Falso. Y es tremendo que la cuenta oficial en Twitter del Ministerio de Justicia se ocupe de difundir la propaganda del PP. Lo deja claro la investigación del juez Ruz y también el reciente escrito de acusación de la Fiscalía Anticorrupción. Negro sobre blanco, en palabras de Anticorrupción: era “una contabilidad paralela o caja B del Partido Popular que se nutría de donativos que incumplían la normativa de financiación de los partidos políticos y que eran efectuados por personas relacionadas con entidades beneficiarias de importantes adjudicaciones públicas”.
Es cierto que Bárcenas se quedó con dinero del PP, según la investigación. No fue mucho, 299.650 euros, y no explica ni de lejos toda la fortuna en Suiza del extesorero del partido. Pero la Fiscalía lo deja claro: ese dinero venía de la caja B, de unos donativos ilegales. El perjudicado no fue el PP. Fueron todos los ciudadanos, como siempre ocurre con la corrupción.
“El escrito de calificación que hacía el fiscal lo que le atribuye al PP es una condición de partícipe a título lucrativo. Significa que es alguien que no ha conocido que se ha cometido el delito, que no ha participado, pero que se ha beneficiado porque un alcalde consiguió un dinero”.
Rafael Catalá, ministro de Justicia (ayer en una entrevista en Antena 3). (ayer en una entrevista en Antena 3)
Falso. El escrito de la Fiscalía Anticorrupción no solo habla de “un alcalde que consiguió dinero”. También pide más de medio siglo de cárcel para tres extesoreros del PP –Luis Bárcenas, Álvaro Lapuerta y Ángel Sanchís– a los que resulta difícil desligar del Partido Popular.
También es una falacia argumentar, como ha defendido esta semana Carlos Floriano, que el hecho de que el PP aparezca en el escrito de la Fiscalía como “partícipe a título lucrativo” significa que la organización no sabía nada y no ha participado en el delito. Además del PP, las otras personas jurídicas que aparecen como “partícipes lucrativos” son Special Events, Easy Concept, Good & Better… Es decir, las empresas de Francisco Correa y la trama Gürtel de las que nadie tendría el cuajo de decir que “no han participado” en este caso de corrupción.
“A la organización, al Partido Popular, nadie le ha atribuido ninguna responsabilidad penal”.
Rafael Catalá, ministro de Justicia.
Es una media verdad. Nadie ha atribuido responsabilidad penal al PP porque la ley lo impide. Los partidos solo pueden ser acusados penalmente a partir del año 2012 –con una reforma de Gallardón que ahora el PP quiere desmontar–, y la corrupción que ahora se juzga es anterior.
“Hasta donde yo sé, los abogados del PP habían entregado al juez Ruz toda la documentación que fue a buscar y que comprobó que era la misma que ya tenía entregada en la sede de su juzgado”.
Rafael Catalá, ministro de Justicia.
Falso, y el ministro lo debería saber. Durante el registro de la sede de la calle Génova, la policía se llevó varias cajas de documentación que el PP no había aportado ante el juzgado, a pesar de las numerosas peticiones de la Audiencia Nacional. Gracias a esos papeles, el juez Ruz pudo demostrar las irregularidades en la reforma de esa misma sede que el PP pagó en dinero B, unas facturas y gastos que –según Ruz– “no se habrían reflejado ni en la facturación ni en la contabilidad oficial, sino en la contabilidad paralela”.
Hace unos meses, el PP pidió al juez Ruz que dejase de usar el término “incautados” para hablar de los documentos que se llevó de aquel registro policial. Ruz se negó, y le recordó al PP que no había colaborado en lo más mínimo en la investigación.
“No hay ninguna caja B que esté acreditada, que esté probada”.
Rafael Catalá, ministro de Justicia.
Falso. Las evidencias y pruebas son palmarias y van mucho más allá de los papeles de Bárcenas: las acciones de Libertad Digital, la reforma de la sede pagada con dinero negro, los ingresos en cuenta… Hay cientos de documentos, facturas y resguardos que demuestren más allá de toda duda que el PP manejó una contabilidad en B. Como publicamos hoy, los tesoreros del PP llegaron a ingresar 1,4 millones de euros en efectivo en las cuentas corrientes del partido. ¿De dónde salían esos fajos de billetes? ¿Acaso tenían un bar?