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Miles de personas se manifestan en Santiago en “solidaridad” con el referéndum catalán

Más de 3.000 personas claman en Santiago por el derecho a decidir de Cataluña

David Lombao

Una familia catalana de turismo en Santiago se sorprende al llegar a la Praza de Praterías y encontrarla a rebosar de manifestantes que claman “votarán, votarán”. Rápidamente piden prestada una bandera del “sí”, de las editadas por la Assemblea Nacional Catalana y madre, padre e hija se sacan una foto con la manifestación de fondo. Lo hacen exactamente en el mismo lugar en el que, escasos minutos antes, un turista que esperaba en la fila de acceso a la Catedral compostelana había dejado su turno para acercarse a las escaleras y lanzar varios sonoros gritos de “¡viva España, viva España!”, en busca de una reacción que no fue otra que la indiferencia de quienes le oyeron.

Estas dos escenas pueden ser una muestra de lo vivido el mediodía de este sábado en la capital gallega, fecha y lugar elegidos por la plataforma Galiza con Catalunya para su manifestación en “solidaridad” y apoyo al referéndum de autodeterminación convocado para lo 1-O y suspendido por el Tribunal Constitucional a instancias del Gobierno de España. Con menor presencia policial visible que otras muchas movilizaciones acogidas por las calles santiaguesas, entre la multitud cundió la sensación de cierta sorpresa por el volumen de la concurrencia, mayor del esperado.

Con representantes de fuerzas parlamentarias como el BNG o En Marea, de la práctica totalidad del soberanismo organizado, de sindicatos como la CIG o la CUT y de diversos colectivos sociales y culturales, la manifestación partió de la Alameda compostelana con un clima festivo y entre consignas a favor de la autodeterminación gallega y catalana y en defensa del propio referéndum del 1-O. “Votar no es delito” o “Estado español, Estado policial” se repitieron en diversas ocasiones como muestra de rechazo a la prohibición.

Tras alrededor de una hora de recorrido la cabecera de la manifestación llegó a Praterías, con sus escaleras como escenario presidido por sendas banderas catalana y gallega con sus respectivas estrellas y la representación de una gran urna de cartón, que después sería acompañada por otras urnas reales para que los manifestantes que lo desearan pudieran votar simbólicamente. Las papeletas distribuidas por la organización eran, por una cara, una reproducción de las editadas por el Govern de la Generalitat y por la otra, la traducción al gallego de L'Estaca, la popular canción de Lluis Llach que fuera himno antifranquista y que el movimiento a favor del referéndum ha adoptado también como propio en los últimos meses.

Filas de peregrinos y turistas iban abriéndose hueco entre la concentración, para la que Praterías resultó escasa, durante la lectura del manifiesto final. La plataforma convocante ve la autonomía de Catalunya “suspendida” por parte del Estado y censura las “amenazas constantes de un régimen decrépito” que “llama referéndum ilegal a la democracia y desafío secesionista al derecho de autodeterminación”, dicen. Pero “la imposibilidad de poner cancelas a la voluntad popular” ya ha sido capaz de “desbordar hace tiempo las márgenes”, de ahí que “para los poder centrales no sea solo una cuestión territorial”, porque está “todo en juego”.

Esta plataforma y los colectivos que la componen animan “a toda la comunidad gallega en ese país hermano a decir sí al referéndum, sí a Catalunya como Estado independiente en forma de república y sí a la democracia”. “Estamos convencidas -afirman- de que más temprano que tarde una oportunidad semejante se abrirá al alcance de nuestras manos”.

Los aplausos al manifiesto final sucedieron en Praterías a la música de Roberto Sobrado, cuya actuación dio paso a los acordes de L'Estaca, esgrimidos por la concurrencia de nuevo al grito de “votarán, votarán”. La familia de la foto se unió al canto coral y otro grupo de turistas preguntaba qué era exactamente lo que allí se reivindicaba, si la independencia para Galicia o para Catalunya. En la colindante Praza da Quintana, mientras, media decena de agentes antidisturbios conversaban entre ellos sin incidente alguno en el horizonte. De fondo sonaba el himno gallego, que puso fin a la movilización.

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