Rodrigo Rato equipara las tarjetas black que él creó en 2012 con “cheques” con los que cobrar el salario
Rodrigo Rato ha dado la sorpresa en el juicio de las black. Durante su declaración, el exvicepresidente del Gobierno ha detallado un cambio en los tarjetas opacas bajo su mandato que ha descolocado al fiscal, Alejandro Luzón. Según las explicaciones del exdirector gerente del FMI, cuando él llegó a Bankia, en febrero de 2010, las tarjetas formaban parte del salario. Sin embargo, a partir de febrero de 2012 se emitieron nuevas tarjetas que ya no eran sueldo extra, sino solo una forma de cobrar la retribución “de forma líquida”.
Con esta versión, Rato quiere escapar de la responsabilidad de haber creado unas tarjetas y también de haber percibido y aprobado unos sueldos contrarios al Decreto Guindos que entró en funcionamiento en ese momento. La ley limitó las retribuciones de los consejeros de las entidades intervenidas, y las tarjetas hubieran incumplido esa ley.
De esta forma, Rato diferencia dos momentos en su responsabilidad sobre las black. Hasta ese momento, febrero de 2012, Rato ha defendido que solo se limitó a prorrogar la “costumbre” que había en Caja Madrid de que las tarjetas formaran parte del “paquete retributivo”. Luego, eran solo una ventanilla de cobro del salario.
Esta línea de defensa juega con una importante ventaja. Rato se fue de Bankia el 9 de mayo de 2012, con la nacionalización de la entidad. Al no haber cobrado el año completo es imposible demostrar si el banquero estaba usando la tarjeta por encima de su salario o no. Habría que tener el año completo para conocer si había un exceso. Además, Rato asegura que él pensó que en el “finiquito” por su despido, se le había descontado la cantidad usada de estas tarjetas. Asegura que fue posteriormente cuando descubrió que no había sido así.
Con todo, convertir las tarjetas en un elemento para cobrar el sueldo “como unos cheques”, complicó la declaración del exbanquero y exasperó al fiscal. Alejandro Luzón interrogó de forma mucho más dura a Rato para intentar comprender cómo justificaba que las tarjetas se convirtieran de repente en una ventanilla para recibir el sueldo... sin ser un sueldo extra. La jueza Ángela Murillo tuvo que pedir por dos veces al fiscal que no “atropellara” al acusado, al que no hizo ninguna pregunta durante su intervención.
El abogado de la acusación popular, Andrés Herzog, apunta a lo “absurdo” de esta excusa de Rato. “Si ya tiene su propia tarjeta para gastar su sueldo, ¿para qué quiere otra?”, se pregunta Herzog en el receso intentando comprender lo injustificable de la excusa del expresidente de Bankia. Rato no quiso responder a la acusación popular durante el juicio. Solo lo hizo a su abogado y a la fiscalía.
A preguntas de su letrado, Rato negó reconocer los extractos bancarios que aportó Bankia en varios documentos Excel. El exdirigente del PP se escapó de justificar estos gastos, al igual que Blesa. Ambos directivos no han aducido en ningún momento que las tarjetas fueran para gastos de representación, lo que hubiera dado lugar a que el fiscal entrara a preguntar por su uso debido o indebido.
El exvicepresidente también ha defendido que creía que las tarjetas estaban sujetas a inspección tributaria y que estaban soportadas por una cuenta donde se hacían gastos deducibles. Sin embargo, la cuenta a la que iban los gastos de las tarjetas, según un informe pericial aportado por Bankia, era la de “errores informáticos”, una cuenta totalmente opaca.
Para cerrar el interrogatorio, su letrado, Ignacio Ayala, le pidió que explicara la razón para devolver el dinero durante el verano de 2014, antes de que saltara a la opinión pública el escándalo de las black. “Me llamaron de Bankia y me dijeron que parte de mi sueldo no estaba bien soportado”, explicó Rato. Según su versión, “no quería discutir con Bankia por dinero”, así que devolvió los 99.000 euros gastados con su black.