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El engranaje que hace posible volar

Coordinador de vuelo da el ok al comandante del avión para el despegue. / Foto: Iberia.

Belén Gómez

Madrid —

Mientras tú te preocupas por llegar a tiempo al aeropuerto para coger tu vuelo y haces la cola en el control de seguridad pendiente de vaciarte los bolsillos y de quitarte el cinturón, hay otra persona pendiente del reloj que comienza su trabajo para que el avión salga a la hora prevista.

De la mano de Iberia, hacemos despegar este blog explicando el trabajo del coordinador de vuelos, una labor que los pasajeros no ven pero que es crucial para asegurar la puntualidad y la seguridad del vuelo al que te preparas para embarcar por la puerta H, J, K, no, la M. Te toca caminar rápido para llegar a tiempo. Los tiempos son los que marcan el trabajo de ese gran desconocido con chaleco amarillo, cascos y walkie-talkie que parece un mecánico pero no lo es.

El coordinador es el engranaje que hace posible que el avión levante el vuelo, ya que gestiona el trabajo de todas las personas que atienden a una aeronave durante su escala en el aeropuerto que suele ser corta, ya que donde es rentable que esté es entre las nubes, no descansando en pista. Por tanto, nada más aterrizar comienza el proceso para que vuelva a despegar.

Salimos en una hora

Salimos en una horaCon el número de vuelo asignado, el coordinador empieza su trabajo informándose sobre dónde está estacionado el avión, cuál es la hora de salida y cuánto combustible debe cargar. Para un vuelo de corto o de medio recorrido tiene un tiempo de 55 minutos para la puesta a punto, mientras que para uno intercontinental tiene 115 minutos.

El coordinador debe conocer al dedillo el trabajo de todo el equipo –unas 15 personas para un vuelo regular de Iberia o compañía similar- para revisar todos los procesos y que éstos se realicen correctamente en el menor tiempo posible.

Cuando llega al avión ya lo ha hecho el equipo de limpieza, formado por unas tres o cuatro personas, el de catering, con una o dos, y el suministrador de combustible. Unos 40 minutos antes del despegue hace su aparición la tripulación, formada por unas seis personas, a la que se presenta el coordinador quien mantendrá con ella una comunicación continua, a través de la radio, hasta el despegue. Si se trata de vuelos de largo recorrido la plantilla se multiplica por dos. No hay un vuelo igual que otro porque el equipo humano no es el mismo, siempre cambia, por lo que nuestro “guía” en esta profesión trabaja con desconocidos que conoce desde hace más de 15 años.

Una de las tareas importantes que se realizan antes del embarque del pasaje es la carga de combustible que se hace con el avión parado. El suministrador conecta la manguera de la cisterna al avión. En el caso de la T4 en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas no hay cisternas y el combustible se carga con hidrantes, unas tuberías debajo del suelo a las que se engancha la manguera para hacer el trasvase.

Para esta recarga que se realiza en tan solo un par de minutos se tiene en cuenta el recorrido y las contingencias que marca el plan de vuelo, como puede ser un parte meteorológico adverso en destino para lo que se necesitaría una cantidad de combustible superior. Aunque la decisión de cuánto combustible poner, no todos los aviones llevan lo mismo, no le corresponde al coordinador sino a la tripulación técnica, éste debe revisar la operación a pie de pista mientras se comunica con cabina a través de la radio.

Antes de que te sientes en tu asiento de pasillo para poder estirar las piernas, no sólo han limpiado el avión sino que el equipo de rampa se ha encargado de la evacuación de las aguas residuales, de la revisión de los sistemas de aire acondicionado, de la recarga de los sistemas eléctricos y de la reparación de alguna avería en caso de que la hubiera habido. En algunas ocasiones, la carga de combustible se realiza al mismo tiempo que el embarque de pasajeros para acortar los tiempos. Aunque esta labor no entraña ningún peligro por protocolo debe realizarse en grupos reducidos y, siempre dejando libres las puertas de emergencia.

Otro de los procesos importantes antes del despegue es comprobar la carga del avión. Para ello el coordinador debe chequear la hoja de carga y centrado, un documento oficial que llevan todos los aviones y que debe ir firmado por la tripulación. Este documento incluye información sobre los pesos máximos y mínimos de ese vuelo concreto y sobre el centro de gravedad del mismo. Por tanto, el coordinador junto al supervisor de carga se aseguran de que el equipaje en la bodega está donde debe estar.

Revisar todas las tareas en menos de una hora se complica cuando el avión llega con retraso, cuando salta alguna alerta que debe revisarse o cuando algún pasajero decide no volar o no llega a tiempo pero su maleta está en la bodega. En ese caso, hay que desembarcar la maleta, a riesgo de destrozar el Tetris que habían conseguido lograr en tiempo récord las tres personas del equipo de carga.

Un lazo rojo marca la despedida

Un lazo rojo marca la despedida“Nos disponemos a cerrar las puertas, se escucha dentro del avión”. En ese momento, el coordinador se da un paseo de 360º alrededor de la aeronave para comprobar que, efectivamente, están cerradas todas las puertas y compuertas, como la del combustible, aguas residuales, etc.

Y entonces, se procede al remolcado del avión. Un remolcador, llamado push-back, conducido por un tractorista se engancha al tren de morro, las ruedas delanteras del avión, para empujarlo hacia atrás y colocarlo en la posición en la que la torre de control haya autorizado la salida. La tripulación traduce esta decisión al coordinador y éste se lo hace saber al tractorista tocándose la nariz y señalando al norte o al sur.

Con el avión orientado el coordinador le dice al comandante que puede quitar frenos y entonces se ponen en marcha los motores, el uno y el dos, después de que haya dado la orden de que están libres. Normalmente se comienza con el de la izquierda, si miramos desde el morro, y tras comprobarse que los motores funcionan correctamente el coordinador del vuelo da el OK a la tripulación con el pulgar y se despide enseñando la larga cola roja del bypass, la pieza que sirve para desbloquear el movimiento de las ruedas.

Y mientras el vuelo inicia la carrera hacia la pista de despegue, el coordinador de vuelo ingresa la hora de salida en el sistema y más o menos reconfortado, dependiendo de si ha salido en hora, vuelve a su oficina a esperar el siguiente reto del día. En una jornada de ocho horas, dependiendo de los tipos de aviones que le toque coordinar, un coordinador de Iberia en la T4 puede llegar a gestionar la salida de hasta siete vuelos diarios.

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