Un informe sobre derechos laborales destapa sospechas de racismo de Zara en EEUU
Un informe del grupo estadounidense de defensa de los derechos laborales Center for Popular Democracy asegura que la cadena española Zara identifica a los clientes negros de sus tiendas en Nueva York como potenciales ladrones. El informe, publicado esta semana y titulado Cosido con prejuicios: la Cultura Corporativa de Favoritismo de Zara USA, se basa en entrevistas aleatorias a 251 de los más de 1.000 empleados de la enseña más importante de Inditex en la metrópoli neoyorquina. El 54% de los entrevistados se identificó como latino, el 23,5% como negros y el 13,5% como blancos.
Entre sus conclusiones está la de que “los clientes negros tienen siete veces más posibilidades de ser identificados como potenciales ladrones que los blancos”, asegura el estudio, que no ha contado con la participación de mandos directivos de la empresa, pero sí con la de trabajadores de seis de las siete tiendas de Zara en la Gran Manzana.
Center por Popular Democracy asegura que más de la mitad de los empleados de la enseña en Nueva York tienen un término para referirse a los clientes “sospechosos” que entran a sus tiendas, el de “categoría especial” (special order). El 46% de ellos identifican así a los clientes negros “siempre” o “frecuentemente”. Ese porcentaje se queda en el 14% en el caso de los clientes latinos y en el 7% en el caso de los blancos.
El informe va más allá y asegura que la discriminación racial también afecta a los propios trabajadores de la compañía. “Los empleados de color en las tiendas de Zara en Nueva York se enfrentan a condiciones desiguales en la empresa”, que aseguran tener “menos posibilidades de un ascenso” y estar sometidos a un escrutinio más estricto de sus jefes que el resto. De hecho, el 68% de los puestos más bajos está ocupado por personas de color.
Según la revista Forbes, del documento se desprende “una cultura corporativa de profundo racismo” en la empresa fundada por Amancio Ortega, que, recuerda, el verano pasado se enfrentó a fuertes críticas tras la retirada de unas camisetas infantiles que en Israel consideraron inspiradas en el Holocausto y este mismo mes ha visto como su exdirector jurídico en Estados Unidos, Jack Miller, denunciaba a la compañía para reclamarle 40 millones de dólares tras despedirle por “judío, estadounidense y gay”.
Fuentes de Zara en Estados Unidos han dicho a Forbes que el informe se ha publicado “sin siquiera contactar con la empresa” y que no tiene ninguna base.