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Las pensiones: el arma electoral que Rajoy guarda en el bolsillo

Las pensiones subieron un 0,25% en 2015. EUROPA PRESS

Ana Requena Aguilar

En año electoral y después de siete años de crisis y recortes, el Gobierno busca la forma de hacer guiños que le granjeen simpatías perdidas. Y las pensiones son, una vez más, un arma con el que buscar apoyos entre un colectivo, los pensionistas, que superan los ocho millones de personas, pero también entre todas las generaciones de trabajadores que ven su jubilación como algo no tan lejano.

De momento, uno de los compromisos que adquirió el Gobierno con los futuros pensionistas se ha paralizado. La Seguridad Social se comprometió en 2014 a enviar cartas a todas las personas mayores de 50 años y con al menos cinco cotizados para hacerles llegar una simulación de cuál sería su futura pensión, a qué edad podrían jubilarse y qué periodos de cotización tendrían que acreditar.

La iniciativa se ha congelado y nadie, de momento, recibirá la carta, tal y como confirma la Seguridad Social, que asegura que la medida sigue en estudio por parte de otros departamentos. Sin embargo, otras fuentes sí hablan de una intención electoralista detrás de esta decisión: enviar la carta supondría dar a los futuros pensionistas una información poco alentadora sobre cuáles serían sus condiciones de jubilación en un momento en el que el Gobierno quiere sacar pecho con las pensiones.

Los Presupuestos Generales que el Gobierno aprobará este verano incluirán cuál será la subida de las pensiones para el año próximo. Según estableció la última reforma del sistema, es una fórmula actuarial que tiene en cuenta varios factores(la esperanza de vida, el estado de las cuentas de la Seguridad Social, la evolución del PIB etc.) la que determina cuál será esa subida.

En 2015, las pensiones subieron un 0,25% -el mínimo fijado por ley- y todo hace pensar que la fórmula dará un resultado idéntico para 2016. Según varias fuentes consultadas, si el Gobierno quiere cumplir con la fórmula que contempla la ley que aprobó, una subida mayor del 0,25% es prácticamente imposible.

Aunque la mejora de la evolución del PIB y el empleo influirán en ese cálculo, las cuentas de la Seguridad Social -en número rojos- también lo harán. La fórmula tiene en cuenta, además, una media móvil que toma como referencia cinco años. Es decir, que por muy optimistas que fueran las previsiones sobre mercado laboral que el Gobierno quisiera incluir, parece difícil que puedan compensar el empleo destruido y las afiliaciones perdidas en los últimos años. “Si quieren ser creíbles, al menos en Bruselas, no pueden incluir unas cifras descabelladas”, dice una fuente conocedora de la fórmula.

Subidas a las mujeres con hijos

Lo que sí podría hacer el Ejecutivo es incluir otra vía para mejorar la situación de los pensionistas, por ejemplo, añadir algún beneficio fiscal para las prestaciones inferiores a cierta cuantía de forma que, de facto, subieran.

Hace solo unas semanas, el Ministerio de Empleo ya hizo un primer guiño y aprobó una medida dirigida a mejorar las pensiones de las mujeres que tengan dos o más hijos y que se jubilen a partir de 2016. La subida no es retroactiva y no afecta, por tanto, a las mujeres que ya se han jubilado, y busca compensar la brecha en pensiones que arrastran las mujeres debido a su dedicación las tareas de cuidados. La propuesta del Gobierno -que ahora debate la Comisión del Pacto de Toledo- es que las pensiones de las mujeres con dos hijos suba un 5%, la de tres hijos, un 10% y la de cuatro o más hijos, un 15%.

Si aplicamos estos porcentajes a las pensiones medias las subidas serían de unos 44 euros en el primer caso, 88 euros en el segundo y 131,7 euros en el último. Es decir, aún aplicando la máxima subida (la que tendrán las trabajadoras que hayan tenido cuatro o más hijos), la pensión media de las mujeres rozaría los 1.010 euros mensuales, 280 euros por debajo de la media de los hombres.

Se trata, además, de un gesto más que de una medida que solucione la brecha de género en el mercado laboral: un informe reciente de la UE señalaba que este tipo de propuestas no rompen con el modelo que genera las desigualdades y que se basa en un reparto desigual del trabajo y los cuidados entre hombres y mujeres.

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