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La letra pequeña del CIS

Ignacio Escolar


Evolución del porcentaje de voto del PSOE durante el mandato de cada líder del partido desde 1996

La línea refleja la evolución de voto en el CIS y los puntos representan el voto en Elecciones Generales

Fuente: CIS | gráfico: eldiario.es

El PSOE ha caído hasta su peor resultado histórico en el CIS: un 17%, casi seis puntos menos que en las elecciones del 26J, el peor pronóstico jamás registrado por el partido en este barómetro electoral.

Los socialistas no pueden refugiarse en que la encuesta fue hecha en su peor momento. Es verdad que el trabajo de campo arranca el 1 de octubre, el día del Comité Federal en el que tumbaron a Pedro Sánchez, pero termina el 10 de octubre, cuando la gestora aún no había consumado la abstención ante Rajoy. Un 17% es muy malo para el PSOE, pero la foto completa de este mes de octubre puede ser aún peor.

Tampoco vale culpar a “a cocina” del CIS –una cocina que, con el PSOE, en los últimos años, rara vez se ha desviado en más de un punto y medio sobre el resultado final–. A diferencia de otras encuestas, el CIS es público y ofrece los datos brutos de cada encuesta; cualquier sociólogo puede “cocinar” y casi todos los partidos trabajan sobre sus matrices. Y los datos brutos dan las mismas noticias que la estimación. La intención directa de voto al PSOE –la respuesta que dan los encuestados antes de la cocina– cae un 26%, y se hunde un 39% en las ciudades de más de 400.000 habitantes. Unidos Podemos sobrepasa claramente al PSOE. En unas semanas, se han convertido en líderes de la oposición por incomparecencia del rival.

En apariencia, el CIS no puede ser mejor para Unidos Podemos. Pero, si se bucea en los datos, el partido liderado por Pablo Iglesias no tiene tantas razones para celebrar. Sobrepasan ampliamente al PSOE, pero apenas consiguen rascar votos de entre los desencantados socialistas. Solo suben unas décimas tanto en intención directa de voto como en estimación, a pesar de que el PSOE pierde votantes a chorros. La mayor parte de los socialistas desencantados no se pasan a Podemos: se pasan a la abstención.

¿La razón? También la explica el CIS, o el pequeño trabajo de campo que cualquiera en su propio entorno hace meses puede detectar: Podemos genera un fuerte rechazo en una parte importante de la sociedad. No solo entre los votantes conservadores, Cebrián o el Ibex, que es de esperar: también entre una gran parte del voto de centro izquierda, imprescindible si Podemos quiere realmente ganar.

El tono duro de este último año ha servido para unir a la militancia y empujar a los más convencidos, pero ha convertido a Podemos en el partido que más rechazo provoca en España, incluso por delante del PP. Entre todas las fuerzas políticas, triunfa en un ránking muy particular: un 52,2% de los españoles “con toda seguridad, no votaría nunca” a Podemos. Es el peor resultado de este indicador del barómetro del CIS entre los partidos con presencia nacional, por delante incluso del PP, líder habitual en este dato bruto del CIS, donde no hay cocina alguna, y que consigue un 51,8% de “con toda seguridad, no le votaría nunca” (páginas 44 a 50 de este informe del CIS).

Podemos no siempre generó este rechazo. En enero de este año, el porcentaje de españoles que “con toda seguridad” no les votaría nunca era del 46,4%. En abril había subido al 50%. Y si se mira dos años atrás, en octubre de 2014, era de solo el 41,7%. En aquel momento, el rechazo absoluto al PP llegaba hasta el 60%.

La comparación con el partido del Gobierno también se ve en los líderes. ¿El más impopular? Mariano Rajoy. Y tras él, Pablo Iglesias.

Es cierto: el ejemplo del PP demuestra que se puede gobernar España con la repulsa de medio país. Con dos diferencias. La primera: que la derecha está mucho más unida que la izquierda: el 47,7% de los actuales votantes del PSOE rechaza a Podemos y “con toda seguridad no le votaría nunca”, mientras que solo el 30% de los votantes de Ciudadanos “con toda seguridad” no votaría al PP.

La segunda diferencia es que el desgaste de la derecha ya tocó suelo un año atrás. Este CIS no solo pronostica una nueva subida al partido de Rajoy. También es el primero en que el PP ha recuperado el nivel de intención directa de voto (sin cocina) que tenía a finales de 2012, antes de que estallase el caso Bárcenas. Y este milagro ha ocurrido al mismo tiempo que la Audiencia Nacional arrancaba los juicios del caso Gürtel y el de las tarjetas Black.

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