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“El euro no tiene una estructura compatible con los países de la periferia europea”

Francisco Louça, político del Bloque de Izquierdas (BE) y economista. Foto: MARTA JARA

Belén Carreño

“La única solución para la austeridad es austeridad” lamenta Francisco Louça, líder hasta 2012 del Bloque de Izquierdas (BE) en Portugal. Exdiputado, economista, y académico visita España de forma exprés, entre un viaje a Grecia y otro a México, para verse con el equipo económico de Podemos. Louça ha dado un paso atrás en la primera fila política de su país pero uno adelante a la hora de asesorar a partidos de izquierdas sobre cómo afrontar el peso de la deuda. Con la habitual tranquilidad y dulzura portuguesa, Louça no se inmuta durante la conversación por el frenético ritmo de las oficinas de Podemos donde los portazos son la música de fondo de la entrevista.

Usted tiene un plan para la reestructuración de la deuda en Portugal. ¿Cómo funcionaría?

Preparé una propuesta que tiene tres ejes importantes. En primer lugar una reforma fiscal, porque hay un déficit en la igualdad del sistema por la falta de distribución de los impuestos. Una reforma fiscal más igualitaria y redistributiva. El segundo punto sería ya la restructuración de la deuda. La propuesta no pretende una quita (un corte en la terminología financiera o haircut) en el stock de la deuda sino un alargamiento de los plazos, combinado con un recorte de la tasa de interés hasta el 1% en la deuda pública y privada. (En la actualidad está en el 3,5%). La deuda de muy corto plazo no entraría, sería a partir de un año en adelante, que es el gran saldo vivo.

Si eso se paga en diez plazos entre 2049 y 2054, incluyendo para ese periodo una proyección muy conservadora de la inflación a largo plazo, la reducción del valor real presente sería muy grande. El valor nominal no cambia pero sí el neto real presente. Permitiría acercar la deuda a los niveles 60% (ahora está por encima del 135%).

Pero una parte de la deuda es interna, la que tienen los bancos y los pequeños ahorradores. Así que sería necesario recapitalizar todo el ahorro interno. Hay que impedir que el efecto en el balance de los bancos sea tal que la banca se quede insolvente. Así que habrá que organizar una resolución bancaria. Habría que intentar hacer en los bancos un balance más pequeño, más robusto y que transforme la deuda en capital. No necesitaríamos ayuda del BCE. Con que se transforme en crédito, ya sería suficiente.

Entonces, ¿haría un rescate de la deuda a costa de un rescate de la banca?

No, el de la deuda sería con pérdidas por parte de los acreedores. Como una parte son bancos, les desequilibraría. Pero se puede rescatar a los bancos de dos formas, con deuda pública o con una resolución. Apostamos por esta última.

¿Y los pequeños ahorradores, accionistas y depositantes?

Se puede tratar diferente los depósitos. Los más elevados sí se pueden transformar en capital. Hay una tradición importante en EEUU. Aquí se hizo con el BES, aunque se aplicó de forma muy discutible, pero al final los propietarios han perdido el valor de sus acciones y el Estado nacionalizó el banco.

Transformar los créditos en capital tendría dos ventajas. La primera, reducir la deuda del banco y la deuda externa del país por esa vía. Y otra sería asegurar una capacidad de dirigir el crédito. En una situación como la nuestra, que necesitamos mucha inversión, puede ser muy interesante reconducir el crédito.

Mientras el resto de la zona del euro alimentaba la burbuja, Portugal apenas creció en la década de los 2000. ¿Qué pasó entonces para que estallara una crisis de deuda?

Hay varias explicaciones, como que tenemos muy poca inversión.

Pero tienen una buena base exportadora.

Es como el 30% del PIB. Portugal es una economía más abierta que España. Pero la actividad viene de la reexportación de productos manufacturados, sobre todo derivados del petróleo. Lo más importante que sucedió en esos años fue el euro. Era una moneda muy sobrevaluada, lo que dañó mucho las exportaciones. Por eso el crecimiento fue muy limitado.

Pero las cifras no daban señales de alarma, excepto el bajo crecimiento. Tenían buenos datos, bajo paro, buena fiscalidad, eran alumnos aventajados como con la reforma de las pensiones. ¿Es el euro lo que explica todo?

Explica que con tasas de interés bajas se animara a la compra de ladrillo. La gente pagaba poco por su casa. No hubo una burbuja de precios tan grande como en España pero el crédito barato creó una ilusión de riqueza real. De hecho la inversión limitada significa que el sistema produtivo no se adaptó. Y las aplicaciones financieras fueron en bienes no transaccionables, como las autopistas, los inmuebles, etc. En ese sentido la economía avanzó muy poco. Y cuando llegó la recesión el disparo del desempleo fue muy fuerte. Esto no había pasado nunca en Portugal (ahora hay un 13%). Es una situación inédita en la historia. Nunca hubo tan poca gente con prestación de desempleo.

¿Y su solución implicaría que Portugal se quedara fuera del euro?

Técnicamente es compatible pero no lo describo en la propuesta.

Pero usted es partidario de salir de la moneda única.

