Los beneficios empresariales se comen la recuperación económica
El próximo año se dibuja con unas cifras entre discretas y pírricas. Un crecimiento de entre el 0,5% y el 1% de la actividad económica. Caída del empleo o tímido repunte de los contratos más precarios. Consumo exiguo con su correpondiente aminoración de los precios (hay quién apunta a deflación). Salarios estancados en el mejor de los casos y a la baja en la mayoría. Y el supuesto motor de la economía, las exportaciones, tocando ya techo. Con este panorama solo una cifra destaca rutilante: la subida de los beneficios empresariales y la bolsa.
Las diferencias entre lo que esperan ingresar las empresas y lo que esperan sus trabajadores que les toque a su bolsillo son abismales. Las diversas casas de análisis que han comenzado a vertir previsiones para invertir en 2014 están eufóricas con España para el próximo ejercicio. Una subida media de la bolsa de entre el 10% y el 20% y unas cosechas de beneficios que borrarán lo más duro de la crisis.
Para construir estas estimaciones, los analistas se asientan en los buenos resultados que ya se han cosechado en 2013. De enero a septiembre, los beneficios de las 35 empresas más grandes que cotizan en bolsa llevan una mejora acumulada del 13%. Y en 2014 se superarán con creces las de este año. Este optimismo se refleja en las mejoras de las perspectivas de las agencias de calificación, que en los últimos días han mejorado su visión de la economía española. Standard and Poor's, Moody's y Fitch creen que la cosa mejora en España y su recomendación, parafraseando a Emilio Botín, hace que llegue dinero “de todas partes”.
El aterrizaje en plancha de decenas de fondos buitres y otros vehículos de inversión en la economía española es más que comentada. “Cada vez hay menos sitios donde se puedan conseguir estos beneficios”. No son palabras de Mariano Rajoy, sino de un gestor de un fondo de riesgo hace pocas semanas a eldiario.es.
En esta orgía de aparente bonanza, llueven datos que diluyen el optimismo. Esta misma semana se ha sabido que se han evaporado casi 67.000 puestos de trabajo en noviembre. Que se sigue destruyendo empleo se constata en casi cualquier sector de la economía. El último informe sobre grandes empresas que publica mensualmente la Agencia Tributaria refleja que las mayores corporaciones, esas que se espera que multipliquen sus beneficios el próximo año, redujeron sus plantillas en un 1,5% en octubre. Tomando la misma fuente, lo que ya es seguro es que en 2012, además del empleo destruido, los salarios de quienes conservaron el empleo se redujeron un 2,5% de media.
Si los beneficios suben y el empleo y los sueldos bajan, no hay que ser nobel de Economía para deducir lo que está sucediendo en la relación de empresas y trabajadores. En un reciente informe, el FMI ya constata que las empresas exportadoras españolas (también en el resto de países del sur) están aprovechando la bajada de los salarios en España para mejorar sus márgenes empresariales.
España, la nueva China europea
En un informe de finales de octubre, el banco de inversión francés Natixis (con prestigio en el sector), se pregunta: “¿Será España la China de Europa?”“¿Será España la China de Europa?”. El informe, emitido por lo que se puede llamar un agente del mercado, es demoledor. Asegura que los costes laborales de España permiten que se localicen muchas empresas en la península, ya que son mejores que los de Alemania o Francia. Sin embargo, el banco también recuerda que “la inversión en I+D es menor, así como las competencias de sus empleados”. La conclusión es que España será para Europa una factoría al estilo de lo que ha sido China para el mundo en los años noventa. En sucesivos informes, el banco muestra cómo los beneficios empresariales en España están subiendo a tasas muy superiores a las del resto de los países del euro, por supuesto incluidos Francia y Alemania.
La mejora de los beneficios de las empresas choca con el presente y el futuro inmediato de los salarios de los trabajadores. Los servicios de estudios continúan pidiendo una moderación salarial para los próximos años que en realidad, son recortes en toda regla. Recientemente, BBVA plantea en un estudio que si se recortan un 7% los salarios, aumentaría un 10% el empleo, y en cascada toda la economía. Lo que no se especifica es qué tipo de empleos se crearían después de esta rebaja generalizada de sueldos.
Desde luego, los cálculos les salen a las grandes empresas. Un informe del Consejo Empresarial de Competitividad, el lobby de las grandes empresas, asegura que cada trabajador dará un beneficio de 27.900 euros a su empresa en 2014, cuando en 2007 esta cifra era de poco más de 20.000 euros. La reducción de las plantillas y la bajada de los salarios obran la magia de estos números.
Pocas dudas caben de que la devaluación interna se está haciendo solo por un lado de la economía. El año pasado fue el primero en el que el excedente bruto de explotación -que con la brocha gorda se puede calificar los beneficios empresariales- había superado por segundo año consecutivo al peso de la renta de los salarios en el PIB. Las empresas se llevan un 46% de la tarta de la economía mientras que los trabajadores se quedan con el 44%. Esto en unos años en los que la economía se ha reducido. Así, al empequeñecerse el PIB, el peso de los beneficios ha subido y el de los salarios ha bajado.
Si seguimos la evolución por trimestres de estos dos factores, remuneración de los asalariados y excedente de explotación, quedan pocas dudas de la tendencia que están siguiendo en la economía española. Hasta el verano, los beneficios empresariales habían encadenado seis trimestres seguidos al alza mientras que la remuneración de los asalariados enlaza 19 trimestres de imparable contracción. Básicamente no deja de encogerse desde los últimos tres meses de 2008.
Por eso en el cierre de 2013 hay que estar alerta. Las casas de análisis, los grandes bancos, el Gobierno y en menor medida los organismos internacionales vaticinarán un lustroso 2014, mucho mejor y con grandes oportunidades “de inversión”. Hay que leer la cifra, o en este caso, la letra pequeña. En positivo, en negro, en verde o en el color que lo pinten, solo vendrá la evolución de los beneficios y la rentabilidad de la bolsa. A la mejora de los salarios, por ahora, ni se la ve, ni se la espera ni los que mandan la desean.