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Bubisher, el proyecto con nombre de ave que lleva la lectura y el español a los niños saharauis

Muchachas saharauis en la biblioteca

José L. Aroca

En la tradición saharaui el bubisher, un pequeño pájaro, es un ave que con su presencia anuncia buenas noticias. Es el nombre que ha tomado una asociación española que desde hace ocho años se dedica a promover y reforzar la enseñanza del castellano entre los niños saharauis, y lo hace con la creación y sostenimiento de bibliotecas y bibliobuses que sirven a tres de los cinco campamentos en los que viven como pueden centenares de miles de refugiados.

La organización ha venido a reconstituir una red de lectura y animación cultural infantil que lucha contra elementos como el clima del desierto, que deteriora los libros casi tanto como los ratones, y contra un conservadurismo que hacía que en cierto momento los volúmenes “se guardaran como un tesoro y prácticamente no se usaran”, describe Carmen Lourdes Fernández, voluntaria extremeña en  esta Asociación de Escritores por el Sáhara-Bubisher.

En los próximos días, aprovechando el puente laboral, saldrá de España un avión con voluntarios en el que viajará con la misión, entre otras, de sustituir el bibliobús de uno de los campamentos que está ya muy estropeado.

Esta asociación, promovida por escritores como Gonzalo Moure autor de literatura infantil y juvenil, centra su misión en los niños de hasta 12 años, en en un entorno en el que “se está perdiendo el español”, explica la voluntaria extremeña, cuando nuestro idioma “es para ellos una buena salida de futuro en países como España, Cuba o Latinoamérica”.

Responsables locales

Bubisher lleva al Sáhara libros, promueve y ayuda a mantener bibliotecas y bibliobuses, y forma personal, con la filosofía de que sean monitores y bibliotecarios saharauis los que prolonguen la labor sobre el terreno: lectura, cuentacuentos, manualidades, animaciones, o préstamo de libros. Dar también apoyo a los profesores de español.

Los habitantes de la proclamada República Árabe Saharaui Democrática malviven en uno de los rincones más inhóspitos del desierto argelino al suroeste del país, zona de Tinduf, y han reproducido su tierra de origen mediante cinco campamentos o wilayas con el nombre de sus ciudades de referencia: Aaiún, Dajla, Smara,, Bojador y Auserd.

En esas tres últimas trabaja Bubisher, y es el bibliobús de Auserd el que hay que reemplazar buscando otro en el mejor estado y precio posibles. Los bibliobuses son necesarios para llevar el español impreso a campamentos de enorme extensión con hasta 150.000 residentes en algún caso.

El proyecto quiere seguir extendiendo su red de voluntarios y colaboradores en Extremadura y para ello puede contactarse con él en el correo bubisherextremadura@gmail.com , así como demanda ayuda pública y privada en la Comunidad.

Carmen Lourdes Fernández ha visto en los últimos años retroceder al español y la dotación cultural en general, huecos que va ocupando un cierto islamismo. Los saharauis –“en los campos de refugiados prácticamente solo hay mujeres, niños y ancianos”- tienen como idioma propio el hassanía, pero también se manejan en francés y asimismo “leen en árabe, el Corán”; Bubisher igualmente lleva para allá libros en árabe.

En Extremadura el apoyo a esa nación frustrada viene también de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, la Junta colabora con el Sáhara y también Podemos realizó una ayuda de 8.000 euros, “pero todo es poco ante la carencia material en que viven”.

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