Si la restructuración es de gran dimensión, es muy difícil estar en el euro. Pero comprendo que hay un problema político y de preparación para poder salirse ahora mismo. El euro no tiene una estructura compatible con los países de la periferia y hace que los países deficitarios siempre vayan a ser muy castigados. Pero los Estados no tienen los planes de contingencia ni la preparación necesaria para salir del euro. Ahora no es posible.

De hecho, si no hay reestructuración de la deuda, la única fórmula para hacer viable la economía sería la salida para devaluar la moneda. Es la única posibilidad. El caso de Grecia muestra lo difícil que es hacer la renegociación de la deuda. La situación es muy difícil porque Alemania no tiene intención económica ni presión política. Lo peor que pase en Portugal y en España es mejor para las posibilidades electorales de Merkel, porque castiga a la gente mala que no debería estar en Europa.

¿Se sienten especialmente abandonados por la opinión publica europea?

Desde el punto de vista interno, Portugal es un país en el que se tiene mucha ilusión con la UE. Era un país muy pobre que tenía mucha ilusión con la convergencia real. Ahora se ha dividido, pero aún la mayoría de la gente cree que hay solución.

Usted es político. Muy político. El Bloco no ha conseguido en los 16 años de vida los resultados que Podemos ha cosechado en apenas un año. ¿Hacen análisis frente a este espejo?

No, no tiene mucho sentido. Es muy inspirador, lo que pase en España es muy decisivo para Europa. Pero las configuraciones políticas y sociales son siempre muy distintas. Tsipras (Syriza) tenía un 4,5% de votos hace unos años y nosotros un 6% y ahora mira, las cosas pueden cambiar mucho en momentos clave. Por ejemplo la corrupción ha sido clave en España. En Portugal, pese al caso del exprimer ministro Sócrates (acusado de fraude fiscal), no hay la misma percpeción.

En Portugal hay una especial fragmentación del ala política de izquierda. ¿Tendría sentido una candidatura unitaria o de confluencia?

Tendría todo el sentido un pueblo unido de la izquierda, que pudiera disputar las elecciones. Pero eso no va a pasar. Los partidarios aún no han aprendido lo suficiente como para plantear una alternativa real. Se ven como renovadores del pensamiento político de la acción política, pero no como alternativas concretas que la gente pueda aceptar en el corto plazo. Pablo Iglesias hizo un discurso en el último congreso del Bloco. No soy partidario de copiar líneas de teatro pero los objetivos de luchar con la desigualdad, la justicia social, toda esa cultura es muy parecida.

¿Qué le parece la idea recurrente de la unión ibérica?

Es una discusión que no tiene mucho sentido. Solo tuvo implicación jurídica y estadística entre Franco y Salazar. Hoy día con los dos en la Unión Europea no tendría sentido. Y desde el pundo de visto político hay mucho conflicto de independencia de Portugal con España en los siglos pasados. Además de la cooperación que ya se fija en la UE, no tiene sentido.

¿Pero una alianza política en Bruselas, de ustedes o de todos los periféricos?

Eso sería formidable e inteligente. Pero nunca ha sucedido. Rajoy y Passos Coelho [primer ministro y líder del PSD] son buenos discípulos de Merkel. Esta es una Europa sin solución y condenada. Y esta distorsión de la democracia es muy peligrosa para el continente. Cada vez importa menos lo que deciden en España y Portugal sus gobiernos.

¿Qué la parece la gesión de Varufakis como ministro de Finanzas de Grecia y su forma de negociar en Bruselas?

Ha hecho un esfuerzo formidable. Pero el alivio de la deuda es lo que condiciona el éxito o el fracaso. Ha tenido buenas medidas con la reagrupación de las deudas de las familias. Pero no ha podido hacer inversión.

¿Y el papel del BCE en la crisis de Grecia?

Yo pondría control de capitales ya en Grecia para evitar la fuga de depósitos de estos días.

¿Eso no causa aún más miedo entre los griegos y dificulta la inversión?

La fuga de capitales no ayuda a la inversión. Hay que salvar a la banca.

Pero eso es lo que está haciendo el BCE con las líneas de crédito extraordinarias.

Es errado que la salve el BCE. Es muy raro y peligroso que los economistas hayan aceptado que los sistemas bancarios en algunos países de Europa tienen garantizado su negocio por el BCE. Algo excepcional se ha convertido en algo normal. Pero esto debe ser en emergencia. No todos los días y hace años que es todos los días. Deben volver a ganar con su propio negocio.

Y ¿qué opinión tiene del comité de la deuda de Grecia?

Asistí a la presentación del informe y participé. Es un comité parlamentario y no gubernamental con una argumentación jurídica y legal más que económica. El Gobierno trataría los problemas de una forma distinta. Corresponde mucho a la indignación de la gente. Es una respuesta política a esa indignación.

¿Debe Tsipras hacerle caso?

Es un informe preliminar, debemos esperar al global. Lo más importante es cómo se desarrolla el argumento jurídico y cómo defenderlo internacionalmente. Esa es la parte que más mirará Tsipras para ver si ayuda a los abogados del Gobierno griego. Les ha faltado información además para poder completar el trabajo con la parte de la deuda anterior al rescate.

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