La pobreza se extiende entre las clases medias extremeñas
Tenían un trabajo estable, que les permitía pagar religiosamente sus hipotecas y llevar una vida normal. De hecho la vida parecía sonreirles. Pero la crisis les arrebató sus puestos de trabajo y ahora no llegan a final de mes. Otros han sido desahuciados. Este verano no se han movido de casa, las vacaciones, ‘mejor para otro año’.
Esta es la radiografía que tanto los bancos de alimentos de Extremadura como la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social hacen de un nuevo perfil de extremeños: personas de clase media con dificultades económicas.
En torno a 40.000 familias extremeñas se benefician cada mes de los alimentos que reparten las Federaciones de Bancos de Alimentos de Cáceres y Badajoz. De esta cifra, hasta un 7% corresponde a esos extremeños que antes ayudaban a otras personas. Ahora con la crisis han pasado a convertirse en beneficiarios de las ayudas.
Déficit de alimentos
La población que vive por debajo del umbral de la pobreza supera el 30% en Extremadura, según la Encuesta de Condiciones de Vida publicada por el Instituto Nacional de Estadística. Esto significa que en torno a 300.000 extremeños tienen dificultades para cubrir sus necesidades básicas y llegar a final de mes.
Desde la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN) Extremadura su coordinador, Javier Segura, advierte de que la vulnerabilidad se está ‘universalizando’ entre la clase media extremeña.
Una población sin recursos, que ha perdido o disminuido ingresos. Sobreviven con ayuda familiar. En otras ocasiones han agotado subsidios y prestaciones, o simplemente no cumplen los requisitos para ser beneficiarios.
Bancos de alimentos
El presidente del Banco de Alimentos de Cáceres, Juan Carlos Fernández, estima que hasta el 7% de los usuarios que se benefician de los alimentos son personas que tenían una situación económica normal, pero por diferentes razones se han visto obligadas a recurrir a pedir alimentos. Familias monoparentales en situación de desempleo, o familias numerosas convencionales, que sobreviven con apenas 400 euros al mes, se encuentran entre los nuevos beneficiarios.
Juan Carlos Fernández calcula que el número de usuarios que acuden a los bancos de alimentos de la región se han incrementado en más de un 30 por ciento en los últimos años. De este modo, los usuarios a los que se atendía desde las asociaciones que reparten los alimentos del banco han pasado de unos 7.800 cacereños en 2011, hasta los 12.400 a finales de 2013. A finales del año pasado se alcanzó el mayor pico.
Esta cifra ha bajado tímidamente hasta los 12.000, aunque el Banco de Alimentos de Cáceres advierte de que no se trata de una cifra “espectacular”. El problema sigue vigente.
Solo el año pasado el Banco de Alimentos de Cáceres repartió 1,3 toneladas de alimentos entre los cacereños, de los que en torno al 60 por ciento eran del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA). El resto procede de donaciones privadas, de otras administraciones y del trabajo de decenas e voluntarios que realizan campañas de recogidas de alimentos e incluso van puerta por puerta pidiendo una colaboración.
Mucho trabajo en las calles
Así lo describe la presidenta de la Fundación Banco de Alimentos de Badajoz, Carmen De Aguirre, que pone de manifiesto el esfuerzo de hasta 600 voluntarios en toda la provincia de Badajoz a través de conciertos, eventos deportivos, operaciones ‘kilo’…
En el caso de la provincia de Badajoz, hay unos 28.000 beneficiarios. Una cifra que al igual que en Cáceres se ha multiplicado desde que comenzó la crisis. Igualmente, se ha detectado un descenso en el número de peticiones, aunque “no tan deprisa como nos gustaría”, según comenta la presidenta del banco de alimentos pacense.
El pasado año se repartieron en torno a dos toneladas de alimentos entre los pacenses, aunque las previsiones apuntan a que esta cifra se doblará, gracias a la solidaridad de muchos ciudadanos. A pesar de la bajada de las donaciones de empresas la cifra aumenta.