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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Una hora menos en Galicia (y ahora, también en toda España)

Reloj en una iglesia gallega

Miguel Pardo

El Congreso aboga por que el Estado español adopte el mismo horario que Portugal, Canarias o el Reino Unido. Esta es la petición que la Comisión de Igualdad de la Cámara trasladó al Gobierno y que forma parte de un amplio informe sobre “la racionalización de los horarios, la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, y la corresponsabilidad”, elaborado por varios expertos y consensuado por los partidos. Que Galicia -y España- cuenten con una hora menos es ya una opción más que probable y defendida por la mayoría del arco parlamentario, incluido el PP.

Hace siete años, la asamblea nacional del BNG había aprobado incluir en su documento de tesis una enmienda en la que reclamaba que se le aplicara al país “un huso horario gallego” adaptado a su “hora natural” y a su situación geográfica e idéntico al de Lisboa. Luego, los populares ridiculizaron la propuesta y preguntaban si sería debatida, los socialistas la calificaban de “cosa menor sin importancia” y la derecha mediática hablaba de ideas de “iluminados nacionalistas” en las que veían pretensiones diferenciadoras propias de “locos”. Feijóo hablaba de una propuesta “peregrina” y José Blanco, luego ministro, de una “chorrada”.

Aplicando criterios geográficos, que Madrid o Barcelona (pero más aun A Coruña o Vigo) tengan la misma hora que Berlín o Praga es poco entendible. De hecho, el horario medio de Greenwich o GMT es el horario solar medio en el Observatorio Real de Greenwich y que equivale a cero grados de longitud. Este meridiano cruzaría la costa mediterránea española, por lo que tanto España como Francia, Gran Bretaña y Portugal deberían mantener un mismo horario.

Según el informe aprobado en el Congreso, el Gobierno debería analizar la incidencia social y económica de un cambio de huso horario en España “recuperando la antigua vinculación al huso horario de Greenwich” y pide que se estudie también una modificación de los horarios laborales con el fin de facilitar la conciliación. PP, CiU, PNV, UPyD y el Grupo Mixto votaron a favor -aunque este último por error, ya que se quería abstener- mientras que IU y PSOE se abstuvieron al no incluirse en el informe el influjo de la reforma laboral y de los recortes en la falta de conciliación.

La adecuación en la medida del posible del horario real al solar implicaría también un importante ahorro energético, tal y como había defendido el BNG en 2006 y el autor de la protesta, el entonces militante del Bloque en Ourense Lito Prado, que ahora contempla sorprendido la apuesta en el Congreso por una propuesta suya que entonces fue ridiculizada “y que en la que pocos creían”. “Incluso podría decir que fue aprovechada por algunos para no hablar de otras cosas más importantes de aquel cónclave nacionalista”, cuenta.

Lito Prado recuerda que la reivindicación para que Galicia adoptara el horario GMT “llegó al ámbito político después de mucho luchar en el ámbito ecologista”. “Siempre se denostaba por una idea que surgía de una inquietud ya histórica en el ecologismo; como veíamos que no conseguíamos nada, los que estábamos también implicados en organizaciones políticas decidimos llevarlo a ese foro”, recuerda. Fue así como presentó la iniciativa en la asamblea comarcal del BNG de Ourense, que luego la trasladó a la asamblea nacional, donde fue apoyada mayoritariamente. “No fue aceptado porque hubiera un claro convencimiento, sino por nuestra insistencia”, añade.

Prado insiste en que la propuesta “nada tenía que ver con un tema identitario o de diferenciación cultural, sino ”para evitar el despilfarro energético y ahondar en la racionalización de horarios“. Con motivo del último cambio de hora el pasado mes de marzo, la propia Consellería de Economía reconocía que Galicia ahorraba un 1% en el sector doméstico y sobre un 3% en el sector servicios, mientras que la merma total del consumo eléctrico es tan sólo del 0,4%, muy lejos de la que que se da en el conjunto del Estado, que es del 5%, tal y como estima el Instituto para la Diversificación y Ahorro de lana Energía (IDAE).

Un horario irracional fruto de la afinidad de Franco con Hitler

“Tener la misma hora que Portugal ya supondría un ahorro energético brutal y si queremos empezar a tener menos dependencia de los combustibles fósiles, tenemos que empezar por ahí, pero es cierto que el caso de Galicia aun es más extremo; no olvidemos que cuando en Catalunya ya es de noche, aquí aún queda bastante tiempo para el atardecer”, recuerda Prado, que recuerda los calificativos recibidos en algunos medios de comunicación hace ocho años. “Nos llamaron iluminados y aludían siempre al supuesto interés de diferenciarnos de otras culturas, pero en Galicia no precisamos nada para saber que somos diferentes”, dice quien veía -y ve- “ridículos” los argumentos que justificar mantener el horario actual. “La frontera entre Portugal y el país es una de las de mayor actividad económica en Europa y no veo que los empresarios pongan problemas porque en Oporto haya una hora menos”, explica.

“El problema es cuando a todo se le quiere ver una intención política”, insiste Lito Prado, que llama la atención sobre el hecho de que el actual horario del Estado fuera adoptado tras una decisión “únicamente política” por parte del dictador Francisco Franco. Concretamente, por la afinidad ideológica del franquismo con el régimen nazi alemán. Fue el 7 de marzo de 1940 cuando el Boletín Oficial del Gobierno publicó la orden en la que ordenaba que se adelantara en 60 minutos un horario que hasta entonces era común al de los países de su entorno.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, todos estos estados europeos decidieron mantener un mismo horario centroeuropeo, a lo que se sumaron despuñes Andorra, Gibraltar y Mónaco. España, cuya localización geográfica no se correspondía en nada con la hora adoptada, mantuvo una hora más de la que le correspondía y la sigue manteniendo más de setenta años después. Un destrozo que ahora puede ser corregido.

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