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Que no te engañen 'Los Becarios': entrar en Silicon Valley no es un juego

Billy y Nick, protagonistas de la película 'Los Becarios' (Foto: The Internship)

José Luis Avilés

Imagínate que después de dos horas encerrado en la oficina trabajando a un ritmo frenético decides salir a dar una vuelta en bicicleta por los jardines del campus. En tu ruta, de repente, se cruza esa chica o ese chico con el que no te importaría nada tomar un café a solas. Obviamente haces un alto en el camino para charlar con él/ella. Luego te asaltan las dudas entre si ir a darte un masaje o a jugar al billar, o tal vez a disfrutar de una siesta... Como eres un indeciso/a, optas por hacerlo todo. Eso sí, cuando tus neuronas han decidido volver a su sitio, regresas para continuar con tu tarea. Sería una quimera pero, ¿y si además fuese tan sencillo acceder como nos muestran Billy (Vince Vaughn) y Nick (Owen Wilson) en la película ‘Los Becarios’? Pues, como dicen en el film, “¡menudo verano!”, ¿verdad?

Disfrutar de toda la comida que hay en la cafetería del campus completamente gratis, jugar al voley-playa en horas de trabajo, que empleados de la compañía laven tu ropa por ti sin ningún coste... Pese a no tener ni los más básicos conocimientos informáticos, estos dos tipos consiguen acceder a todo estos lujos laborales a través del programa de becas que cada verano concede Google a jóvenes universitarios, para así descubrir nuevos talentos con la 'googliness' (o 'googleza', como se ha traducido en la película) necesaria para engrosar sus filas. Aunque viendo la película todo resulta sumamente sencillo... Parece como si el tipo más patán del planeta Tierra pudiera aprender a programar en lenguaje HTML5 de la noche a la mañana y sin apenas esfuerzo. Casi por arte de magia. Como si alguien que a día de hoy no conoce Instagram pudiera conseguir empleo en una de las compañías llamada a seguir revolucionando el mundo de la tecnología.

Pues bien, siento decirte que no es así. Si conoces a alguien que haya visto la película y haya hecho las maletas para probar suerte en Silicon Valley, pensando que es posible detectar un archivo infectado en la inmensa base de datos de Google sin tocar un ordenador, trata de disuadirlo por todos los medios. Porque visitar la ciudad de San Francisco y la costa oeste de los Estados Unidos puede ser genial, pero pasar el proceso de selección de becarios no resulta tan divertido y fácil como nos lo puedan hacer creer Vaughn y Wilson a golpe de humor.

En esta ocasión, la realidad poco o nada se parece a la ficción. Por eso, si tu sueño es hacerte un hueco en una de las empresas que operan en la Meca de la tecnología, más allá de embaucar a tus entrevistadores con tus artimañas de experto 'vendehumos', habrás de aunar buenas dosis de optimismo y conocimientos porque el objetivo que te has marcado no es precisamente sencillo.

Gigantes tecnológicos Vs. Start-ups

Para empezar, y aunque la publicidad encubierta de Google en la película te haya cegado, tus esfuerzos tendrán que centrarse no solo en los gigantes tecnológicos sino también en aquellas start-ups que nacieron con la intención de hacerse hueco entre los grandes. Por ello, aunque las compañías de Mark Zuckerberg, Sergey Brin o Tim Cook encabezarán la lista de preferencias de los aspirantes a estrellas en el mundo de la tecnología, no habrán de arrojar la toalla en caso de que estas opciones fallen. Siempre quedarán aquellas otras empresas de menos renombre en las que, sin lugar a duda, aprenderán a base de despertar sus talentos más ocultos.

Así, tal y como cuentan antiguos becarios, los candidatos tendrán que articular un modus operandi perfectamente orquestado en función de si nuestras miras se centran en acceder a un mastodonte de la tecnología o a desenvolvernos en una compañía que aspira a serlo. Y es que, mientras en los primeros existen multitud de departamentos con tareas claramente diferenciadas, donde los trabajadores conocen de forma exacta cuáles son sus cometidos, en las start-ups más allá de programar o desarrollar una campaña de marketing, puede haber días en los que tengan que combinar ambas y, como si fuera un premio, diseñar el nuevo proyecto de la compañía.

