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¿Puede un tuit ser poesía? ¿Y un 'meme'? La lírica rejuvenece en internet

Publicación en la plataforma Newhive

Lucía Caballero

“¿Qué es poesía?”, se preguntaba Gustavo Adolfo Bécquer en uno de sus poemas más famosos. Hoy, el escritor no tendría tan clara la respuesta. Para leer poesía en el siglo XVIII hacía falta sostener un libro, pero ya no es necesario pasar páginas de papel, tampoco electrónicas. Basta con adentrarse en las profundidades de Twitter, de Tumblr, de Blogger o en otras plataformas donde los autores dan a conocer sus obras.

En algunas solo hay líneas de palabras, pero otras creaciones se convierten en auténticos 'collages' de imágenes, vídeos y demás efectos visuales que cobran importancia frente a la escritura. Los jóvenes artistas no se limitan a rellenar diarios y cuadernos. La red es un escaparate y un altavoz que merece la pena aprovechar.

“Toda la literatura ha sufrido una eclosión en internet, pero particularmente la poesía, con la proliferación de blogs y la comunicación en redes sociales”, asegura Rafael Jurado, director de la empresa de promoción cultural El Dispensario y responsable de Anónimos. El equipo presentó el proyecto en 2007 a Cosmopoética, el festival internacional de poesía de Córdoba, que ya va por su undécima edición. Al principio no tenía nada que ver con el mundo digital: Anónimos organizaba talleres donde escritores nóveles presentaban sus trabajos a algún poeta consagrado, que los revisaba y les aconsejaba sobre las composiciones. Se seleccionaban algunas, que eran publicadas en folletos y carteles repartidos por la ciudad.

Después de 13 ediciones y un par de años de descanso, decidieron retomarlo a petición de los organizadores del festival. Pero cambiaron de estrategia: los participantes debían enviar los poemas y versos a través de correo electrónico o publicarlos en el perfil de redes sociales del proyecto. “Reconvertimos totalmente la iniciativa y la llamamos Anónimos 2.0”, explica Jurado. Se han celebrado tres ediciones, la última (la 2.2) acabó a finales de septiembre. “Este año también hemos incluido la poesía visual a través de Instagram”, añade.

Anónimos no es solo un certamen de poesía. A su alrededor ha surgido una comunidad de adeptos que se comunican a través de las herramientas que brinda la Red. Se conocen, intercambian recomendaciones e ideas y muchos inician proyectos juntos. Cada año celebran una reunión en Cosmopoética para hablar sobre los poemas seleccionados por un comité y recogidos en un libro. En el acto se ven las caras, charlan y establecen por fin contacto directo. “Viene gente de Madrid, de Bilbao, de Santander, de todas partes de España”, señala el responsable.

Según Laura Borrás, la poesía en formato digital no es del todo nueva. “Los poetas llevan años explorando las posibilidades literarias de las herramientas digitales, que abren un enorme abanico de exploración, de búsqueda de nuevos lenguajes expresivos”, apunta la directora del grupo de investigación sobre literatura y tecnologías Hermeneia.

Las obras que solo pueden consumirse en este ámbito se engloban dentro de la poesía digital o 'e-poetry', en la que una de las primeras tendencias fue el uso de hipertexto o enlaces. En España, el primer poemario en este formato fue 'Intermínimos de Navegación Poética', de Ramón Dachs. “Son versos que explotan, que hay que perseguir, que se desvanecen, que ofrecen lecturas no previstas inicialmente”, explica Borrás. En su inicio eran obras marginales, experimentales que, según la experta, siguen siendo grandes desconocidas para el gran público.

Blogs, mensajes y ‘hangouts’

El movimiento se ha extendido en cierta manera gracias a la Red, en especial entre autores jóvenes como los que participan en Anónimos. “Hay muchos poetas que se están haciendo un hueco, forman parte de una generación para la que internet es algo común desde su infancia, es su medio natural”, prosigue. Vaya si los hay.

“Todo empieza cuando te metes en internet, escribes, y encuentras a alguien que difunde tu trabajo y el de otras personas”, cuenta Annie Costello (1992), tras la última charla del evento Milnovecientos Violeta. La iniciativa de La Casa Encendida reunió los pasados 16 y 17 de octubre a escritores, profesionales del mundo editorial y amantes de la poesía para hablar de la relación entre la literatura en internet, y de esas nuevas generaciones.

Costello se abrió un blog, después pasó a Flickr y empezó a conocer a gente que, como ella, utilizaba la red para plasmar sus trabajos. “Internet es muy pequeño”, afirma. No se considera poeta y no escribe para publicar. “La gente me pregunta por qué no publico un libro, pero les digo que tampoco es para tanto”. Le basta con que le lean sus seguidores. “Nunca me hubiera imaginado que a alguien le haría ilusión conocerme porque le gusta lo que escribo”, asegura.

Rosa Berbel (1997) es otra de las participantes en la reunión. “Yo empecé un poco por casualidad y llevo poco tiempo haciendo poesía”, asegura. Y continúa: “Le mandé un poema a Luna, lo publicó y a partir de ahí fui conociendo gente y participando en diferentes proyectos”. Berbel habla de Luna Miguel, una joven escritora, periodista e impulsora de Los Perros Románticos, una iniciativa que sirve como escaparate y punto de encuentro para autores nóveles de todo el mundo hispanohablante.

