Se buscan avalistas
Hace un año cuatro amigos empezaron a perfilar un proyecto para, como ellos dicen, hacer juntos lo que suelen hacer por separado. Todos proceden de diferentes ámbitos de la creación y difusión cultural y decidieron asociarse en Numax, una cooperativa de trabajo asociado sin ánimo de lucro. Su proyecto común consistía en construir un cine en Santiago de Compostela que proyectara películas en versión original, que tuviera una librería, un ambigú y que además contara con un estudio de diseño gráfico y producción audiovisual.
A medida que iban cerrando y concretando el proyecto, localizaron el local -un espacio de 190 m2 en el centro de la ciudad-, y vieron que necesitaban 300.000 euros para realizar la obra, equiparse y lograr abrir el negocio en la primavera de 2015. Entre los cuatro socios trabajadores y una socia colaboradora lograron reunir casi 55.600 euros. Y buscando donde podían encontrar más crédito localizaron a quien más se parecía a lo que estaban construyendo: Coop57, una cooperativa de servicios financieros que montaron en 1996 los trabajadores de la editorial Bruguera con las indemnizaciones que cobraron tras ganar el juicio por despido, y que cuyos préstamos “están basados en un exhaustivo estudio de viabilidad de cada proyecto”, como explican desde la cooperativa gallega.
Tras aprobar el proyecto de Numax, Coop57 propuso ofrecerles un crédito de 300.000 euros si conseguían un aval mancomunado, que quiere decir que son varias las personas que responden y comparten el riesgo del proyecto. Hasta ahora, la cooperativa gallega ya ha conseguido 225.000 euros con el apoyo de 113 avalistas. Pero aún necesitan 75.000 euros más por lo que han iniciado una campaña pública para pedir el apoyo de todos lo que quieran impulsar el proyecto.
Como señalan desde su propia página web, los avales pueden ser de entre 1.000 y 5.000 euros. Son de tipo personal y no patrimonial, y al ser mancomunados, cada persona que ofrece su apoyo solo responde por la cantidad con la que ha avalado. Este dinero se va reduciendo proporcionalmente a medida que los solicitantes, en este caso Numax, vayan devolviendo el préstamo. Los cooperativistas subrayan que el hecho de avalarles no supone ni la inmovilización del dinero, ni la entrega de un depósito ni mucho menos de un préstamo. Es un compromiso personal con Numax, que en caso de que se ejecutara el aval, las personas que hubieran apoyado responderían con su aval sobre la parte proporcional de la deuda que quedara por cancelar. A través de la página web de la cooperativa es posible descargar el formulario para convertirse en avalista.
“La verdad es que llegados casi a este punto casi ni contemplamos no poder iniciar todo”, explica Ramiro Ledo, uno de los cuatro cooperativistas trabajadores, junto a Irma Amado, Pablo Cayuela y Xosé Carlos Hidalgo. El pasado junio comenzaron la campaña de recogida de avales dentro de su círculo próximo y en menos de tres meses lograron reunir más de dos tercios del dinero que necesitan. Por ello, confían en la campaña pública para poder completar lo que les queda.
En el cine, según señalan, tienen previsto proyectar entre seis y ocho películas al mes en versión original. La programación variará entre los últimos estrenos “que hace tiempo que no se pueden ver en la ciudad”, clásicos en copias recién digitalizadas y proyecciones de cineastas que habitualmente quedan fuera de los circuitos de distribución habituales. La librería tendrá un espacio de 40m2 y ofrecerá selección de títulos, nacionales e internacionales, traducidos y en versión original, incluyendo los que tienen una distribución más restringida. En el laboratorio se producirá tanto obra gráfica y audiovisual de la propia Numax como de proyectos externos a la cooperativa.
Como explican los propios socios, con el proyecto quieren crear sus propios puestos de trabajo y al ser una entidad sin ánimo de lucro los beneficios se reinvertirán en la cooperativa. Lo que cobren por su trabajo tendrá un tope salarial de un 50% sobre convenio. Antes que ellos, puntualizan para explicar el origen de su nombre, estuvieron los trabajadores de la fábrica de electrodomésticos NUMAX, que tras dos años de huelgas, movilizaciones y autogestión decidieron financiar con la caja de resistencia una película que contara su experiencia, y que dirigió Joaquín Jordá.