Noticias que se escuchan, se huelen y se sienten... Oculus Rift y la 'madre' del periodismo inmersivo
Caen las bombas sobre Alepo. Siria huele a pólvora, grita... ¿Puedes escucharlo? Escuchas el silencio hueco después de que las balas salgan disparadas de las metralletas. A tu alrededor la gente corre sin rumbo. Alguien ha caído justo delante de ti. Te acercas. No sabes qué hacer. Deberías ayudar. Ha sido alcanzado por un francotirador. Un grupo intenta transportarlo a lugar seguro, alejarlo del claro donde todos se encuentran en peligro. Tú también. Aunque nadie parece reparar en tu presencia...
Un segundo después el escenario cambia. Delante de ti, sobre un pequeño colchón, ocho niños, entre ellos algunos bebés de pocos meses, miran en tu dirección. Aún conservan la poca felicidad que el conflicto no les ha arrebatado. Una niña de ojos verdes sostiene un pedazo de shawarma y mira hacia la nada. Otro niño cruza sus brazos, sobre los que ha escrito en inglés y en árabe “Amo a Siria” para que nadie olvide que, a pesar de ser refugiado, lleva a su país en el corazón.
Todo está reconstruido, recreado, pero tú sabes que sigue siendo real. Te quitas las gafas y descubres que no puedes dejar de llorar. ¿Qué ha ocurrido? Te has adentrado en las profundidades del conflicto sirio, a pesar de estar a miles de kilómetros de allí, en tu casa. Ahora compartes su sentimiento de dolor, su suerte y hasta su esperanza. ¿Qué ha cambiado? La forma en que la información ha llegado hasta ti.
Nonny de la Peña es la responsable de que sientas empatía. Ella y su nuevo periodismo, su “periodismo inmersivo”. Si no sabes de qué se trata, te diremos que nació de la mano de las Oculus Rift, las innovadoras gafas de realidad virtual que son ahora propiedad de Facebook. La periodista está convencida de que este es el futuro.
¿Puede algo virtual ser real?
Lo que ves no es de carne y hueso, pero según Nonny de la Peña tampoco es necesario. En sus primeros proyectos, la periodista elabora reportajes sobre historias reales, pero siempre recreadas mediante animaciones. “Los vídeos con personas de verdad están en camino”, asegura. Practica el periodismo inmersivo gracias a una realidad virtual que se parece mucho a la de un videojuego, pero todo sigue una pauta, todo está estudiado para no alejarse ni un milímetro de la realidad.
“Todo el material que utilizo proviene del mundo real: la historia, los personajes, los edificios… Todo es exactamente cómo era en el lugar en el que ocurrió la escena”. Para entenderlo, necesitas unas gafas especiales que te hagan sentir que estás allí, donde la historia está ocurriendo. Además, Nonny no se limita a narrar cualquier suceso. Todos sus trabajos están relacionados con los derechos humanos, lo que hace que sus historias sean aún más “poderosas”.
Nonny de la Peña comenzó su carrera periodistica hace casi 22 años. Tiene experiencia y una reputación labrada en medios del prestigio de Newsweek o The New York Times, y había dedicado toda su vida al periodismo “tradicional” hasta hace siete años. Su filosofía de trabajo es sencilla: “las cosas cambian, tienes que aprender y estar abierto a nuevos retos”.
Su experiencia con la realidad virtual y su trabajo en el periodismo inmersivo comenzó con una beca en los Estados Unidos que la retó a hacer algo difícil en aquel momento: llevar reportajes periodísticos al mundo digital. Cumplida la meta, viajó a Barcelona, donde tuvo su primer contacto con el periodismo inmersivo. “Era la primera vez que hacía un reportaje visual y utilizaba unas gafas especiales para vivirlo”. Después de esa experiencia lo tuvo claro: no quería volver al periodismo tradicional.
El periodismo inmersivo trata de transportar al espectador al mismo escenario de la noticia, allí donde ocurre la historia. Para que sienta, huela, padezca... Se trata de recrearlo de la forma más realista posible a través de la realidad virtual.
La estrecha relación entre el periodismo inmersivo y las Oculus Rift
La periodista recuerda que para el primer reportaje de periodismo inmersivo que elaboró no contaba con recursos propios: “Lo hice con la ayuda de muchas donaciones y de gente desinteresada”. Fue allá por 2012. Por aquel entonces comenzó a trabajar en la Universidad de California junto a Palmer Luckey, el 'padre' de las gafas Oculus Rift, que son ahora propiedad de Facebook. “Él me hizo unas gafas para que las llevara conmigo a diferentes festivales”, rememora.
