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Los móviles y relojes modulares unen sus piezas gracias al 'crowdfunding'

PuzzlePhone, el 'smartphone' modular hispano-finlandés que estará disponible el año que viene

Cristina Sánchez

La pasión por combinar bloques de colores, la facilidad de sustituir aquella pieza que se rompió, el entusiasmo por modificar mi construcción sin que un tercero tenga que ayudarme... Si los Legos también son un juego de adultos, ¿por qué no trasladarlos al universo del 'hardware'? ¿Acaso no nos gustaría cambiar módulos de la correa de nuestro 'smartwatch' para decidir si queremos usarlo como GPS o como termómetro? ¿No agradecería nuestro bolsillo que pudiéramos colocar otra pantalla a nuestro móvil después de estamparlo contra el suelo?

Dos 'startups' europeas, la británica BlocksBlocks y la hispano-finlandensa PuzzlePhonePuzzlePhone, planean vender sus dispositivos modulares el año que viene. La primera ofrecerá ese personalizable reloj inteligente y la segunda, un 'smartphone' dividido en tres cómodas partes.

Mientras Google anunciaba el retraso y rediseño del Proyecto AraProyecto Ara, el teléfono con ocho módulos intercambiables del que supuestamente íbamos a disfrutar en 2015, estas dos compañías han recurrido al 'crowdfunding' para financiar sus dispositivos y conseguir el apoyo de los primeros 'geeks' amantes de Lego. ¿Conseguirán popularizar la tecnología modular sin contar con los gigantes?

EL 'CROWDFUNDING' PARA RECAUDAR FANS

Blocks ha comprobado recientemente que muchos entusiastas compartían su deseo de diseñar 'wearables' por piezas. Tan solo una hora después de ver la luz en Kickstarter, había logrado recaudar el objetivo de su campaña, 250.000 dólares (236.00 euros). En total, se han embolsado más de millón de medio y dólares (1,42 millones de euros) para financiar la fabricación de los primeros dispositivos, si bien todavía les falta producir y testar sus módulos.

Aunque los resultados sean más modestos que los de Pebble, la compañía de relojes inteligentes que batió el récord de recaudación en Kickstarterbatió el récord de recaudación en Kickstarter con 10 millones de dólares (casi 9 millones y medio de euros) tres años antes de la llegada del Apple Watch, sin duda demuestra que la revolución modular también llegará de la mano de los pequeños actores. Ahora bien, ¿es el micromecenazgo la mejor fórmula para buscar financiación?

“Se pueden lanzar 'crowdfundings', pero no sé si es el que invierte es consciente de los riesgos”, explica Alberto Belle, analista de IDC, a HojaDeRouter.com. A su juicio, los mecenas de una plataforma de financiación colectiva pueden no tener en cuenta que un dispositivo modular es una “inversión de alto riesgo”: requiere de un estricto control de la cadena de suministros, garantías y un completo servicio de atención al cliente. “¿Y si no funciona toda la vida? ¿Quién se hace responsable? ¿Y si un proveedor falla y te deja tirado?”, cuestiona este experto.

Alejandro Santacreu, fundador de PuzzlePhone, ha atado todo esos cabos antes de lanzar su propuesta en Indiegogo, en la que detalla que todos los terminales de su marca tendrán garantía y especifica quiénes son sus socios y proveedores. “Hemos tenido dos años de planificación y nos hemos asegurado toda la cadena de suministro”, asegura.

Tampoco su 'smartphone' es tan complejo como el del Proyecto Ara, por lo que el riesgo de no encontrar proveedores se reduce. Santacreu nunca pretendió reinventar la rueda, sino crear un dispositivo que se pudiera reparar separando el cerebro (el procesador y la cámara), el corazón (la batería) y la columna vertebral (pantalla LCD, altavoces y micrófono).

Nos queremos desmarcar de la modularidad hiperatomizada que va a solucionar respuestas muy de nicho. Nosotros no buscamos cambiar hasta la última pieza porque es todo ficticio”, defiende. Los desarrolladores pueden crear los módulos que deseen en una plataforma que aspira a convertirse en una tienda de aplicaciones de 'hardware'. Además, podrá replicarse en cualquier lugar del mundo, precisamente, porque los órganos del PuzzlePhone responden a los estándares.

Su campaña de 'crowdfunding' flexible (pueden quedarse con lo que recauden si no llegan a su objetivo de 250.000 dólares) será su único medio para sufragar la fabricación. La compañía ha contado con financiación pública para la investigación y el desarrollo, ya que la Unión Europea les ha concedido una ayuda de un millón de dólares dentro del Programa Horizonte 2020.

Grant4Com, una compañía que se encarga de comprobar la calidad de los dispositivos y que ha decidido convertirse en socio accionista, Haltian, una 'spin-off' de Nokia centrada en los dispositivos conectados, o Jolla, otra exitosa empresa creada por los extrabajadores del desaparecido gigante finlandés y que pretende integrar su sistema operativo Sailfish en los PuzzlePhones, son algunos de sus socios fuertes en Oulu, el Silicon Valley de Finlandia.

“Lo hacemos [el 'crowdfunding'] porque queremos realizar un 'market research', queremos entender la voz del usuario y sobre todo construir una base de usuarios que sean los 'early adopters'”, explica Santacreu. Eso sí, a ocho días de que cierre la campaña, solo han conseguido recaudar 106.000 dólares, el 43% de su objetivo. Así que ser relativamente independientes del 'crowdfunding' les posibilita seguir con su proyecto de móvil reparable. El propio Santacreu defiende que “cualquier empresa que quiera hacer un móvil con 50.00 euros es un engaño”.

