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La reforma fiscal de Rajoy: menos impuestos para ricos, 'súperricos' y grandes empresas

Montoro dice que en abril se ha dado un "auténtico vuelco" en la balanza de pagos

Belén Carreño

El Gobierno ha dado luz verde por fin a la esperada reforma fiscal, siguiendo el guión de las numerosas filtraciones que habían adelantado los ejes maestros de la propuesta. Por el momento, y a la espera de conocer el lunes más detalles, la reforma gira alrededor de una bajada de impuestos directos muy asimétrica, en especial sobre el IRPF que afecta a las rentas del trabajo. Los tramos de los tipos pasarán de siete a cinco, y la rebaja se hará en dos años, entre 2015 y 2016.

En 2016, el tipo más bajo pasaría a ser del 19%, frente al 24,75% actual y el más elevado sería del 45% frente al 52% actual. El tramo más bajo afecta a los que ingresan menos de 12.450 euros y el tramo más alto los que ingresan de 60.000 euros en adelante. Son los dos extremos, los mileuristas con hasta 12.000 euros de ingresos al año y los que ganan más de 175.000 euros los más beneficiados por las rebajas.

El tramo actual más elevado es para rentas con más de 300.000 euros. Este último tramo y el inmediatamente anterior de entre 175.000 y 300.000 euros tienen unas caídas en porcentaje de entre un 12 y un 13%. Pero en puntos porcentuales se llevan la mayor rebaja, al pasar del 52% de impuestos (en el caso de las rentas superiores a 300.000 euros) a un 45% de tipo.

Los cambios en los tramos hace que haya saltos en la rebaja de impuestos. Por ejemplo, los que tienen una base de entre 53.000 y 60.000 euros, registran un fuerte escalón en el cambio de tipos, desde el 43% actual hasta el 37% que pagará en 2016. Sin embargo, un tramo intermedio que tenga entre 20.200 y 33.000 euros, una renta que puede corresponder a lo que se conoce como “clase media”, no ve modificado el tipo que se queda en el 30%. El efecto de la rebaja en los tramos anteriores sí propiciaría un descuento en el tipo medio que deben pagar estas rentas.

A estos tramos hay que añadir además la parte autonómica. En el caso de Catalunya, por ejemplo, el tramo autonómico eleva el tipo actual más alto del 52% al 57%. En su mano está que la rebaja sea efectiva o no.

Estos son los tipos que se aplican pero luego lo que pagan realmente los contribuyentes cambia al aplicar el mínimo exento y las bonificaciones o desgravaciones correspondientes a cada caso.

Además, suben los mínimos exentos por descendiente y para las personas con una discapacidad superior al 33%.

En esta línea, se amplía la lista de bonificaciones, los famosos agujeros del sistema. En el caso del IRPF están centrados en ayudas que recibe la madre trabajadora por cada hijo menor de tres años, personas con discapacidad y familias numerosas. Es una suerte de cheque fiscal de 1.200 euros anuales, acumulables para cada una de las situaciones familiares.

En principio, Hacienda no remienda ni uno de sus coladeros en el sistema, una de las principales peticiones demandadas por todos los expertos.

En cuanto a tipos efectivos, esto es, lo que se paga realmente de impuestos una vez descontado el efecto de los mínimos exentos y otras bonificaciones y se hacen la media de los tipos nominales que se pagan en cada tramo de ingresos, los cambios son más elevados. Los que tengan de rendimiento del trabajo menos de 12.000 euros pasarán a no tributar y los de 15.000 euros tendrán una rebaja de casi el 23% respecto a lo que pagan en la actualidad. El Ejecutivo asegura que los que ganen menos de 24.000 euros tendrán una rebaja media en su factura fiscal del 23,5% para 2016.

Según la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, la rebaja la notarán 20 millones de contribuyentes en las nóminas de enero de 2015. “Ha llegado el momento de bajar impuestos para todos. Los españoles van a recibir la compensación por los sacrificios que han hecho”, matizó el ministro Cristóbal Montoro.

Los dos políticos populares destacaron el espíritu “equitativo” de la reforma, que, en su opinión, favorece en particular el empleo, a las rentas más bajas, a las familias y a las personas con discapacidad. Montoro cree que el nuevo diseño tributario favorecerá la inversión y el emprendimiento.

Tipos más bajos para grandes empresas

En este sentido, como ya se había anticipado, el impuesto para las grandes empresas bajará del 30% actual y lo hará en dos pasos. En 2015 el tipo será del 28% y en 2016 del 25%. Además, y en contra de la anunciada filosofía de eliminación de privilegios fiscales, las pymes tendrán aún más bonificaciones con el fin de ampliar el número de empresas que pueden acceder a un tipo del 20%.

Montoro ha asegurado que amplían la base imponible para que el tipo efectivo que pagan las empresas, es decir, el porcentaje de sus beneficios, sea mayor que el actual. Pero, y en contra del criterio de los sabios, se refuerzan bonificaciones como el I+D+i. En general, no se ha seguido ninguno de los consejos del comité de expertos.

Además, y desoyendo los consejos de los organismos internacionales, el Ejecutivo confirma que no subirá los tipos del IVA actual y solo modificará el tipo al que tributan algunos bienes sanitarios en cumplimiento de las sentencias internacionales. Tampoco se crearán impuestos medioambientales tal y como habían pedido expertos y organismos.

Tampoco se tocan en principio los otros grandes impuestos, como Patrimonio, que dependen de la negociación con las comunidades autónomas. No se modifica la actual tributación por los inmuebles, ni de primera ni de segunda vivienda.

Sí se mejora la fiscalidad al ahorro que, obviamente, beneficia al que tiene capacidad para ahorrar e invertir. El tipo máximo, que se sitúa en estos momentos en el 27%, baja al 23% y para bases imponibles muy elevadas, esto es, entre el 24.000 y 50.000 euros, se queda en un 21%.

Un capítulo olvidado al menos en el esquema anunciado hoy es la lucha contra el fraude. Montoro solo anticipó que publicará una lista de morosos.

En definitiva, una reforma que solo baja impuestos, apenas modifica la estructura impositiva actual y no afronta las principales dificultades del sistema a la hora de garantizar una recaudación suficiente.

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