Todo sucedió muy rápido. Aquella escena se produjo en enero de 2012 y, en agosto, Palmer ya estaba lanzando un Kickstarter con el objetivo de recaudar 250.000 dólares para su proyecto. En septiembre ya había recibido 2.4 millones. Un año y medio después, Luckey acaba de vender su compañía a Facebook por 2.000 millones. Lo reconoce: ahora tiene mucho más respeto por su trabajo y sabe que el mundo está listo para enfrentarse a la realidad virtual.
Pero no solo existen las Oculus Rift. “Samsung ya está haciendo este tipo de gafas, Sony también, otras empresas independientes también”, explica la periodista. Y no es necesario utilizar gafas caras, “las Oculus Rift ahora mismo están en 300 dólares”. De hecho, De la Peña está empleando ahora mismo las típicas gafas que se usan en los cines Imax.
Mientras Palmer impulsaba su Kickstarter, De la Peña elaboraba un reportaje inmersivo sobre el asesinato de un hombre en la frontera de México. Trataba de reflejar la realidad de muchos inmigrantes que buscan una vida mejor en Estados Unidos, y cómo son recibidos en el supuesto 'país de las oportunidades'. También dirigió Project Siria, un documental sobre el conflicto que asola la nación árabe desde hace dos años; y ‘Hungry of the Angels’, otro documental en el que refleja la realidad cotidiana de los bancos de alimentos en Estados Unidos. Solo tres reportajes después, todo el mundo habla de la realidad virtual.
La periodista reconoce que, gracias a sus años de experiencia, nadie pone en duda la credibilidad de sus reportajes, aunque la impresión pueda ser otra en un primer momento y aunque, en cierto modo, las escenas parezcan dibujos. “No ocurre porque todo está sacado del momento concreto”. Debe ser por eso que, cada vez que presenta su trabajo, se forman colas de más de tres horas de gente que espera para verlo.
Periodismo inmersivo: ¿nos olvidamos de lo tradicional?
De la misma forma que la radio cambió los periódicos, y la televisión cambió a ambos medios a la hora de contar historias, la realidad virtual viene a ofrecer ahora nuevas plataformas de “hacer y decir” en periodismo. Un periodismo testigo de los hechos, con el que la audiencia no podrá pensar que el periodista ha desvirtuado lo ocurrido.
¿Sabes cuál es la reacción de la gente cuando ve estos reportajes? Llorar. “Esta es una máquina de empatía que mueve a la gente a reaccionar ante aquello que ve”, afirma De la Peña. La diferencia entre el periodismo de siempre y este es que el tradicional “mitifica la historia”. El inmersivo no lo hace, pero “sí te la acerca. Ahora la sientes, es parte de ti”.
Está totalmente convencida de que cada vez más periodistas seguirán este camino. Son muy pocos, de momento, pero cuando ella empezó no había nadie. “Con seguridad este es el futuro de hacer reportajes”.
¿Los medios querrán pagar este periodismo?
Nonny cree que las actuales compañías periodísticas en crisis no estarán dispuestas a pagar por esta forma de contar historias, pero nacerán otras nuevas dedicadas de forma exclusiva al periodismo inmersivo como es el caso de la que ella misma ha fundado, Virtual Pyedog.
“Esto se pagará”, asegura, porque algo que está escrito puede copiarse o modificarse fácilmente, pero no un documental de este tipo. De momento necesita tiempo, preparación, nuevas tecnologías y sobre todo inversión. Además, el periodista que se anima a trabajar de esta forma necesita la ayuda de un desarrollador o un ingeniero, incluso de un cámara que esté detrás para que los reportajes puedan ver la luz.
“Este ámbito está cambiando muy rápido, todo el mundo está poniendo dinero para hacer gafas adaptadas a estos reportajes y va a cambiar la forma en que la gente va a recibir la información”.
¿Los espectadores estarán dispuestos a meterse en medio de una guerra para sentir lo que ocurre? Bueno, “si alguien no quiere ver algo no lo va a ver”, pero De la Peña está convencida de que la mayor parte de la gente quiere presenciar y entender lo que está ocurriendo en su entorno, aunque ese entorno sea el escenario de un conflicto a miles de kilómetros de distancia.
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