los proyectos presentados y de si cumplen los requisitos. La valoración será igual para todos.
Como vicepresidente de la Comisión, uno de los mandatos que se le han encomendado es el relanzamiento del empleo. España crea puestos de trabajo, pero muy precarios y a cuentagotas.
Hay signos positivos y enormes desafíos. El paro juvenil es un problema muy serio. La Comisión continuará animando a España a seguir haciendo reformas que animen al sector privado a contratar a más gente. También alentamos a que se usen mecanismos estructurales como el nuevo fondo o la iniciativa para pymes para reducir el desempleo. Hemos constatado cierta mejoría en las políticas activas de empleo, así como en otras áreas [Katainen consulta una lista relativa al caso español]. La llamada ventanilla única para buscar empleo, la garantía juvenil, prestar más atención a las desigualdades interestatales, invertir más en educación… Hay que cuidar a las generaciones venideras y procurarles puestos acordes con su calificación.