De esta forma, mientras en Google los becarios que consiguen acceder a un puesto se centrarán única y exclusivamente en aquellas tareas para las que han sido contratados, en las pequeñas empresas el protagonismo de los nuevos será mayor ya que tendrán más margen de maniobra. Eso sí, también a la hora de pifiarla... Aunque como cuenta Tess Rinearson, un fallo garrafal en una compañía del tamaño de la desarrolladora de videojuegos Valve puede ser recordada por los jefes como una simple anécdota.

Pero más allá de lo que puedas aportar a la empresa, es importante entender lo que la empresa espera de ti. Es por ello que, como apuntan antiguos becarios y duchos en la materia, si bien las grandes tecnológicas se decantan por estudiantes que rápidamente puedan adquirir las aptitudes que el resto de su plantilla, las pequeñas y medianas, pese a no contar con los recursos que sus mayores, prefieren apostar por candidatos que les reporten resultados a largo plazo: desarrolladores, estudiantes de marketing o diseñadores con ganas de absorber todos los conocimientos que pululen por la oficina y aquellos otros que surjan de ellos mismos.

Prepárate para el reto

Pero si un estudiante universitario, o incluso de secundaria, quiere que los responsables de alguna de estas empresas le tenga en cuenta a la hora de otorgar las becas, no podrá dejar nada al azar. Es decir, tendrán que actuar de una forma totalmente distinta a como lo hicieron los protagonistas de 'Los Becarios' para tener una oportunidad en Google. Porque no vale con fingir estudiar física en una universidad a distancia. Es más, ni siquiera serán útiles los conocimientos en materia de marketing o algoritmos. Nadie le prestará atención si no acude a la cita con un currículum inmaculado.

Uno de los principales aspectos para estas empresas, y en lo que más inciden aquellos que tuvieron que pasar este proceso, es la participación, altruista o no, en proyectos independientes. Si anteriormente ha decidido montar por su cuenta y riesgo una web o alguna plataforma con sus amigos, sumará puntos de forma instantánea, ya que demostrará tener no solo conocimientos sino también la ambición necesaria para mejorar.

Más allá de esta importante cuestión, una vez más, las exigencias de las grandes compañías del sector tecnológico y las start-ups difieren en ciertos casos. Así, aunque en todas estas empresas valorarán los estudios académicos que cursan los candidatos, las pequeñas se decantan por aquellos candidatos a los que consideran capaces de asumir responsabilidades en escenarios diversos, al tiempo que adquieren nuevas aptitudes. A Facebook o Google eso no les interesa. Si suman a su equipo un nuevo diseñador, tan solo le van a pedir que participe a la hora de modelar sus nuevos proyectos.

Pero, como decía, todos estos matices han de quedar plasmados en un buen CV. Para desvelar las claves que ha de conocer todo universitario estadounidense que quiera acceder a una beca en una compañía tecnológica, tomaremos prestados los consejos de Gayle Laakmann McDowell al respecto. Los consejos de la fundadora de CareerCup son muy útiles si tenemos en cuenta que ella trabajó como ingeniero de software en Microsoft, Apple y Google. Según sus recomendaciones, antes de presentar tus credenciales ante cualquier empresa has de comprobar estas cinco cuestiones:

  • ¿Es tu currículum de una página? Si tan solo utilizas este espacio, haces alusión a las experiencias más destacadas de tu vida profesional. Si por el contrario optas por añadir más páginas, la calidad disminuye y toda tu experiencia se disipa.
  • ¿Son tus argumentos demasiado extensos? Ten en cuenta que quien revisa tu CV no lo lee, sino que se desliza sobre el mismo a lo largo de entre 15 y 30 segundos. En ese tiempo habrán de decidir si pasas de fase o no, por lo que pónselo fácil: se breve y asegúrate de que todas tus experiencias sean leídas.
  • ¿Explicas tus logros o tus responsabilidades en las empresas en las que estuviste? Ponte en la mente de la persona que vaya a leer tu currículum y, siempre que puedas, apunta que en tus anteriores cargos permitiste que la compañía ahorrase costes.
  • ¿Qué olvidaste mencionar? Olvida por completo aquellos aspectos que todo el mundo incluye en su currículum y ¡arriesga! Más allá de los requisitos imprescindibles, resulta conveniente que destaques aquellos aspectos que crees que pueden sorprender a la persona que lea tu CV.

