Pedaladas ecológicas
Cualquier ciudad de España, vista desde el cielo, parecería un torrente sanguíneo con miles o cientos de miles (si no millones) de células transportando de todo por las venas del organismo que sería la propia urbe. Los vecinos, los urbanitas necesitan que TODO llegue: los alimentos a las tiendas, los pedidos a los clientes, las personas a las citas... Y el rastro de este trasporte sin fin es una nube de combustible quemado que los propios ciudadanos se tienen que respirar. ¿Sería una mejora sustancial que, al menos una parte, de ese transporte no dejara residuos? Díganselo a sus pulmones.
Txita es una empresa donostiarra que ahorra a la atmósfera de su ciudad 13.000 toneladas de CO2 al repartir paquetes en bicicleta, o más bien, unos triciclos que no pasan desapercibidos. Y la frase que escoge su fundador, Gorka Matxinbarrena, es clara: “Queremos un beneficio para nuestra ciudad”. La empresa, nacida en 2006, distribuye paquetería de medio y pequeño tamaño en lo que los creadores llaman “sistema de última milla”, es decir, el tramo final del viaje que deben cubrir grandes grupos de mensajería. Cubren el último relevo una vez que se llega al mapa final del reparto. Son los capilares de esa red sanguínea. “Nos dimos cuenta de la cantidad de camiones que pasan por la ciudad llevando paquetes, si todos esos camiones salieran de las calles...” Un aire mucho más limpio. Y a eso se dedican en un proyecto ahora asesorado por Momentum Project (iniciativa apoyada por BBVA y Esade) para trasladar el modelo a otras localizaciones.
Gorka explica que pretenden “mejorar la calidad de vida de San Sebastián porque cuantos más paquetes se transporten en vehículos cien por cien sostenibles la ciudad tendrá menos ruido, menor polución y será más amigable.Eso permitirá también que, si lo hacemos bien, nadie diga en el futuro que hubo unos chiflados que intentaron llevar paquetes en bici y no fueron a ningún lado. Nosotros tenemos la responsabilidad de hacerlo bien para que nadie pueda decir eso sino todo lo contrario, que lo que hacemos en Txita sea incluso replicable”.
¿Lo es? Según su idea sí pero con los matices propios de la ciudad a la que se vaya. No es lo mismo, cuentan, una localidad pequeña o mediana que otras grandes como Madrid o Barcelona donde este sistema “tendría que hacerse por barrios” para traducir el modelo.
