El desplome de las bolsas mundiales, en cuatro claves
¿Qué ha pasado en EEUU?
El lunes, coincidiendo con el estreno de Jerome Powell al frente de la Reserva Federal (Fed), el Dow Jones estadounidense sufrió su mayor caída desde 2011 al caer un 4,6%. Es el noveno mayor retroceso porcentual de la centenaria historia de este índice, que, medido en puntos, registró su mayor desplome al perder 1.175 enteros en una sola sesión. Por su parte, el S&P500 cedió un 4,1% y el tecnológico Nasdaq, un 3,78%. Cabe recordar que ya el viernes pasado la bolsa estadounidense ya había retrocedido cerca de un 4%.
¿Se ha producido un contagio a otras bolsas?
La caída en EEUU se ha propagado rápidamente a Asia, donde el Nikkei nipón se ha dejado un 4,73%. En Europa, el desplome se ha suavizado pese a los fuertes desplomes de la apertura, que en el caso del Ibex 35 han sido superiores al 3% y en el DAX alemán apuntaban un retroceso del 5%. El bacatazo se ha suavizado a media mañana, al apuntar los futuros de Wall Street ligeras subidas, y finalmente el Ibex 35 ha cedido un 2,53%, su mayor caída en cuatro meses, hasta situarse en 9.810 puntos, su nivel más bajo en once meses.
Por su parte, el Eurostoxx se ha dejado un 2,48% y se han registrado descensos del 2,35% para París, del 2,45% para Fráncfort y del 2,08% para Londres. Con la prima de riesgo estable en España, las turbulencias en Wall Street han tenido daños colaterales en Europa: en Grecia, el Gobierno heleno ha decidido aplazar su primera subasta de deuda desde el verano a la vista de las turbulencias en los mercados, según Financial Times; y en España, la tormenta bursátil ha complicado el regreso de Metrovacesa a la Bolsa. Las acciones de la inmobiliaria han iniciado la cotización con una caída superior al 7%, aunque finalmente ha acabado la sesión con un retroceso del 3%.
¿A qué se debe este crack?
Como resume al Financial Times Torsten Slok, economista jefe internacional de Deutsche Bank, “los mercados están llegando a la conclusión de que la economía estadounidense puede estar cerca de un sobrecalentamiento y por tanto los riesgos de inflación sean mayores a la amenaza de recesión”.
Uno de los indicadores que apuntalan esa teoría es la subida salarial por hora registrada en enero en EEUU y conocida la semana pasada, que fue del 2,9%, la mayor desde 2009. Esos indicios de sobrecalentamiento podrían propiciar que el nuevo responsable de la Fed tenga que subir los tipos de interés a una velocidad mayor de la esperada, con el consiguiente efecto negativo en los mercados y en el apetito de los inversores por los activos de mayor riesgo.
¿Es una caída puntual o irá a más?
De momento, es pronto para saberlo, aunque algunos análisis no son halagüeños. El analista bursátil John Authers compara la situación actual con la del verano de 2007, en vísperas de la gran crisis financiera de la última década, mientras otros expertos se remiten al antecedente del ‘lunes negro’ de 1987, año del famoso crac de la Bolsa de Nueva York, que consistió en un súbito desplome sin grandes consecuencias a la postre para la economía real.
En este caso, hay factores análogos a los de 1987 como un entorno de depreciación del dólar, rápida mejora de los beneficios empresariales en EEUU tras un par de años de retrocesos; tensiones comerciales crecientes entre ese país y otros como China, Alemania o Japón; precios del petróleo al alza y la expectativa de una subida de tipos.
“Los cracs súbitos en los mercados son acontecimientos muy improbables pero la reciente exuberancia de las Bolsas de EE.UU. y su subida imparable en 2017 y en el inicio de 2018 hacen que un evento improbable se vuelva algo más verosímil”, escribía el experto bursátil Juan Ignacio Crespo en su newsletter el pasado día 1. “Las similitudes económicas y políticas entre entonces y ahora son tan llamativas que hacen que no parezca descabellado el pensar que algo parecido a lo de entonces pudiera terminar sucediendo en el futuro”, apuntaba.