En la entrevista está la clave

Si a un candidato le sobran fuerzas después de haber revisado una y mil veces su currículum, es que está preparado para trabajar allá donde se proponga. Aunque claro, aún le queda el reto más difícil, ya que la alegría de haber pasado a la siguiente fase dura un milisegundo. El tiempo suficiente para saber las ciento un millón de cosas que has de hacer de forma acertada durante la entrevista.

En este escenario, por extraño que parezca, la actitud de Billy y Nick en 'Los Becarios' nos puede resultar útil. No obstante, más vale dejar a un lado la ficción y atender a las palabras de Andrew Munn, cuyos consejos pueden servir a todo candidato. Este estudiante de ingeniería informática en la prestigiosa Universidad de Waterloo, en Canadá, en su tercer año había conseguido becas en Amazon y Google, e incluso en alguna que otra start-up. Pero no solo eso, sino que, como explica, también ha realizado entrevistas en empresas de la talla de Facebook, Microsoft, Zynga, Hulu o Qualcomm.

Si hay algo que destaca de su testimonio es que, más allá de las calificaciones obtenidas en la universidad, si algo se impone en las entrevistas es el 'don de gentes', el tratar de conectar con el entrevistador para demostrarle que en ti encontrará a la persona que está buscando, no solo por tus conocimientos sino porque sabes relacionarte con las personas. Este detalle cobra aún más importancia en el caso de las start-ups que, además de realizar entrevistas más exigentes, como bien explica Munn, buscan comprobar si esa persona encaja en el equipo que ha conseguido levantar la empresa. En el caso de las pequeñas y medianas empresas es sumamente importante conectar con lo que representa la compañía y demostrar que se posee la motivación y el liderazgo necesarios para unirse al grupo.

De este modo, mientras los gigantes tecnológicos cuentan con mayor margen de error, las start-ups, que tan solo pueden contar con un par de becarios, han de acertar de lleno. Pero ya sea en unas u otras empresas, lo cierto es que el objetivo de los entrevistadores no parece ser otro que el de poner a los candidatos en situaciones de máxima tensión para ver cómo reaccionan con un alto nivel de estrés. Es ahí cuando la experiencia se torna un grado y la sangre fría ha de templar los nervios para, aunque no se conozca la respuesta, poder acreditar que se domina la técnica para poder alcanzarla. Y todo ello sin preguntar si se ha acertado o no, porque, como explica este estudiante de Waterloo, eso nos llevaría a mostrar nuestro lado más débil.

Por todo ello, más allá de una vestimenta informal, hemos de encontrar la forma de agradar a la persona encargada del proceso de selección. Un buen consejo que arroja Andrew es que, si antes de finalizar la entrevista existe la opción de preguntar, el candidato pregunte a sus entrevistadores cuánto tiempo llevan en la empresa y si les gusta. Gracias a esto no solo se ganará la simpatía de ellos, sino que además conocerá la cultura de la que podría entrar a formar parte.

Tan solo eso...

Así de 'sencillo'. Si bien la historia de 'Los Becarios' parece desechar por completo todas las dificultades que puede entrañar el proceso, con empeño, esfuerzo y los conocimientos necesarios, todo estudiante universitario podría hacer el intento. Además, si tienes suerte y consigues acceder a una beca en una empresa de la talla de Google o Facebook, según cuentan, estará todo hecho, porque sus competidores comenzarán a pelearse por ti. Y no solo eso, porque lejos de los sueldos mínimos por los que han de luchar los becarios en otros sectores, aquí no pasarías penuria alguna, y podrías llegar a cobrar hasta 6.000 o 7.000 euros mensuales.

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