El sabor español cruza el océano: menú a bordo
Los productos españoles viajan desde hace años en las bodegas del avión para deleitar más allá de las fronteras nacionales. Y ahora el sabor español también se disfruta en el aire con los menús que se sirven a bordo. En este post explicamos cómo se diseña el servicio de comidas de los vuelos transoceánicos en Iberia, compañía que ha decidido elevar el aroma español a 30.000 pies de altura.
Los pasajeros de los vuelos de largo recorrido disfrutan de una o de varias comidas que calman el apetito durante las horas que pasan a bordo de un avión. El diseño de estos menús responde a la demanda de satisfacer los gustos del pasajero, ofreciéndole distintas comidas para elegir, todas ellas presentadas de una manera atractiva.
Si eres celíaco o alérgico a algún alimento, diabético o tienes colesterol, puedes pedir antes de viajar un menú especial, sin gluten, bajo en sal o en grasas. Asimismo, Iberia ofrece otro tipo de comidas especiales para vegetarianos, veganos, niños o musulmanes que debe pedirse como mínimo con 24 horas de antelación de salida del vuelo.
En los menús aéreos se ofrecen comidas ligeras y de fácil digestión, por lo que las legumbres y las salsas picantes suelen quedarse en tierra. Hay otros alimentos que no se encuentran en el aire como son los quesos olorosos -como el roquefort o la torta del Casar- para no aromatizar en exceso la aeronave, ni las aceitunas con hueso, brochetas o comidas con palillos y así evitar posibles accidentes.
La oferta gastronómica está realizada con ingredientes de temporada, con una preparación sencilla que busca la aceptación general. Iberia sirve al año más de ocho millones de comidas. Un equipo humano, formado por 800 personas que trabajan 24 horas al día los 365 días del año, prepara un total de 22.000 comidas diarias. Para hacerlo cuentan con más de 1.200 referencias mensuales de materia prima, entregadas en más de 200 opciones de menú diarios realizados con 600 toneladas de carne, 230 de pescado y 29 millones de panes.
La central del catering que surte a Iberia está en Madrid y se llama Gate Gourmet, aunque también trabaja con filiales o con otras empresas de catering como Flying Food para preparar el menú de vuelta desde ciudades como Chicago hasta Madrid. Esta empresa prepara la comida por la mañana o el día anterior, según la hora de salida del vuelo. Tras la preparación las bandejas de comidas se meten en los trolleys, los carritos que lleva el personal de cabina, y por protocolo debe permanecer seis horas en una cámara de frío entre tres y cuatro grados, antes de llevarlas al avión. Al vuelo se suben los trolleys con hielo seco que mantiene los alimentos refrigerados hasta el momento de comerlos.
El número de bandejas que se llevan al avión son las mismas que el número de pasajeros que vuelan, ni una más, ni una menos. Por eso, se hace un seguimiento a las 24 y a las 12 horas de salida del vuelo para saber la cantidad exacta de viajeros.
Si eres de los intrépidos que compra el billete el mismo día no te preocupes, no te quedarás sin comer en el avión, ya que la empresa de catering está en la pista del aeropuerto -en camiones refrigerados- con bandejas de comida extra que traslada al avión en respuesta a la llamada de “una comida de último minuto para Nueva York”.
Restaurante con ocho estrellas Michelin
Aunque comer en un avión no es lo mismo que hacerlo en un buen restaurante con mantel de seda y velas, Iberia intenta que sus pasajeros Business Plus disfruten como si estuvieran en los mejores restaurantes. Para ello ha fichado a cuatro chefs españoles que suman entre todos ocho estrellas Michelin.
Dani García, Paco Roncero, Toño Pérez y Ramón Freixa han diseñado los menús que se sirven en la Business Plus de Iberia y que apuestan por resaltar los sabores españoles, con gazpachos, salmorejos, salsas con vino tinto... De sus mentes creativas han surgido platos divertidos y saludables de tradición mediterránea, con influencias de otras culturas. Todos estos platos son merecedores de degustarse con vajillas de porcelana y copas de cristal que Iberia pone al servicio de sus mejores clientes.
En los vuelos de corto y medio radio que tienen una duración de menos de cuatro horas y media el servicio que se sirve a bordo para la clase turista, compuesto por sándwiches y snacks –realizados por una filial de la empresa Gate Gourmet-, tiene un coste adicional, mientras que la clase Business tiene la comida incluida. Pero en los vuelos transoceánicos el servicio de comidas es gratuito para todos los pasajeros.
Hay otro grupo de personas en el vuelo que comen diferente al resto y ese grupo es la tripulación. Antes de volar deciden qué tipo de alimentos quieren, cómo y a qué hora quieren comer. Eso sí, comandante y copiloto no deben comer nunca lo mismo para garantizar la seguridad del vuelo.
El servicio de comidas de Iberia tiene en cuenta muchas cosas antes de llevar la comida al asiento 16B en el que esperas elegir entre carne o pescado. El diseño de las bandejas y la comida se mide al milímetro, ya que los carritos en los que viajan las bandejas de comida tienen una separación de unos ocho centímetros entre una y otra, por lo que ni la vajilla ni la presentación de la comida debe superar una altura determinada para no rozar con la bandeja superior. Asimismo, los elementos del servicio –platos, vasos- deben ser livianos, ya que cuanto menor peso vaya a bordo se logra un menor consumo de combustible.
Cuando llega la hora de la comida, los tripulantes de cabina deben calentar en los hornos del avión los platos de pescado y verdura por un lado y los de carne por el otro. El pan también se calienta en los hornos en unas bolsas especiales. No se come por turnos, por tanto si hay 300 pasajeros deben caber 300 platos calientes en los hornos. Dependiendo del tipo de avión, si es de largo recorrido o de corto, tienen más o menos hornos.
Un Airbus A340 de Iberia lleva 16 hornos a bordo y en cada uno caben 32 bandejas de clase turista. Este avión, dedicado a vuelos transoceánicos, lleva en la cocina -conocida como galley- 24 trolleys, carritos, donde van las bandejas del servicio que toque, vasos de cristal, cubiertos, latas de refresco, vino, la leche para el café y alguno vacío para recoger la basura generada en el vuelo.
Asimismo, van unos armarios -llamadas standard unit-, en las que caben cuatro bandejas de comida y también se usan para llevar los snacks que no caben en los trolleys. En cambio, en un vuelo de corto recorrido, un tipo Airbus A-321, sólo van seis hornos, ya que se calientan muchas menos comidas. Y de estas cocinas, estructuradas como si fuera un Tetris, sale el aroma español que se sirve caliente a 30.000 pies de altura.