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El interminable camino para lograr un sistema fiscal justo en Europa
Esta semana se ha reunido en Bruselas el Ecofin, la reunión de Ministros de Economía y Finanzas de la UE. Son reuniones que suelen pasar desapercibidas en nuestros países, pero donde se discuten cuestiones de gran relevancia. Particularmente en los últimos meses han tomado protagonismo las discusiones en materia fiscal, a raíz del escándalo financiero que salpicó a Luxemburgo, Luxleaks, el mayor escándalo fiscal de la historia de la Unión Europea, revelado por el informador Antoine Deltour, que sacó a la luz cómo las multinacionales acordaban de forma ilegal con el país pagar impuestos de sociedades cercanos a cero. Estos acuerdos permitían a multitud de multinacionales trasladar sus beneficios de toda Europa a Luxemburgo y así eludían pagar grandes cantidades de dicho impuesto en el resto de países de la UE. Este escándalo salpicó de forma muy importante a su entonces Ministro de finanzas, el hoy Presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker.
Vamos a explicar brevemente algunas de las batallas que estamos librando en Bruselas en materia fiscal, discutidas esta semana en el Ecofin, y que son de gran relevancia para el futuro de los ingresos fiscales de nuestros estados miembros y por lo tanto para sostenimiento de nuestro modelo social.
La reunión del Ecofin del pasado 8 de diciembre estaba señalada en rojo en el calendario ya que, de nuevo, terminaba un plazo para acordar o descartar definitivamente un Impuesto sobre las Transacciones Financiera (ITF) a nivel europeo. No se llegó a un acuerdo entre los 11 países que lo están impulsando -entre ellos España- aunque se dieron algunos nuevos pasos, sentando una primera base de un posible acuerdo, pero abriendo también multitud de interrogantes. A fecha de hoy todavía no sabemos si tendremos un ITF con una recaudación relevante y un impacto significativo en los mercados especulativos que evite su gregarismo y la especulación sin límites. Nos preocupa que algunos Estados Miembros, particularmente España, estén presionando para dejar fuera de la base imponible algunos derivados y tratando de reducir al mínimo los tipos, lo que convertiría a la Tasa es una excelente idea completamente diluida y sin impacto. El acuerdo volvió a posponerse, pero deberemos estar atentos en 2016 y seguir haciendo presión para que su puesta en marcha se realice de una vez y en condiciones.
Pero el aplazamiento de la ITF no fue la peor noticia de las conclusiones de la reunión de los ministros. Otra de las discusiones relevantes fue sobre el mandato que debe tener un grupo de trabajo denominado Código de Conducta en Fiscalidad Empresarial, grupo de trabajo de alto nivel donde participan todos los estados miembros en materia de tributación que debería asegurar que no sucedan cosas como las que reveló Luxleaks. Malta, Chipre, Irlanda y Lituania diluyeron el mandato de este grupo de trabajo, con el único objetivo de blindar las competencias de sus estados en materia fiscal. Se trata precisamente de estados que han sido permanentemente señalados por sus malas prácticas en materia tributaria y su competencia desleal en materia fiscal.
En este Ecofin también se acordó la implementación de nuevas medias sobre la erosión de las bases y la transferencia de beneficios (BEPS), cómo resultado de un proceso amplio de discusión en esta materia en el marco de la OCDE. Los resultados del proceso han sido criticados desde la sociedad civil y los expertos en la materia por no ofrecer plenas garantías de que las empresas tributarán a partir de ahora allá dónde realicen su actividad productiva. En este caso, los ministros de finanzas se comprometieron a llevar a cabo tan solosolosolo los mínimos acordados por el G20 y además cediendo una parte de su desarrollo normativo a ese código de conducta dónde algunos países pueden imponer sus minorías de bloqueo.
Se dejó en el tintero de este ECOFIN, también, el impulso legislativo para el establecimiento de tipos mínimos europeos en el Impuesto sobre Sociedades, una de las medidas clave para evitar que las empresas sigan desarrollando sofisticados mecanismos de ingeniería fiscal, ya que la única conclusión a la que llegaron los ministros fue que se necesita seguir trabajando en ello. Pelota hacia delante.
Finalmente, tampoco se llegó a establecer ninguna conclusión en el debate sobre la implementación de una base imponible común consolidada del impuesto sobre sociedades (BICCIS), que debe garantizar que se unifiquen las normas sobre Impuestos de Sociedades y que, una vez más, las empresas que operan de manera permanente en varios países de la UE acaben tributando allá dónde han realizado su actividad. Una propuesta que lleva sobre la mesa desde 2011 con una propuesta de directiva que no se ha llegado a aprobar nunca. Surgieron algunas ideas como el hecho de dividir la propuesta actual de BICCIS, que si bien reflejan la voluntad de avanzar de algunos estados, no deja de ser la prueba de que la mayoría de países no tienen interés alguno en avanzar en esta materia: Malta y Suecia insistieron de nuevo en que no desean ceder competencias nacionales.
Todos estos resultados son el reflejo de la nula voluntad política que existe hoy en el Consejo para avanzar hacia un sistema fiscal justo en Europa, mientras que a ninguno de ellos les tiembla el pulso para imponer su agenda de recortes en servicios públicos esenciales con la excusa de la falta de recursos y a necesidad de consolidar los presupuestos nacionales. Más allá de su pésima gestión económica, si no hay más recursos hoy en las arcas públicas es porque a nuestros ministros no les da la real gana de avanzar en ninguno de estos distintos temas que acabamos de mencionar. Y eso que la lista de propuestas y medidas es larga.
El 27 de enero de 2016 la Comisión presentará un paquete legislativo contra la evasión. Hay mucha expectación puesta en este paquete. Sin duda, la falta de decisiones de los ministros en las distintas materias citadas obliga a la Comisión Europea a ejercer el papel de liderazgo político que le corresponde. Veremos si esta vez se cumplen las expectativas o, desgraciadamente, Juncker vuelve a decepcionarnos para gran alegría de las grandes corporaciones a las que ya benefició cuando era Ministro de finanzas de Luxemburgo.
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