La idea surgió este verano, cuando ella y dos amigos (Kevin Castro y Didier Andrés Castro) hicieron un Hangout en Google al que bautizaron así, como homenaje al autor Roberto Bolaño. “Era un encuentro entre poetas jóvenes. Como no podemos hacerlo en persona porque nos separan miles de kilómetros, lo hicimos a través de la Red”, explica Miguel. Después, abrieron un grupo en Facebook en el que ya son más de 700. “El proyecto se basa en ‘alt lit gossip’, una plataforma estadounidense pionera en lo que se conoce como Alt Lit, donde los autores comparten sus blogs, discuten sobre literatura, comparten 'memes', vídeos...”

En internet, las fronteras de la poesía se han difuminado y los versos tradicionales cobran distintas formas. “Ha cambiado la libertad de composición y el lenguaje que se utiliza”, opina Jurado. Pone como ejemplo los tuits poéticos o ‘poetuits’. “Mucha gente tiene una cuenta en Twitter donde escribe frases, versos sueltos y son personas reconocidas”, explica por su parte Costello. “Pueden incluso publicar un libro con ello”, añade.

La poesía ha encontrado en el minimalismo de Twitter una condensación muy cercana a los 'haikus', incluso a una lógica muy de aforismos, de epifanía”, apunta Borrás. Y vuelve a hacer alusión al arte japonés cuando habla de poemas escuetos, acompañados de imágenes o ilustraciones, “casi como si fueran haigas”.

Una difusión rápida y efectiva

Para el director creativo de El Dispensario, otra de las claves es la inmediatez, una ventaja que también quieren aprovechar los autores experimentados. “Hay poetas con cierto nombre y larga trayectoria que optan por publicar más en blogs, en redes sociales, que en papel, es una tendencia imparable”. Una tendencia que no considera perjudicial para el papel, solo un cambio de formato. Al final, lo que busca cualquier poeta, independientemente de la edad, es dar a conocer su obra.

Instagram y Tumblr están entre las redes sociales más utilizadas. Otros autores diseñan sus propios libros en formato PDF y los suben a plataformas como Scribd. Miguel pone distintos ejemplos de la variedad creativa que ofrece la Red. “Algunos autores hacen vídeos recitando versos y los suben a Vimeo; otros utilizan Newhive, una nueva plataforma, donde muestran sus poemas y 'memes'”. Porque la poesía, por inverosímil que resulte, puede transmitirse a través de 'memes' “Sentimientos como la tristeza, melancolía, pueden reducirse a un 'meme' actual”, aclara la joven.

“Es enriquecedor y anima mucho, porque te das cuenta de que no estás solo”, asegura Miguel. Cree que movimientos de este tipo son el reflejo del resurgimiento de un género que había quedado bastante olvidado, sobre todo entre el público joven. “Su difusión es más fácil en redes como esta”, añade.

Al otro lado están los lectores, que también tienen que cambiar de perspectiva. “Las formas de lectura han cambiado”, asegura Jurado. Como ocurre con la escritura, no se parecen demasiado a los métodos tradicionales, tampoco a los electrónicos. Las páginas que ahora se pasan son web. Pero la transformación no implica un empeoramiento, solo una manera diferente de enfrentarse al texto.

“Se produce una interacción muy directa con el lector, que puede convertirse casi en un ‘escrilector’, que contribuye a la obra”, indica Borrás. En muchas ocasiones, el texto pasa a ser una programación, una posibilidad, que el lector puede o no ejecutar. La experta considera que los libros electrónicos solo reproducen la misma experiencia que los impresos y en cambio en un ordenador, en un iPad, en un ‘smartphone’, las posibilidades aumentan.

“El resultado resultar muy perturbador para algunas personas y muy estimulante para otras”, recalca. Pero, en su opinión, la controversia es parte de los movimientos más atrevidos. “Cuando aparece algo nuevo siempre surge la pregunta: ‘¿pero esto es literatura?”. Lo que al principio es totalmente rompedor y revolucionario, suele acabar por normalizarse.





mi última actualización

no incluía

empatía

lo siento

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Las fronteras se han difuminado, pero toda expansión tiene un límite. “No todo es poesía”, afirma Jurado. Y continúa: “El hecho de que lances un verso en Twitter no quiere decir que sea un composición poética, no todo puede catalogarse así”. Asegura que lo primordial es la calidad y la frescura. “Si un verso corto te provoca algún sentimiento es válido, si no lo consigue; si es una frase hecha, intrascendente o muy vista, lo desechamos rápido”, concluye.

Borrás tampoco cree que todo valga, pero admite que es complicado juzgar y discernir entre la ingente cantidad de tendencias que están surgiendo y que puedes encontrar en la Red. ¿Qué es poesía? Ahora, ya puedes buscar la respuesta en internet.

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Las imágenes de este reportaje son propiedad, por orden de aparición, de Oscvr, El Dispensario, Annie Costello y Alex Pena/Capibara e-books

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