Espacio para la reflexión y el análisis a cargo de parlamentarios europeos españoles.
El 'caso Cañete' no ha hecho más que empezar
La Gran Coalición entre populares y socialistas europeos ha funcionado. En un intercambio de cromos, más típico de lo deseable, los socialdemócratas han preferido salvar a Moscovici, candidato socialista francés, y votar tapándose la nariz a Cañete, que arriesgar la continuidad del turnismo con un voto ético.
El grupo socialdemócrata europeo ha priorizado sus intereses partidistas por encima de la transparencia y esto tarde o temprano, les pasará factura. Cuando un candidato incumple los requisitos de independencia, ya no es una cuestión de equilibro político, es una cuestión de ética en política. Ahora les es muy complicado explicar esto ante la ciudadanía ya cansada de política de pasillos.
Por su parte, los socialistas españoles han votado en contra y eso les honra. Pero el hecho de que su grupo no haya respaldado esta postura demuestra su escasa influencia en Bruselas. Del mismo modo, van a tener que cargar con el peso del voto de su grupo europeo a favor de Cañete y explicar en España lo inexplicable.
Por otro lado, Cañete va a ser seguramente uno de los Comisarios más vigilados de la nueva Comisión Europea, bajo sospecha constante, puesto que no supo levantar las numerosas dudas sobre sus conflictos de intereses.
Se ha demostrado claramente que Cañete no es independiente, que está vinculado a una red empresarial familiar en el sector petróleo y que ha mentido al propio parlamento al negar con “contundencia” haber tenido nunca negocios en paraísos fiscales. Tarde o temprano volverá su caso encima de la mesa y pediremos cuentas. El apoyo a Cañete por parte de populares y socialistas es una verdadera bomba de relojería abrazada al corazón de la Comisión Europea de Juncker.
Con esta decisión han perdido sobre todo la credibilidad de su apoyo a un nuevo modelo energético limpio y sostenible. Cañete es la persona equivocada para en el lugar equivocado. Con su historial privado en los negocios petroleros y público como parte del gobierno europeo que más ha boicoteado las renovables, la confianza que despierta en la ciudadanía para liderar Europa en la lucha contra el cambio climático brilla por su ausencia.
Dicho esto, existen también motivos para estar satisfechos. Por primera vez y a través de la campaña #STOPCañete, hemos conseguido movilizar la opinión pública a nivel europeo en torno a la conformación del “gobierno europeo”. El espacio europeo se está politizando y millones de personas en Europa han seguido de muy cerca el caso Cañete. Además, organizaciones ecologistas, ONG y partidos políticos, entre otros Los Verdes Europeos y Equo, hemos coordinado nuestros esfuerzos con un pie en la calle y otro en las instituciones. De hecho, las 600.000 firmas recogidas en la plataforma online Avaaz y las acciones coordinadas a nivel supranacional significan que frente a la Europa de los lobbies institucionalmente mayoritaria, está cogiendo fuerza también una Europa de la transparencia y de la ética. Ésta es la Europa que queremos y vamos a seguir fortaleciendo.
El proceso de audiencias en el Parlamento Europeo, donde cada comisario tiene que pasar un duro escrutinio y votación previa a su nombramiento definitivo, es una muy buena práctica de cara aumentar la rendición de cuentas de los gobernantes. Si bien no ha caído Cañete por ser moneda de cambio dentro de la Gran Coalición, dos comisarios fueron rechazados por su falta de competencia. En España bien nos vendrían audiencias previas de nuestros ministros para que por fin nos gobernara los más competentes (o a veces, como lo prueba el escándalo del ébola, simplemente personas competentes).
Hoy no hemos ganado pero, gracias a Cañete, los y las que creemos en una Europa más democrática, solidaria y ecológica hemos estrechado aún más nuestros lazos. Sin prisa pero sin pausa, millones de personas la estamos haciendo realidad. Esto no ha hecho más que empezar.
Sobre este blog
Espacio para la reflexión y el análisis a cargo de parlamentarios europeos españoles.