Un blog sobre leyes y tecnología por y para iLetrados digitales. Derecho para todos los públicos de la mano de Jorge Campanillas, Marina Franganillo, Miriam García, David Maeztu, Jorge Morell, Andy Ramos, Ruth Sala, Alejandro Sánchez, Alejandro Touriño y Roberto Yanguas.
Los Simpson, Juego de Tronos... ¿Por qué elimina YouTube los vídeos de tus series favoritas?
Cuando la compañía australiana de televisión de pago Foxtel adquirió los derechos para ser proveedor en exclusiva de Juego de Tronos en Australia, probablemente pensó que no encontraría obstáculos a la hora de promocionar la nueva temporada de la serie. Sin embargo, hace apenas unas semanas la sorpresa llegó a través de YouTube: el tráiler de la quinta temporada fue bloqueado por la plataforma en base a una reclamación de la propia HBO, titular de los derechos, a través de su filial en Asia. Todo parecía deberse a motivos geográficos.
En realidad, dicha reclamación probablemente tenía su origen en la utilización por parte de HBO del servicio Content ID de YouTube, que compara los vídeos subidos por usuarios de la plataforma con los que se encuentran en su base de datos, cuyos derechos de propiedad intelectual han sido previamente reivindicados por sus titulares.
No deja de resultar curioso que el licenciante (en este caso, HBO) deje sin contenidos a su propio licenciatario (Foxtel), teniendo éste los derechos de la serie en Australia y, por tanto, estando plenamente facultado para explotarlo en ese medio. También sorprende que YouTube reconozca a HBO Asia como propietaria y bloquee el vídeo en Australia, cuando el tráiler es un 'clip' con imágenes de la serie y es la propia productora la que ha cedido los derechos sobre ella.
¿Por qué se establecen estas restricciones geográficas?
Ciñéndonos a lo que disponen la legislación española y la europea, el titular de los derechos sobre cualquier obra puede decidir en qué términos permite que la utilicen otros. Es decir, determina los ámbitos territorial y temporal de la licencia, así como los medios en los que el licenciatario podrá explotarla. De este modo, el titular originario de los derechos puede decidir ceder un mismo contenido a diversas personas o empresas de distintos países, y cada una de ellas podrá usar ese contenido solamente en el país para el que se le haya concedido la licencia y en las condiciones que le hayan sido indicadas.
Así, volviendo al ejemplo inicial, Foxtel ha obtenido los derechos para emitir Juego de Tronos únicamente en Australia, de modo que el contenido podrá estar disponible en ese país, pero tendrá que ser 'geobloqueado' para que no puedan acceder usuarios de cualquier otro lugar del mundo, ya que Foxtel no tiene los derechos para explotar la serie en cualquier otro territorio que no sea Australia.
El problema se presenta a la hora de dar difusión a un contenido en un medio tan amplio como internet, ya que si se cuenta con los derechos para un territorio determinado, se tendrá que limitar el acceso a ese contenido para no incumplir los términos de la licencia otorgada. Entonces nos encontramos con situaciones como la que se ha dado ahora con Juego de Tronos: hay dos titulares legítimos de derechos que, al pretender hacerlos valer en este escenario, acaban limitando la explotación.
En realidad, todo depende de la popularidad de la plataforma en la que se encuentre el vídeo, de la difusión que se le dé, de la pericia del usuario que sube el vídeo a la hora de sortear los medios técnicos que utiliza la plataforma para identificar contenidos que vulneren derechos de propiedad intelectual de terceros y, en general, del interés que pueda tener el titular legítimo a la hora de solicitar la retirada de un vídeo publicado sin su autorización.
Es esta facultad de cesión de los derechos de explotación la que permite a su titular perseguir a quienes vulneran sus derechos, razón por la cual es difícil encontrar contenidos de determinadas cadenas de televisión y productoras que, en muchos casos, cuentan con sus propias plataformas de vídeo 'online' y persiguen estas prácticas. Todo dependerá del celo con que protejan sus derechos y del interés que puedan tener en contar con una difusión amplia, si bien no autorizada, de sus contenidos.
Es lo que sucede en España con algunas series. Por ejemplo, es muy difícil, si no prácticamente imposible, encontrar en YouTube episodios de Los Simpson en su versión en castellano; sin embargo, basta una simple búsqueda para acceder a los vídeos de la serie con doblaje latino.
En cada país hay un titular de los derechos, que los ha obtenido de la productora correspondiente (en este caso, FOX). Así, tanto la productora como el poseedor de los derechos (Antena 3 en este caso), tendrían potestad para perseguir a los infractores. Que no sea fácil encontrar vídeos en castellano, y sí con otros doblajes, puede deberse a dos razones: que FOX no persigue a los infractores de sus derechos en América Latina con la misma intensidad que en otros lugares, o que es la cadena española la que impide que el contenido para el que tiene los derechos esté en YouTube.
El caso de Netflix
Dicho esto, no es extraño que aparezcan métodos para sortear las barreras geográficas de plataformas de 'streaming' que bloquean sus contenidos a territorios determinados. Sucede sobre todo con las de pago, como Netflix. Aunque se pueda tener la falsa impresión de que, como se está pagando por dichos contenidos, se está accediendo a ellos legalmente, la situación es bien distinta.
La realidad es que en ambos casos, tanto en plataformas gratuitas como en plataformas de pago, no solo entrarían en juego los derechos de propiedad intelectual de los titulares de los vídeos, sino también las normas de uso de la propia plataforma, que el usuario acepta al entrar y en las cuales se establece que los contenidos se encuentran disponibles únicamente para unos territorios determinados.
Así, el usuario que entra en la versión estadounidense de Netflix desde España, y mediante cualquier procedimiento o medio técnico logra sortear la barrera geográfica, suscribiéndose al servicio y pagando la cuota correspondiente, podría enfrentarse a una sanción por incumplimiento de las reglas de la plataforma (y, por tanto, de los términos del contrato que ha firmado al registrarse).
Curiosamente, en este caso, pagar por un contenido no implica estar consumiéndolo de forma legal.
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