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Aún quedaban 65 años para que YouTube naciera, pero una versión primitiva (y de pago) de la plataforma de vídeo pululaba ya en la década de los 40 por los bares estadounidenses. Su nombre era Panoram. Estas máquinas, fabricadas por varias empresas y repartidas por bares y boleras de Estados Unidos, proyectaban los llamados ‘soundies’: vídeos cortos (los más largos, de tres minutos) en formato 16 mm y, en su mayoría, musicales.
Al contrario de lo que sucede con YouTube, su éxito fue bastante efímero. No obstante, estos aparatos creados entre 1940 y 1946 podrían ser considerados los precursores de servicios tan famosos como la plataforma de vídeo propiedad de Google, Vine o incluso la televisión por cable.
Tal y como explican desde el archivo de cine y televisión de la Universidad de California en Los Ángeles, el contenido de una Panoram estaba compuesto por carretes de varios ‘soundies’ que empezaban a reproducirse tras introducir una moneda. “Ocho ‘soundies’ con variedad de actuaciones musicales eran generalmente empalmados en un carrete que se reproducía en un bucle continuo”, explican los expertos de este centro.
Durante aquellos años, en plena Segunda Guerra Mundial, los ‘soundies’ servían de entretenimiento para tratar de olvidar los avatares de la contienda. Sin embargo, fue precisamente la guerra la responsable de que solo se fabricaran unas 2.000 Panoram.
Las máquinas comenzaron a instalarse en enero de 1941, y a finales de ese mismo año Estados Unidos entraba en combate. Si por un lado la guerra fue el caldo de cultivo perfecto para que los ‘soundies’ tuvieran audiencia, por otro fue la causa de la desaparición de las Panoram: los materiales necesarios para fabricarlas y repararlas eran más necesarios en el frente.
No obstante, durante la primera mitad de la década de los 40, muchos encontraron en los ‘soundies’ una forma de llegar a la fama. Si Justin Bieber y Pablo Alborán saben lo que es probar al éxito gracias a YouTube, las Panoram lanzaron la carrera de artistas como Doris Day o el mexicano Ricardo Montalbán antes de que sus nombres fueran mundialmente conocidos.
Estos ‘vines’ de hace más de siete décadas también suponían una nueva oportunidad para algunas estrellas en decadencia y para aquellos que veían cómo el color de su piel les apartaba de los papeles protagonistas en las películas. Así, Dorothy Dandridge y el mismísimo Louis Armstrong fueron algunas de las estrellas afroamericanas que aprovecharon el hueco que les dejaba el mundo de los ‘soundies’.
Este hecho ayudó a que el jazz llegara a un público mucho mayor, pero en las Panoram en realidad había música para todos los gustos. “Con el fin de lograr la mayor difusión posible, cubrían toda la gama de estilos musicales, desde el country a música rusa, tenores cantando música popular irlandesa o canciones de swing”, explican desde la universidad estadounidense.
Más que música
Los ‘soundies’ no eran exclusivamente musicales. Además de estos primeros videoclips, aquellas máquinas llegaron a proyectar vídeos cómicos, ‘sketches’ e incluso mensajes patrióticos para levantar el ánimo de civiles y militares a través de vídeos como ‘When Hitler Kicks the Bucket’ (‘Cuando Hitler estire la pata’, en castellano).
Además, igual que en internet el porno es tan natural como la vida misma y las películas para adultos han formado parte de la oferta de la televisión por cable desde sus orígenes, en la década de los 40 los ‘soundies’ subiditos de tono eran el sustituto perfecto (y económico) de los ‘cabarés’.
Estriptis, espectáculos de burlesque y chicas en bañador bailaban en el interior de las Panoram, sirviendo así de reclamo para los militares que disfrutaban de un permiso y solo se podían permitir pagar diez centavos de dólar para contemplar mujeres ligeras de ropa.
Paradójicamente, YouTube permite disfrutar hoy de muchos de aquellos pequeños vídeos que podrían haber formado parte de la internet de los años 40. Al fin y al cabo, las Panoram ofrecían una variedad de contenidos semejante a la de la plataforma de vídeo de Google, las imágenes se reproducían en bucle como los ‘vines’ y de hoy, previo pago, se podía hasta disfrutar de imágenes con contenido erótico: la sal del día a día en la Red.
La guerra acabó y nadie volvió a interesarse por las Panoram, pero el formato de los ‘soundies’ no murió. Algo más de una década después, nació su descendiente directo: los Scopitones. Nacieron en Europa (los primeros fueron fabricados y comercializados en Francia) y, aunque estos aparatos lograron cruzar el charco, su éxito fue aún más efímero que el de sus predecesores.
Como principal innovación, los Scopitones ofrecían nada más y nada menos que vídeos en color. Sin embargo, el dinero puso a estas máquinas en su sitio: no eran rentables y desaparecieron. Tuvo que pasar el tiempo para que alguien recogiera el guante y reinventara los ‘soundies’. Alguien llamado internet.
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Las imágenes de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Wikimedia Commons (y 2) y UCLA
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