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La feria de los inventos imposibles donde Google conoció Earth y el coche inteligente

La última edición de Gadgetoff se celebró en 2009

Lucía Caballero

“Al principio nos reuníamos en casa de mi hermano, hasta que un día llevamos un submarino y su mujer dijo ‘hasta aquí”, cuenta a HojaDeRouter.com Daniel Dubno, un amante incondicional de la tecnología que ha convertido esta pasión en su modo de vida. Durante más de 30 años fue productor de televisión y asesor tecnológico en la cadena estadounidense CBS.

Ahora, Dubno colabora con diferentes instituciones científicas y se dedica por completo a su afición: “adoro la sensación de descubrir cosas nuevas, mostrárselas a la gente y que se sorprendan porque no las conocían”.

La historia del submarino tiene mucho que ver con este peculiar ‘hobby’. Dubno narra así los orígenes de un evento que, desde 2007, organiza en Nueva York junto a su hermano Mike: Gadgetoff, una feria de la tecnología a la que acuden desde ‘hackers’ como Paul Holman hasta multimillonarios del sector como Jeff Bezos o miembros de la CIA.

“No se trata de un congreso ni de reunir a grandes magnates para que cuenten sus hazañas. Es como una feria de ciencia para adultos”, indica Dubno. Se diferencia también de otros eventos en que no hay un tema concreto ni existe la posibilidad de asistir como oyente: todo el mundo debe participar y aportar algo nuevo, un proyecto, un dispositivo o una idea. “No puedes venir a mirar”, advierte el fundador.

Siguiendo con las excepciones, Gadgetoff no tiene periodicidad fija. Aunque se celebró anualmente entre 2004 y 2007, el último hasta la fecha tuvo lugar en 2009. En realidad ya existía antes de la primera edición oficial y de las sesiones en casa de Mike. Todo comenzó en un restaurante.

“Era una competición entre mi amigo Greg y yo en la que no parábamos de enseñarnos nuevos dispositivos hasta que llenábamos la mesa de cacharros”, recuerda Dubno. Greg Harper, por entonces consultor de tecnología para la firma Goldman Sachs, sostiene el tercer pilar de Gadgetoff.

Poco a poco se les unieron conocidos e invitados, hasta que el establecimiento se les quedó pequeño. “Pasamos de ser cuatro personas a más de una decena y tuvimos que trasladarnos a la casa de mi hermano, que es muy grande”, continúa el estadounidense. Allí se celebró la edición de 2004, con 27 asistentes entre los que se encontraba la ingeniera Helen Greiner, que presentó uno de los ingenios de la desaparecida iRobot.

Un año después, la cifra ascendió a 90 y los participantes salían a Central Park para probar un prototipo de Segway de la mano de su inventor, Dean Kamen. Dentro de la vivienda se decantaban más bien por el medio acuático: un submarino biplaza, destinado a fotografiar surfistas en Hawái, descansaba en el salón.

Las siguientes reuniones se celebraron en Governors Island y Nueva Jersey. En la de 2007, los asistentes pudieron admirar los primeros coches sin conductor, diseñados por Red Whittaker y Sebastian Thrun, que posteriormente desarrollaron la iniciativa en el seno de Google X.

Los vehículos autónomos no son el único proyecto que ha pasado por las manos de Dubno antes de acabar en las de Google. A finales de los 90, el exproductor de televisión descubrió la ‘startup’ Keyhole, cuyo 'software' permitía crear un mapa web de la Tierra a partir de imágenes de satélite, y contactó con algunas empresas que proporcionaban dichas fotografías.

En 2003, utilizó esta cartografía digital en las noticias de la CBS para hablar sobre la invasión de Irak por parte del ejército estadounidense. Poco tiempo después, mostró a Sergey Brin y Larry Page, cofundadores de Google, el potencial de la tecnología de Keyhole. A los de Mountain View les interesó tanto que la compraron. Gracias a aquel contacto nació Google Earth.

La caótica reunión siguió atrayendo a más y más fanáticos de la tecnología, inventores, científicos y ‘makers’ de todos los ámbitos. Para asistir a la última edición, había que coger un ferry y surcar la pequeña franja atlántica que separa Manhattan de Staten Island, donde se ubica el centro cultural Snug Harbor.

Reservado el derecho de admisión

“Nunca ha sido una cuestión de dinero, sino de pasarlo bien”, asegura Dubno. Jamás han tenido beneficios ni han perdido fondos, lo que no significa que nadie tuviera que poner de su bolsillo. Había que pagar las instalaciones, comidas y otras actividades de los participantes. ¿Quién financiaba todo aquello? “Cobrábamos a nuestros amigos ricos, mientras que dejábamos venir gratis a los que no tenían suficientes recursos”, continúa. Los regalos corrían a cuenta de los asistentes: “Mucha gente donaba tecnología para que el resto pudiera disfrutarla”.

El fundador del evento habla continuamente de “amigos” porque Gadgetoff nunca ha dejado de ser una reunión informal a la que, como ocurre en cualquier fiesta, los invitados pueden llevar nuevos asistentes. El requisito imprescindible para pasar la criba y conseguir una invitación es la creatividad: tener algo interesante y totalmente nuevo que mostrar.  

“Seleccionamos a la gente, aunque estamos muy abiertos a propuestas”, dice Dubno. Pocas veces se han arrepentido de invitar a alguien. “Si una persona resulta aburrida y no contribuye al entorno global, no vuelven al año siguiente”.

Otra de las finalidades de Gadgetoff es poner en contacto a profesionales de diferentes ámbitos para que conozcan otros puntos de vista e incluso comiencen proyectos juntos. “Resulta interesante, por ejemplo, reunir a gente en contra de los ‘hackers’ con los mismos ‘hackers'”, dice Dubno. “Todo el mundo se respeta mientras sus ideas sean interesantes. Les gusta conocerse y compartir ideas”.

En el festival hay sitio para estudiantes de instituto y miembros de la estadounidense agencia DARPA, que desarrolla tecnologías futuristas con fines militares. Las intervenciones duran tres minutos, independientemente de la procedencia, porque lo importante son las personas. “A veces los nombres se pierden dentro de una gran empresa, intentamos encontrar a quien tiene la creatividad para que comparta sus ideas ”, explica Dubno.

El impulsor del evento cree que hay muchas conferencias de tecnología aburridas. “Incluso yo me quedé dormido en una bastante famosa”, relata. Por el contrario, cuando te interesa lo que te rodea y estás involucrado, te mantienes atento constantemente “porque tienes cosas que enseñar y que aprender”.

Dubno asegura que la de 2009 no será la última reunión, aunque no sabe cuándo celebrarán la siguiente. “Sería genial tener un millón de dólares, pero prefiero tener cientos de amigos creativos que estén inventando el futuro”.

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Las imágenes de este reportaje son propiedad, por orden de aparición, de David Sifry, Eirik Solhein, Aaron Tang

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