El ejemplo de Fonkraft avala sus palabras. Hace unos meses, pedía solo 50.000 dólares por Indiegogo para desarrollar desde cero un 'smartphone' modular partiendo del Proyecto Ara. Una cifra irrisoria, como irrisoria era la cantidad por la que pensaban vender cada teléfono: 99 dólares (93 euros). A los tres días de su lanzamiento, Indiegogo cerró la campaña porque Fonkraft incumplía sus “estándares de confianza y seguridad”. En este momento, su página web oficial solo muestra un cartel de “volveremos pronto”.

“Si hubo juego sucio, no tiene nada que ver con la modularidad ni con las empresas en su conjunto”, defiende Tomas Halberstad, portavoz de Phonebloks, una iniciativa promovida por un diseñador holandés que ideó un teléfono modular para combatir la obsolescencia programada.

Phonebloks no vende dispositivos, sino que se ha convertido en una plataforma para conectar, inspirar y asesorar a las compañías que sí los están desarrollando. Por ello, en lugar de a una campaña de financiación colectiva, recurrieron hace dos años a una de 'crowdspeaking' en la plataforma Thunderclap. Casi un millón de personas difundieron en sus redes sociales la existencia de Phonebloks, una demostración de que los usuarios ansían alargar la vida de los dispositivos. “El 'crowdfunding' es excelente en todos los cambios de la industria o en disciplinas 'disruptivas', así que para la modularidad funciona”, opina Halberstad.

MÁS ALLÁ DEL SUEÑO MODULAR

Una modalidad diferente de 'crowdfunding' es la que ha promovido la también holandesa FairphoneFairphone, una firma que pretende promover una electrónica más justa. Utiliza minerales que no provienen de zonas de conflicto y trabaja con fábricas chinas que respetan las condiciones laborales de sus trabajadores para fabricar sus dispositivos.

Este verano, consiguió recaudar 9 millones de euros para transformar en realidad el Fairphone 2, la segunda versión de su móvil ético, para el que no han recurrido ni a donaciones ni a inversiones de capital riesgo. Tan solo lanzaron una campaña de micromecenazgo en su propia página web, en la que publican su distribución de costessu distribución de costes para que el comprador conozca por qué su teléfono cuesta 525 euros.

“A mucha gente le llama por motivos no solo de inversión, sino también personales. Entonces, te has acercado al consumidor con un criterio diferente a la inversión, y además es una empresa que apuesta por la transparencia total”, alaba Belle. Al igual que PuzzlePhone, la facilidad para reemplazar algunos componentes, que también vende por separadoque también vende por separado, es una de las grandes bazas del Fairphone 2. El portal iFixit, que evalúa precisamente la posibilidad de reparar los móviles, le acaba de otorgar una matrícula de honorle acaba de otorgar una matrícula de honor.

“Hay gente que lo compra porque empieza a querer comerse la 'vaquita' que ha sido bien criada”, ejemplifica Alejandro Santacreu, que está colaborando con Fairphone dentro del programa Horizonte 2020. En PuzzlePhone también están dando especial importancia a la calidad: desde el diseño hasta la fabricación y ensamblaje de las piezas se están realizando en la propia Finlandia. Prometen que sus teléfonos pueden durar hasta diez años, así que quieren unir los bloques de la mejor forma posible.

Pese a que las 'startups' estén liderando el movimiento modular, los gigantes también se han percatado de que nos encariñamos con el dispositivo que llevamos en nuestro bolsillo y queremos que sea capaz de sobrevivir a los golpes.

Motorola acaba de presentar el Moto X Phone, apodado “el 'smartphone' irrompible”, con un vídeo de promoción en el que aparece el presidente de la compañía, Rick Osterloh, dejando caer al suelo el iPhone 6S y el Samsung Galaxy S6 para demostrar su debilidad frente a su nueva creación. iFixit también ha comprobado que el iPhone 6S es resistente al aguaiPhone 6S es resistente al agua, un hecho que la compañía de la manzana mordida no había desvelado previamente y que podría estar relacionado con el lanzamiento de su programa de actualizaciones para el iPhone en Estados Unidos, que incluye reparaciones de 'hardware' y dos arreglos por daños accidentales.

Para Santacreu, ejemplos como estos prueban que, además de Google, otras reconocidas firmas también se han percatado de las nuevas tendencias. “Tienes que estar siempre mirando a tus competidores porque en realidad son tus mejores amigos”, explica. “Nosotros estamos contentísimos de que Blocks haya hecho un 'crowdfunding' sensacional: eso siempre es positivo y siempre nos ayuda a sensibilizar a la gente con diseños más racionales”.

Por el momento, la extraordinaria cifra recaudada en el 'crowdfunding' de Blocks ya ha demostrado que existe una comunidad de fans de los dispositivos que se montan como Legos, y el éxito de Fairphone deja patente que muchos se decantan ya por el filete ecológico de la tecnología. Ahora solo falta comprobar si esos peces pequeños consiguen tirar por sí solos del carro de la revolución modular o si les hace falta también el empujón de los grandes.

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Las imágenes son propiedad de Puzzlephone, Wikimedia Commons y Blocks

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