El 95% de las personas que están fuera del mercado laboral para dedicarse a los cuidados son mujeres
Los datos no dejan lugar a dudas: los cuidados y las tareas del hogar siguen siendo un asunto de mujeres y son ellas las que continúan renunciando a parte de su jornada y salario para ello. De todas las personas que en 2013 estaban inactivas por dedicarse al cuidado de menores o dependientes, el 95% –medio millón– eran mujeres, según datos del INE recogidos en un informe de UGT. El sindicato ha elaborado un folleto, el primero dirigido a hombres, para hacer “un llamamiento a la paternidad corresponsable” y ejercida “los 365 días del año” e informar de que todos los permisos y reducciones de jornada pueden ser asumidos tanto por trabajadoras como por trabajadores.
Las excedencias por cuidado de hijos o familiares han crecido un 14% en el último año, pero son las mujeres las que casi en exclusiva hacen uso de ellas. En 2013, el 94,5% de las excedencias para cuidado de menores fueron solicitadas por mujeres y solo el 5,5% por hombres. Los porcentajes son muy parecidos en el caso de los permisos por cuidado de familiares: el 85,2% los pidieron mujeres, frente al 14,7% que solicitaron los hombres. “En la vida laboral, los hombres no se planifican las interrupciones laborales para dedicarse al cuidado de la familia, probablemente por tratarse de un permiso no retribuido, aunque la vuelta al mismo puesto de trabajo esté garantizada”, dice el estudio de UGT.
Las reducciones de jornada por cuidado de hijos también están feminizadas. Según los datos del INE, en 2013 las trabajadoras redujeron sus jornadas en una proporción diez veces superior a la de los hombres: un 21,2% de mujeres acortaron sus jornadas en un tiempo igual o superior a un mes para cuidar de un menor de ocho años, frente a un 2,1% de hombres. El 95,8% de los trabajadores no han reducido sus horas de trabajo por este motivo, una cifra que contrasta con el 77% de mujeres que sí lo han hecho.
“Los hombres no cogen más permisos por la merma de salarios y cotizaciones que supone, no los cogen en tanto suponen un alejamiento de sus puestos de trabajo. Las consecuencias negativas las soportan en exclusiva las trabajadoras. No solo hacemos un trabajo que no se reconoce, el de cuidados, sino que además perdemos salario y cotizaciones por hacerlo, lo que supone un empobrecimiento de las mujeres”, subraya la secretaria de Igualdad del sindicato, Almudena Fontecha.
Desde que estalló la crisis en 2008, los permisos de maternidad arrastran una caída del 20%, un hecho que UGT vincula al descenso de los nacimientos, las estrecheces económicas, la bajada de los salarios y la precariedad laboral. “Todo ello repercute en la decisión de las mujeres de ser madres”, dicen. Lo que no ha cambiado es que menos del 2% de los hombres (o de las mujeres en el caso de las parejas lesbianas) acceden a la parte del permiso –diez semanas– que las mujeres pueden transferir a sus parejas.
La caída de los permisos de paternidad propiamente dichos ha sido menos acusada, del 15% en los últimos siete años. Almudena Fontecha lo atribuye a que son permisos de mucha más corta duración, no afectan a las cotizaciones y están retribuidos al cien por cien. UGT defiende que la equiparación de los permisos de maternidad y paternidad serviría para equilibrar la situación en el mercado laboral, pero también en el ámbito privado. “Esto no es algo que deba quedar en el ámbito personal. Las administraciones tienen que poner los medios”, afirma Fontecha.
Falta de servicios públicos
Precisamente, tener un hijo tiene un impacto muy diferente en las carreras laborales de hombres y mujeres: aumenta la participación de los primeros y disminuye la de las segundas. Las mujeres sin hijos tienen una tasa de empleo del 66,9%, una cifra que se reduce al 59,5% en el grupo de las que sí los tienen. En los hombres, el efecto es el contrario: los que no tienen hijos alcanzan una tasa de empleo del 74,4%, mientras que en los que sí los tienen llega al 78,9%. Lo mismo sucede con el trabajo a tiempo parcial: casi el 30% de las mujeres de entre 25 y 54 años con un menor a cargo trabajan a tiempo parcial, frente al 6,7% de los hombres con las mismas circunstancias personales.
La falta de servicios públicos lastra la participación de las mujeres en el empleo: en 2013, el 55,3% de las mujeres de entre 35 y 44 años que están inactivas por labores de cuidado lo están por no poder costear los servicios de cuidado infantil o de mayores. “Es fácil prever que, por los recortes, este número haya aumentado aún más”, subraya Fontecha.
UGT denuncia el déficit de inversión social de España, que considera clave para revertir esta situación. Por ejemplo, solo uno de cada cuatro menores de tres años tiene plaza en una escuela infantil pública. “En el ámbito empresarial no se dan facilidades para que hombres y mujeres concilien y en el ámbito público hay una clara exoneración de responsabilidades para que esto suceda. La inversión social generará más oportunidades de empleo para las mujeres, más desarrollo y más bienestar”, señala Fontecha, que rechaza las desgravaciones fiscales y apuesta por “más servicios”.