La vida, según Aznar

¿El típico regalo de boda? La instalación de la iluminación. ¿La típica iluminación de boda? 32.452 euros (¿montaron en El Escorial una señal como la de Batman pero con la gaviota del PP?). ¿Los típicos invitados a la boda? Los capos de la trama Gürtel, que entonces –según la doctrina Aznar– eran gente de lo más normal porque aún no habían sido imputados. O Berlusconi, un personaje que también sirve para acusar de doble rasero a El País, a pesar de que acudió a la famosa boda y ya por entonces estaba perseguido por la justicia italiana. Y así con todo lo demás, en una entrevista donde el expresidente dejó titulares para dar y tomar. No solo de lo suyo, que bastante tuvo que explicar. También del PP, de Rajoy, de España, de la vida y del universo en general.

La intrahistoria de la entrevista daría para el guión de un buen capítulo de House of Cards. Estaba programada desde hace una semana pero justo hoy –oh, casualidad– el diario El País reventó la actualidad con un titular explosivo, que además de ser verdad puede probar: la red Gürtel pagó parte de la factura de la boda de Aznar. “Es una mala información cuyo origen está localizado”, dijo el expresidente. Entre líneas, se sumaba a la teoría de muchos en el PP que creen que ha sido el entorno de Mariano Rajoy quien ha filtrado esa noticia para colocar a Aznar a la defensiva en una entrevista que temían; sospechaban que en ella iba a anunciar lo que al final anunció: que no descarta volver. De ser así la estrategia, les ha funcionado a medias. El expresidente ha tenido que responder sobre la Gürtel, los sobresueldos y la boda de su hija, pero también le ha dado tiempo para postularse como nuevo líder de la oposición.

“Nunca he eludido mi responsabilidad. Yo cumpliré con mi responsabilidad, con mi conciencia, con mi partido y con mi país”, dejó dicho a Aznar en un frase que no sabe si es una amenaza real o tinta de calamar con la que desviar el debate y cambiar los titulares y que el foco –ejem– no siga siendo la iluminación de cinco millones de pesetas que la Gürtel pagó. De una manera u otra, ha dejado claro que no le gusta Rajoy, que no le gusta su política, que no le gustan los impuestos y que no le gusta el rumbo del PP. Escuchándole nadie diría que fue él quien a dedo le nombró.

En el Gobierno, muchos creen que esto acaba de empezar: que mañana llegará una tribuna en prensa, pasado una encuesta y al siguiente otra entrevista más. A Rajoy le crecen los bigotes y la presión continuará. Sin embargo, no está claro el objetivo último de Aznar: si pretende tumbar al presidente –hay quien dice que para colocar a Gallardón–, o si ataca para intentar defender su nombre, su herencia política, a sus amigos y a su mujer. O ambas cosas a la vez.