Crisis 'youtuber' en España: “Me da pena ver cómo se convierte en la televisión”
Apenas superan los veinte años y ya han atravesado una seria crisis existencial en lo que a su recién nacida faceta laboral se refiere. Alcanzaron la fama en un abrir y cerrar de ojos y ahora no están cómodos con lo que hacen. Todo va muy rápido y reconocen que tanta velocidad les asusta. Son ‘youtubers’ y no están a gusto en supuesto hogar, YouTube.
En los últimos meses, han sido varios los jóvenes creadores españoles de la plataforma de vídeo de Google que han confesado abiertamente no sentirse cómodos con lo que están haciendo. Los vídeos que publican han dejado de llenarles. Se han aburrido. Lo reconocen, claro está, a través de su forma de expresión predilecta:
Juanmasaurus tiene 21 años y cerca de 220.000 suscriptores. En su caso, “fue como una crisis creativa, por así decirlo”, explica a HojaDeRouter.com. Admite que, hasta hace un mes, se estaba planteando cerrar su canal, pero sus seguidores pueden respirar aliviados: “Luego haces una lista de los pros y los contras, miras todo lo que has vivido en YouTube, todos los amigos que tienes ahora y lo bueno siempre supera lo malo”.
En sus últimos vídeos, Juanmasaurus y otros ‘youtubers’ españoles venían recurriendo a retos o ‘challenges’ con los que atraer a la audiencia sin un excesivo esfuerzo por su parte. Un preservativo lleno de agua en la cabeza, un concurso para ver quién imita mejor otros acentos o una degustación de dulces de lejanos países ante las cámaras para grabar la reacción. Se trata, en definitiva, de la repetición de ideas poco novedosas con las que los clics están asegurados pero la originalidad brilla por su ausencia.
Si el periodismo se ha convertido para muchos en una fábrica de titulares sensacionalistas pensados para Facebook y la televisión en una sucesión de ‘realities’ que enganchan a millones de espectadores, los canales de muchos ‘youtubers’ españoles se estaban transformado en máquinas de vídeos fáciles para cazar clics. Ahora, algunos se han dado cuenta y quieren dar marcha atrás. “Me da mucha pena ver cómo YouTube, que tiene un potencial tan grande, se pierde y se convierte en la televisión, que es de lo que huíamos en su día”, explica Terafobia, otra creadora que, con más de 60.000 suscriptores, ha sabido ver también esta peculiar debacle de la comunidad ‘youtuber’ patria.
Igual que ella, son muchos los protagonistas de esta crisis que observan cierto parecido entre lo que está sucediendo en YouTube y la llamada telebasura. Es también el caso de Mark Miller. Con 21 años, este joven de pelo azul y con más de 230.000 suscriptores en su canal explica que no es solo responsabilidad de los ‘youtubers’, “sino también de los suscriptores, porque cada vez que entran a un vídeo están votando lo que quieren ver”. Entonces, “¿hay que escucharles?”, se pregunta.
No todos creen que la responsabilidad sea compartida. Para Gominuke, el problema de algunos de sus compañeros de oficio es que “se frustran pensando que es culpa de la audiencia, cuando no es el caso. Simplemente hay gente que te sigue por tu personalidad y no por tus planos, y es algo que la gente tiene que entender”.
Encontrar el difícil equilibrio entre los contenidos que más gustan a los suscriptores y lo que de verdad hace que un creador esté a gusto grabándose a diario parece ser la clave para acabar con esta crisis.
¿Qué nos ha pasado?
Hay varios factores que pueden explicar esta espiral de desgana que parece reinar en la vertiente española de YouTube. El más evidente es que muchos ‘youtubers’ han hecho de la plataforma su forma de vida. Depender de esos ingresos hace que algunos creadores sigan el camino más fácil para asegurarse unas cifras mensuales.
Según Terafobia, el resumen de la situación es bien sencillo: “Creo que nos hemos acomodado. Mucho. Nos empieza a costar salir de los formatos de siempre porque nos hemos dado cuenta de que funcionan”.
Así es como los jóvenes españoles que han hecho de YouTube su sustento se han topado con una realidad que no resulta fácil digerir: la originalidad no es lo primero que se tiene en cuenta a la hora de consumir cualquier tipo de contenido. “Hay muchísimos ‘youtubers’ buenísimos con muy poca repercusión, y me da rabia porque hacen un contenido buenísimo”, se lamenta Miller. “No tienen tanta repercusión como otros y luego hay ‘youtubers’ que triunfan cuando su originalidad deja bastante que desear”.
Otro factor que podría haber influido en este clima derrotista es que muchos de los creadores, con el tiempo, han terminado siendo amigos. Comparten mucho más que su lugar virtual de trabajo. “Quizás también nos hemos influenciado un poco entre unos y otros, pero al final el problema estaba ahí”, confiesa Juanmasaurus. Tras cuatro años en YouTube, este joven pasó algo más de un mes sin subir vídeos por culpa de esta crisis.
No era la primera vez que sufría anímicamente por culpa de la plataforma de vídeo de Google. Ya le sucedió en los comienzos, cuando se dio cuenta de que estaba arrasando en internet. “De un mes para otro tenía el doble de interacción en redes sociales y en YouTube el doble de visitas. Me chocó y la verdad es que estuve bastante de bajón, porque no sabía lo que quería hacer”, recuerda.
Los ‘youtubers’ consultados coinciden en al menos una cosa: deben mentalizarse de que probar formatos nuevos es imprescindible, incluso si conlleva perder visitas. “Damos por hecho que esas fórmulas [las antiguas] siempre van a funcionar, y sin embargo están quemadas”, afirma Terafobia. Eso no quiere decir que todo el mundo vaya a ser capaz de adaptarse a un nuevo YouTube en el que se combinen las exigencias del público con la satisfacción de los autores.
“Mucha gente en el panorama ‘youtuber’ no sabe hacer otra cosa. Ese es el problema”, afirma la joven creadora. “Sintiéndolo mucho, esas personas que no son capaces de crear contenido nuevo quizás no deban estar en lo alto de la comunidad”.