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La vida de un bisexual dentro y fuera de los armarios

La comunidad homosexual argentina celebra un "besazo" contra la discriminación

Jesús Conde

“Para mí es la capacidad de sentirte atraído por personas del mismo y distinto sexo. No va por fases, sino que lo vivo con naturalidad, es una orientación más”. Son las palabras de Daniel, un joven de 27 años del norte de Cáceres que se declara abiertamente bisexual.

Daniel no sufrió acoso de pequeño, aunque sí en la adolescencia. Fue justo en la etapa en la que salió del armario y reconoció que era bisexual. Cuando salía a bailar en plena efervescencia adolescente le llamaban ‘maricón’ en la discoteca.

Fue un momento difícil. No era gay, sino que le gustaban las mujeres y los hombres. Reconoce un bloqueo emocional del que se liberó cuando se fue a estudiar a Salamanca y vivió sin ataduras su vida, sus sentimientos.

José María Núñez, presidente de Fundación Triángulo, apunta que la bisexualidad siempre ha estado dentro del armario, principalmente porque socialmente se ha entendido como un antojo. Como un vicio o un acto lujurioso, no como una elección sexual más. Una opción completamente meditada y vivida con completa naturalidad.

Los activistas LGTBI apuntan que la carga social que soportan los bisexuales a sus espaldas es superior a otras. Sisi Cáceres, de Extremadura Entiende, coincide en que es una opción que se comprende menos. Menos aceptada incluso dentro del propio mundo homosexual. Sin embargo en su entorno de mujeres activistas muchas de ellas se definen como bisexuales.

El 'macho' bisexual

En cuestión de armarios parece que el hombre gay puede estar más 'empoderado' que la figura del bisexual a la hora de romper barreras. “Parece como si las experiencias de personas del mismo sexo estuvieran más permitidas entre las mujeres que entre ese hombre que tendría que reconocer que en algún momento de su vida se ha dejado llevar por sus emociones”. Puede entenderse que el 'macho', al reconocer que es bisexual, “podría perder su seriedad”.

Esta es la opinión de Lidia, una activista LGTBI, bisexual y madre de una niña de cinco meses. Desde hace 20 años ha tenido parejas, tanto hombres como mujeres. Ahora está casada con una mujer, aunque también tuvo años atrás marido.

Su entorno ha sido siempre respetuoso, aunque en la familia ha tenido más conflictos porque tienen unas creencias religiosas muy arraigadas –son evangelistas—y al comienzo no lo comprendían. “Fue un proceso de reeducación de ellos, pero también un aprendizaje mío con ellos”.

El trabajo en las aulas

Fundación Triángulo es uno de los colectivos que trabaja en Extremadura en la visibilidad de la diversidad sexual. Tiene varios programas en centros educativos, y en sus talleres desbancan algunos ‘mitos’.

“A veces la imagen que se tiene de la persona bisexual es la de alguien que vive en tríos, algo completamente erróneo, pues se trata simplemente de tener la capacidad de estar con un chico o una chica. Se trata de una orientación sexual más”, según destaca Jesús Murillo, técnico de esta fundación.

La huella social está muy presente y las etiquetas pueden ser elementos opresores para personas que siguen sin estar ‘empoderadas’ y tienen dudas de su orientación sexual. Estos activistas se encuentran en los centros con jóvenes que les trasladan su confusión, y que comentan que no saben definir su orientación sexual.

Algo que según indican entra dentro de los parámetros. En una etapa de autoconocimiento y de cambios puede ser frecuente, y extenderse hasta los 17 ó 20 años. “Lo más importante, disfrutar de las relaciones, sentir el amor en pareja, y visibilizar las relaciones bisexuales como otra opción más, esa es nuestra fuerza”, comenta Jesús Murillo.

¿Hetero o bisexual?

Existe una delgada línea que no debe confundir el concepto de bisexual con el de personas que en algún momento de su vida han experimentado una relación homosexual. Los colectivos LGTBI insisten en que no es lo mismo, y que estas personas no tienen por qué ser bisexuales.

Así, por ejemplo, Kinsey señala en un estudio que en torno al 40% de la población ha tenido en algún momento de su vida relaciones satisfactorias con gente de su mismo sexo. El presidente de Triángulo insiste en que las experiencias homosexuales puntuales son más frecuentes de lo que a primera vista se podría pensar.

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