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El plan para crear un fichero de pasajeros contra el terrorismo desconcierta a las aerolíneas

Aviones en la T4 del Aeropuerto de Barajas.

Antonio Ruiz del Árbol

Los atentados yihadistas de la pasada semana en París han comenzado a provocar severos efectos colaterales en el sector de la aviación comercial del Viejo Continente, y de manera acusada en España. Varias aerolíneas europeas se han puesto en contacto con sus respectivas autoridades de aviación civil, a través de sus organizaciones patronales, para pedir asesoramiento ante las exigencias de los responsables de seguridad y de fronteras de diversos Estados con el fin de que, de inmediato, comiencen a transferir los datos personales y de movilidad de aquellos viajeros que transportarán hacia los aeropuertos de sus territorios.

Las compañías aéreas advierten de que se encuentran “entre dos fuegos”. Si no atienden las demandas de los Estados podrían verse sometidas de inmediato a “multas, expedientes o cancelaciones de vuelo”. Si, por el contrario, acceden a la transferencia de información incurrirán en “delito contra la Ley de Protección de Datos en vigor en la UE” que prohíbe expresamente dicha transferencia. Y también serían sancionadas.

Aunque las presiones sobre las aerolíneas en este asunto vienen de lejos, tras los sucesos de París, las reclamaciones de los responsables de seguridad de varios Estados se han convertido en “explícitas y apremiantes”, según han explicado a eldiario.es fuentes de las compañías y de sus patronales.

Tanto Iberia como Air Europa han expresado su inquietud por la situación. Y aunque varios países apremian la imposición del proceso de transferencia de información, los dos que tienen mayor relevancia para las operaciones desde España son México y Turquía. “Los mexicanos están muy presionados por sus vecinos del norte y los turcos actúan por la cercanía a las bases de operación del denominado Estado Islámico”, señalan esas fuentes.

Fichero de pasajeros aéreos

Como principal argumento para imponer la transferencia inmediata de datos de los viajeros, se esgrimen las reiteradas declaraciones de los ministros de Interior y Asuntos Exteriores de al menos 15 países comunitarios advirtiendo de que tienen muy avanzada la creación de un súperfichero cuyo objetivo será controlar datos y movimientos de todos los pasajeros que entren o salgan de la UE. España es uno de los países que en los últimos días se ha mostrado a favor de poner en marcha ya este mecanismo.

La inquietud en el sector de la aviación civil en defensa de la privacidad de sus clientes no es nueva. Fuentes de las patronales recuerdan que desde los atentados del 11-S en Nueva York se ha avanzado “a trompicones” en la constitución e intercambio de estos registros de datos, conocidos como PNR (Passenger Name Record) y que son aquellos que facilitan los viajeros a las aerolíneas en el momento de adquirir un billete. Incluyen desde el nombre, fecha de nacimiento, número de teléfono, medio de pago, itinerario, etc.

En un largo y controvertido proceso de negociaciones sobre el PNR, la UE ha llegado a acuerdos con Estados Unidos, pero también con Canadá y Australia para establecer qué datos, en qué condiciones y con qué garantías se pueden transferir. Para valorar lo conflictivo del proceso, baste recordar que los acuerdos se han modificado y renovado en cuatro ocasiones en los años 2004, 2006, 2007 y 2011.

Además, del lado europeo la iniciativa de la conclusión de pactos siempre ha sido impulsada por la Comisión, mientras que el Parlamento europeo se ha mostrado a favor de proteger la privacidad del pasajero. Ante este panorama de incertidumbres y contradicciones, las compañías aéreas entienden que tienen toda la razón al guardarse las espaldas “y pedir que las autoridades de aviación y de seguridad se pongan de acuerdo”.

Discriminación 

 Las aerolíneas y sus representantes afirman que el sector se siente “sobrevigilado y controlado” y aseguran que sufren un trato discriminatorio “cuando ninguna de estas medidas de identificación de pasajeros se aplica en otros medios de transporte como el ferroviario y los autobuses”, que pueden ser utilizados, “y de hecho se ha demostrado que también lo son”, por terroristas y delincuentes.

“Parto del supuesto de que la inseguridad no nace en los aeropuertos, sino que se da cita en ellos. Por este motivo, intentar resolver dichos casos en el ámbito aeroportuario y de la aviación civil viene a ser una herencia desproporcionada entre causas y efectos”, señalaba recientemente el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas españolas (ALA), Pablo Olmeda, en una intervención reciente sobre aviación y seguridad.

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