Mapeando 90.000 fotos de la Segunda Guerra Mundial y la Gran Depresión
Es 1936 y el fotógrafo Arthur Rothstein fotografía Dawes, en Nebraska (Estados Unidos). Lo hace en blanco y negro y en sus imágenes (una treintena) recoge la vida diaria de los ciudadanos de aquella época y aquel lugar. ¿No entiendes la fotografía? No importa, en esta galería virtual tienes toda la información necesaria: lugar donde las imágenes fueron obtenidas, el mes y año exactos, la temática y la relación de aquellas fotos similares – aunque sean de otros autores – que fueron tomadas en ese u otro año.
Esta es solo una de las 170.000 fotografías documentadas en el proyecto Photogrammar que desde 2010 impulsan siete profesores de la Universidad de Yale (Estados Unidos). Los investigadores que trabajan en la iniciativa desde hace años – Laura Wexler, Taylor Arnold, Lauren Tilton, Stacey Maples, Peter Leonard, Ken Panko y Trip Kirkpatrick – se dedican a diferentes ámbitos de conocimiento: desde las humanidades a la historia pasando por la estadística, la informática, la visualización, la biblioteconomía y la tecnología. Todos ellos necesarios para un proyecto de esta envergadura.
Photogrammar es un trabajo sólido apoyado por la Administración de Seguridad Agrícola y de la Oficina de Información de Guerra (FSA-OWI) de Estados Unidos que nace con el objetivo – de cara al exterior - de documentar la vida diaria de los estadounidenses entre 1935 y 1945, una etapa que marcó sus vidas por los efectos de la Gran Depresión y de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo obras se centran en documentar la política del presidente Franklin D. Roosevelt y los programas que impulsó para transformar al economía estadounidense, para salir de la Gran Depresión, y para ayudar al sector campesino más pobre de Estados Unidos. Un sector que tuvo que desplazarse por la crisis y a quien el mandatario proporcionó tierras viables y préstamos de bajo interés para ayudarles a rehacer sus vidas.
Fue en 1937 cuando el archivo fotográfico comenzó a recopilarse de forma seria, con una clara intención política: que nadie olvidara las decisiones presidenciales “de socorro” de aquella época. Al mismo tiempo, fue un trabajo encargado por el propio gobierno por la necesidad de conseguir apoyo para el New Deal. Más tarde, cuando Estados Unidos entró en la contienda mundial, la propia Oficina de Información de Guerra se encargó de recopilar las fotografías del mismo periodo.
Así, la FSA-OWI produjo algunas de las imágenes más destacadas de la Gran Depresión y de la Segunda Guerra Mundial que hoy se han convertido en una biblioteca pública – inaccesible hasta el momento – en la que Photogrammar se apoya hoy para lanzar su proyecto.
Imágenes de relevantes fotógrafos de la época como Dorothea Lange, Walker Evans o Arthur Rothstein que “dieron forma a la cultura visual del momento histórico y contribuyeron a la memoria de América del Norte”. Fotógrafos que fueron enviados a los diferentes estados del país para dejar constancia de las acciones políticas – bondadosas - que más afectaban a la ciudadanía. Antes de ser bautizada como FSA-OWI, la colección fue conocida a nivel nacional como “el archivo”, dada su importancia histórica.
Una web visible y organizada
En la actualidad, la plataforma está basada en una web que nace para “dar visibilidad y descubrir el trabajo fotográfico de aquellos años”, y como una forma de dejar constancia de él para que cualquier persona pueda utilizarlo como instrumento de documentación histórica, explica Lauren Tilton a HojaDeRouter.com. Hasta llegar a crear una herramienta de documentación y periodismo de datos con gran trabajo detrás.
De las 170.000 fotografías, nueve decenas de miles – las que tenían información geográfica - están insertadas en un mapa para que los usuarios que quieran documentarse puedan hacerlo según las zonas de forma sencilla: solo hay que pinchar en cada área del mapa para encontrar los archivos correspondientes a ella. También puede hacerse una búsqueda según el año y según el fotógrafo (a elegir entre quince).
Hasta 1942, las fotografías que formaban parte de la colección estaban desorganizadas. Fue uno de los miembros de la FSA-OWI, Paul Vanderbilt, quien desarrolló un sistema de clasificación por etiquetas y número de lote. Un trabajo al que contribuyó de forma considerable la Biblioteca del Congreso – en cuanto a mantenimiento y catalogación de las seis colecciones que conforman la obra - y que fue posteriormente utilizado por el proyecto actual.
Vanderbilt dividió las fotografías según el tipo de población, si se referían a guerra, si hablaban de religión, de medicina, de salud, de actividades intelectuales, de cuestiones de tierra, transporte, etc. Categorías, a su vez, divididas en subcategorías. Así, por ejemplo, la referente a temas intelectuales se dividía en decenas de secciones como educación, periódicos, ciencia y desarrollo, arte, museos, publicidad…
Y así hemos llegado hasta las fotos de los periódicos de la época:
Incluso están desarrollando una infografía interactiva que aún está en desarrollo – aunque California ya está disponible -, en la que puede verse un mapa del estado dividido por zonas. El usuario puede hacer clic en cada una de ellas para acceder a las fotografías correspondientes a ese periodo, todas con abundante información sobre lo que las rodea.
¿Por qué mapear las fotografías? “Porque lo más difícil era ser creativo y transformar los datos y metadatos en algo atractivo”, explica Tilton. Todo comenzó durante un curso impartido por el profesor Wexler, que estaba utilizando el archivo FSA-OWI para sus clases y pensó que podría ser aprovechado por más gente. Wexler, Taylor Arnold y Tilton desarrollaron un prototipo de mapa que recibió ayuda del Fondo Nacional de la Oficina de Humanidades Digitales.
Sin embargo, utilizarlo en bruto podía resultar difícil y ya había otros proyectos similares que habían recurrido a la cartografía interactiva para mostrar obras fotográficas: era algo sencillo, muy visual y podría resultar atractivo para los usuarios. Podía convertirse en un laboratorio que arrojaba nueva luz sobre un archivo casi sepultado por el desconocimiento.
A día de hoy, el FSA-OWI es un archivo nacional utilizado y venerado por algunos de los fotógrafos documentalistas “más importantes del siglo XX”, explica a este medio Tilton. Por otro lado, se ha convertido en un instrumento esencial porque la mayor parte de sus fotografías son de dominio público y pueden ser utilizadas de forma libre. Esto es importante, teniendo en cuenta que “las leyes de copyright de Estados Unidos hacen muy difícil trabajar con material fotográfico y visual”.
Es por eso que se ha convertido en un trabajo de documentación y periodismo de datos que, según Tilton, proporciona “nuevas formas de acceder y explorar la historia y abre nuevos interrogantes sobre el pasado que a menudo sigue resonando en nuestro presente”. Ahora la investigación continúa y la web integrará muy pronto una sección dedicada a 17.000 fotografías a color.
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Las fotografías utilizadas en este artículo son propiedad de Photogrammar.yale.eduPhotogrammar.yale.edu