El Vaticano debería apuntar lo sucedido para ese día en el que comience el proceso de beatificación de Benedicto XVI. La renuncia del Papa ha obrado el milagro: sacar de las portadas y los telediarios el caso Bárcenas, los sobresueldos en el PP, los confetis de Ana Mato y esas exuberantes subidas de sueldo con las que Mariano Rajoy celebraba los años de la crisis, mientras aconsejaba a los demás que se apretasen el cinturón.
El presidente del Gobierno ya respira. Una vez más, ha resistido el temporal y, de momento, solo ha entregado una ficha menor: Jesús Sepúlveda, despedido al fin del partido. Gracias al efecto Ratzinger, pocos han sacado punta a esa insultante explicación que concedió ayer De Cospedal para aclarar por qué el PP subió un 17,8% el sueldo a Rajoy en 2008: justo el año en que presuntamente –según publicó El Mundo– Bárcenas dejó de pagar los sobrecitos. Fue por “pluses electorales”, dice la secretaria general. Y eso que en 2008 perdió las elecciones. Si llega a ganar, imaginen cómo habría sido la prima.
La explicación de los “pluses electorales” es aún más increíble si vemos la evolución salarial de Rajoy. En 2009, Rajoy no fue candidato a nada y su sueldo volvió a subir. Y siguió haciéndolo hasta acumular entre 2007 y 2011, en plena crisis, una subida del 27,2%. Un gran milagro.
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El presidente del Gobierno no es el único al que dios ha venido a ver con la renuncia de Benedicto XVI. Arturo Fernández, presidente de la patronal madrileña y vicepresidente de la CEOE, también debería dar gracias al cielo. El Papa también ha ocupado el espacio en las portadas que merece un nuevo escándalo: que Fernández pagaba parte del sueldo a sus trabajadores con sobres de dinero negro, según la Cadena SER. ¿De dónde salía ese dinero negro? Presuntamente, como ya está investigando la Justicia, de defraudar a Hacienda. O lo que es lo mismo: de robar a todos los contribuyentes honrados.
Arturo Fernández, el presunto ladrón de esta historia, no es un empresario más. Hablamos de uno de los principales líderes de esa patronal que da lecciones de esfuerzo y sacrificio al resto de los ciudadanos. Es también uno de los grandes donantes de Fundescam, la fundación del PP que pagó a la Gürtel parte de los gastos de campaña de la “cojonuda” Esperanza Aguirre durante el año del Tamayazo (Aguirre, agradecida, ahora confía en su inocencia). Es el amigo de la gran familia popular que ha contratado a la mujer del hoy presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, en un bien pagado puesto en la patronal madrileña. Es el empresario bien conectado que ha recibido decenas de contratas en organismos públicos como RTVE, el Congreso, la Asamblea de Madrid… Es el “liberal” que protestaba contra el gasto público diciendo que “hay que terminar con el café gratis para todos” mientras cobraba una subvención de 850.000 euros por el café de los diputados.