La temporada arranca con inquietud ante la importante caída del turismo ruso

La temporada turística arranca en la costa catalana con cierta “inquietud” e “incertidumbre” porque se prevé un importante descenso del turismo ruso, aunque también se espera un ligero aumento del cliente nacional, en un verano en el que la Costa Brava tendrá ocupaciones similares al año pasado.

Fuentes de la Asociación Hotelera Salou-Cambrils-La Pineda han explicado a Efe que la temporada turística se prevé “incierta” debido al importante descenso que se espera de turistas rusos, que podría ser del 15 %, debido al conflicto de Ucrania y a la devaluación del rublo.

El turismo ruso mira más el precio que antes y busca las ofertas, por lo que el sector trabaja en el lanzamiento de promociones para mantener los niveles de ocupación del 2013.

En cambio, se espera un repunte del turismo nacional, que puede ser del 5 %, ya que se ha producido en temporada baja y se espera que la tónica se mantenga.

Sin embargo, desde el sector se apunta que otras zonas de España registran mayores crecimientos, lo que indica que Cataluña no es “uno de los destinos preferidos por el mercado nacional”.

Recuerdan que hace cinco años el turismo nacional representaba más de un 60 % de las pernoctaciones, mientras que en julio del año pasado estaba en un 25 %, y consideran que no se han realizado suficientes esfuerzos en la promoción del mercado nacional y que la situación política tampoco ayuda demasiado.

De todas maneras, estas fuentes esperan que el repunte del mercado británico, belga y francés, permita mitigar la caída del mercado ruso.

El portavoz de la asociación, Xavier Roig, ha apuntado que “el mes de julio, de momento, se prevé duro, ya que las reservas van bastante por debajo del año anterior”, pero que esperan muchas reservas de última hora.

Según datos del Observatorio de la Fundación de Estudios Turísticos de la Costa Dorada, el 20,4 % de los turistas que recibió el año pasado la zona fueron rusos, el 11,6 % del Reino Unido, el 5,5 % de Francia y el 50,3 % de España, aunque en el mes de julio los rusos representaron el 35 % del total y los españoles, un 25 %.

También en la Costa Brava esperan una caída importante del turismo ruso, que podría situarse entre un 30 y un 40 % a tenor del descenso de vuelos programados, según ha explicado a Efe el gerente de la Asociación Hostelería Costa Brava, Martí Sabrià.

Los rusos se concentran básicamente en el sur de la Costa Brava y, aunque la cifra global de visitantes no es demasiado alta en la zona, suelen ser buenos clientes, ya que gastan mucho en compras y se quedan entre diez y doce días, más que la media.

Además, muchos viajan fuera de temporada con lo que ayudan en la lucha de los hoteleros por desestacionalizar el sector.

Sabrià ha explicado que este verano se espera una ocupación similar a la del año pasado, superior al 80 % en julio y entre el 90 y 95 % en agosto, siempre sujetos a las reservas de última hora y a los cambios climatológicos.

En la Costa Brava, julio ha arrancado como es habitual con un cambio de turistas, ya que hasta ahora predominaban los seniors, que huyen de precios altos y aglomeraciones y empiezan a llegar los turistas estivales.

Sabrià apunta que este verano parece que el consumo se anima y la gente tiene “un punto más de alegría” que en años anteriores, por lo que se espera que los turistas consuman mas servicios y estén algún día más en la zona.

Franceses, británicos y holandeses son los turistas que más se verán en la Costa Brava durante este mes de julio, mientras que en el mes de agosto predominará el turismo nacional.

Por su parte, el presidente de la Federación de Hostelería de Lleida, Juan Antonio Serrano, se ha mostrado pesimista respecto a las previsiones del sector en el Pirineo, donde asegura que la recuperación del turismo español “no se ha notado” ya que el 2014 está siendo “mucho peor que el año pasado”.

Con todo, los hoteleros del Pirineo esperan conseguir un verano “correcto” con un 45 % de ocupación en julio y entre un 60 y un 70 % en agosto.